El 27 de noviembre de 2014, un día después de que se cumplieran dos meses de la desaparición de 43 normalistas en Iguala, Enrique Peña Nieto anunció 10 acciones para “mejorar la seguridad, la justicia y el Estado de Derecho” en el país. Asimismo anunció la puesta en marcha de una estrategia “de desarrollo integral para reducir la pobreza, la marginación y la desigualdad en Chiapas, Guerrero y Oaxaca”.
Entre las principales medidas en materia de “desarrollo” se encuentran la puesta en marcha de un Programa Nacional de Infraestructura en el que destacan dos proyectos estratégicos: los gasoductos del Corredor Transístmico (de Salina Cruz a Tapachula y de Lázaro Cárdenas a Acapulco) y el establecimiento de tres Zonas Económicas Especiales (ZEE) la primera en el puerto Lázaro Cárdenas, abarcando municipios colindantes de Michoacán y Guerrero; la segunda en el Corredor Interoceánico de Tehuantepec: de Coatzacoalcos, Veracruz, a Salina Cruz, Oaxaca; y finalmente, en Puerto Chiapas, cerca de la frontera con Guatemala.
El 29 de septiembre de 2015 Peña Nieto presentó la Ley Federal de Zonas Económicas Especiales (ZEE) misma que para su elaboración contó con la colaboración del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial (BM) y la Universidad de Harvard.
Caracterizadas por el ejecutivo federal como “un área en la que se ofrece un marco regulatorio e incentivos especiales para atraer a empresas y generar empleos de calidad”, la ley de ZEE prevé:
Beneficios fiscales directos, tanto a la inversión como al empleo;
Un régimen aduanero especial;
Facilidades adicionales para el comercio exterior;
Un marco regulatorio que agilice la apertura de empresas;
Infraestructura suficiente y competitiva que asegure el abasto de energía y conectividad logística con el país y mercados internacionales;
Financiamientos a través de la Banca de Desarrollo;
Apoyos a la capacitación laboral y a los procesos de innovación tecnológica;
Planeación urbana y desarrollo ordenado de viviendas
Las propias páginas de los gobiernos federales (tanto el de 2012-2018 como el de 2018-2024) señalan que el objetivo de las ZEE es dar oportunidades al capital para reconstruir el territorio y reordenarlo, en lo que eufemísticamente se enuncia como que “sector privado será el protagonista fundamental”
Entre las acciones inmediatas que el Gobierno de Peña Nieto realizó para implementar las Zonas Económicas Especiales (ZEE), estuvo la creación de un Órgano Desconcentrado de la Secretaría de Hacienda, encargado de la fase de implementación de las ZEE. Este órgano contará con atribuciones de regulación, planeación y promoción. Lejos de desaparecerlo, el gobierno de López Obrador nombró como Jefe de la Autoridad Federal a Rafael Marín Mollinedo, operador político de Morena, quien además está a cargo del Corredor Tranístmico.
La continuidad neoliberal: de Peña Nieto a López Obrador
En un primero momento, el gobierno de López Obrador anunció simplemente la continuidad de las Zonas económicas Especiales. A finales de marzo de 2019 el gobierno de López Obrador anunció que estudia la posibilidad de modificar las Zonas Económicas Especiales de modo que se concentren en un número menor de zonas. Sin embargo, lo que no se cuestiona es el fondo de dichas ZEEs, sino que simplemente se busca encontrar la manera de “concentrar la inversión de capital”, de modo que los beneficios para los empresarios sean mayores.
En palabras del Jefe de la Autoridad Federal para las ZEEs , Marín Mollinedo: “Hay expertos que han venido a hablar de las Zonas Económicas Especiales, expertos del Banco Mundial, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que dicen que está bien establecer una zona económica especial, dos máximo, pero ya siete, pulverizas porque hay una empresa aquí, otra allá y no se concentra”( http://heraldodecoatzacoalcos.com.mx/nacional/58596-sepulta-hacienda-zonas-economicas.html). Es decir, se trata de ver la manera de garantizar que el capital obtenga las mayores ganancias, señalando como referente de la política económica al Banco Mundial, es decir, a los ideólogos del neoliberalismo. Apenas unos días antes, la III Asamblea Nacional del Congreso Nacional Indígena habñia denunciado: “En realidad, la autodenominada “Cuarta Transformación” inició con Miguel de la Madrid Hurtado, se profundizó con Carlos Salinas de Gortari, siguió su guerra de conquista con Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quezada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto; y ahora continúa con el proyecto transexenal de Andrés Manuel López Obrador y el Partido Movimiento de Regeneración Nacional.”
El Congreso Nacional Indígena, el Concejo Indígena de Gobierno y el Ejército Zapatista de Liberación Naciona han denunciado los planes, aún vigentes de Zonas Económicas Especiales para el sur y Oriente de México, como un intento más de llevar adelante el despojo y destrucción de sus territorios. En esta política económica, como en los “mega proyectos” del Tren Maya y el Corredor transístmico, solo ha habido una simulación de consulta por parte del gobierno de la cuarta transformación, mientras que el sentido de la política eocnómica no ha variado.
A inicios de abril de 2019, el gobieno de Andres Manuel López Obrador se debate sobre si cambiarle el nombre o no a la Zonas Económicas Especiales, pero sus funcionarios dejan pocas dudas sobre el hecho de que estas zonas, sean llamadas “libres, “francas” o especiales, se articulan con un proyecto más amplio de destrucción-despoblamiento /reconstrucción-reordenamiento (ver: https://www.eldictamen.mx/2019/04/nacional/tren-maya-traeria-beneficios-a-las-zonas-economicas-especiales/). Desde abajo, los pueblos indígenas de México leen así la guerra que significa la articulación de las Zonas Económicas Especiales y los desarrollos de infraestructura: “En los pueblos mayas de los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, los sitios sagrados se están arrebatando a las comunidades para acrecentar las ganancias de empresas turísticas trasnacionales; haciendo una guerra en la que el mismo tren que transportará los frutos de la agroindustria transgénica, llevará la carne de las mega granjas porcícolas que destruyen las aguas sagradas de los cenotes; el mismo que servirá para conectar a las zonas económicas especiales de Puerto Progreso y Campeche en la península, donde además imponen parques eólicos. Así mismo en los territorios indígenas de Tabasco y Chiapas, donde, además, esta guerra se hace red con los grupos represivos militares y paramilitares. Después, se hace una sola guerra con los megaproyectos desplegados en el territorio de los pueblos originarios del Istmo de Tehuantepec.”
Mientras tanto, el carácter engañoso de las consultas realizadas por el actual gobierno mexicano quedó expresada en las declaraciones de un funcionario de FONATUR al decir abiertamente: “El tren se va a hacer, perdonen si creían que veníamos a consultar para ver si el tren se hace o no”(http://www.cronica.com.mx/notas/2019/1114331.html), apenas unos días antes de que se realizase la simulación de la consulta sobre otro mega poryecto del capital, el corredor transístmico.
Con información de:
www.eleconomista.com.mx/opinion/Para-eso-estan-las-Zonas-Economicas-Especiales-20181129-0158.html