Desde hace más de un siglo México se ha caracterizado por ser un exportador de mano de obra a Estados Unidos: 98 por ciento de los mexicanos que viven en el extranjero están en ese país. México tiene 11 millones de ciudadanos fuera de sus fronteras, lo que representa poco más de una décima parte de sus habitantes. México es el principal exportador de mano de obra en América Latina y ocupa el segundo lugar a escala mundial, después de India. Al mismo tiempo, ocupa el segundo lugar mundial en cuanto a la recepción de remesas.
La migración tal como se vive en México hoy en día es, muchas veces, producto de la irrupción de flujos de capital que “liberan” mano de obra y obligan a los antiguos pobladores a emigrar, ya sea al interior del país o al extranjero, para sobrevivir después de ver su vida radicalmente trastocada. Veracruz, uno de los estados más poblados del país es un buen ejemplo de este proceso: hasta los años 90 el flujo de migrantes era relativamente restringido pero a partir de la firma del TLC, la migración creció más de 500 por ciento en tan sólo una década. Veracruz dejó de ser un estado fundamentalmente agrícola para ser un exportador de población. A este fenómeno tan conocido en México ahora hay que sumar el número de desplazados internos por la violencia extendida por todo el país.
Históricamente, los epicentros de migración hacia Estados Unidos se localizaban en los estados de Jalisco, Michoacán, Guanajuato y Zacatecas. Luego se integraron los estados del norte y, hace tan sólo un par de décadas, el centro y el sureste. Hoy en día la migración es un fenómeno de dimensión nacional. En el año 2000, se constató que 96.2 por ciento de los municipios del país reportan migraciones internacionales. México sostiene una ancestral relación asimétrica con Estados Unidos: la brecha salarial que invita a las persona a migrar se convierte, paradójicamente, en un aliciente para atraer inversiones de empresas que vuelven a echar a andar la máquina de la migración. Así los trabajadores mexicanos de uno y otro lado siguen siendo económicos, dispensables y desplazables.
La mayoría de los migrantes a Estados Unidos provienen de las áreas rurales y de los sectores populares urbanos. En las últimas décadas se ha incrementado la emigración de indígenas que hablan únicamente su lengua originaria. Se estima que en 2010 radicaban en EE.UU. alrededor de 11. 7 millones migrantes mexicanos en Estados Unidos, de los cuales aproximadamente 6.5 millones no poseían documentos migratorios. Si a esa cifra le sumamos la población de origen mexicano (con padres o abuelos mexicanos), su monto aumenta a poco más de 33 millones. De estos últimos, 21.2 millones nacieron en Estados Unidos (11.2 millones de segunda generación y 9.9 millones de tercera generación).
Además de su situación como país exportador de migrantes, México posee otras cuatro condiciones migratorias:
– País de destino: en México habitan cerca de 1 millón personas nacidas en el extranjero (de las cuales sólo 262,672 tienen residencia legal).
– País de retorno: 960,136 de mexicanos han regresado entre el 2005 y 2010.
– Migración interna (ver abajo)
– País de tránsito (ver abajo)
Migración interna
El movimiento interno de la población mexicana se ha ido incrementando desde 1940, cuando se movilizó el 10.6% de la población total (2 millones de personas, aproximadamente), al año 2000, en el que 18 millones de personas (19.2% de la población) se trasladaron a oros centros de población. La tendencia a partir del 2000 es una mayor proporción de indígenas, mujeres y niños que migran a otras ciudades, ya no únicamente a la Ciudad de México, Monterrey, o Guadalajara (que históricamente habían sido los centros de mayor atracción).
Las ciudades industriales, como la capital del país, Monterrey y Tijuana, atraen a un número importante de migrantes indígenas que se emplean en el sector doméstico (mujeres mazahuas en el D.F., y huastecas en Monterrey, entre otros ejemplos); en el comercial (purépechas en tianguis de Tlaquepaque) y en el sector de la construcción.
Las ciudades agroindustriales reciben una gran proporción de migrantes indígenas que se emplean como jornaleros en campos de cultivo (huicholes que trabajan en Nayarit, mixtecos, zapotecos y triquis jornaleros en Baja California).
Finalmente, las ciudades que son destinos turísticos de playa reúnen también a muchos migrantes indígenas que trabajan en la construcción y en menor número, como empleados de hoteles.
México y la Frontera Sur
Alrededor de 140 mil eventos de migración de tránsito indocumentado por México durante 2010. 93% del flujo de migrantes proviene de la región de histórica de tránsito: Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua.
En las últimas dos décadas, México ha cobrado importancia como territorio de paso para diversos flujos migratorios que utilizan nuestro país para entrar de manera irregular a Estados Unidos. Según los registros del Instituto Nacional de Migración (INM), los nacionales de Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua, constituyen entre 92 y 95% del total de los alojados en las estaciones migratorias (2005-2010), los que representan la mayor parte de la migración de tránsito irregular por México hacia Estados Unidos.
La migración centroamericana de tránsito irregular por México hacia Estados Unidos, confluye en las zonas de la frontera sur mexicana con una intensa vida transfronteriza que existe desde hace más de 100 años con Guatemala, a través del comercio local, los cruces continuos de visitantes, la entrada de trabajadores temporales, así como de algunos turistas. En este entorno, también se registran en la actualidad un conjunto de actividades no deseadas como el tráfico y explotación de migrantes, la trata, la tala clandestina y el trasiego de drogas y otras mercancías ilícitas.
La migración centroamericana muestra una tendencia creciente desde 1995 a 2005. A partir de 2006 la tendencia cambia a la baja debido a la crisis financiera, y se observa una reducción del orden de 70% en el periodo 2005-2010, después de este año ha estado subiendo constantemente hasta la reciente implementación del Programa Frontera Sur (15 de julio 2015).
Las tres primeras líneas de acción de este programa según la presidencia son:
1) El paso “formal y ordenado” de los migrantes por el territorio nacional.
2) El “ordenamiento fronterizo” y “mayor seguridad” para los migrantes (que implica inversión en infraestructura y equipamientos necesarios para el “ordenamiento”)
3) “Protección y acción social a favor de los migrantes”. Se pusieron en operación cinco unidades médicas en Chiapas para la atención de migrantes.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos expone que a partir de la entrada en vigor del Programa Frontera Sur, en julio de 2014, las autoridades han endurecido las acciones contra las personas migrantes y sus defensores. En este sentido, recuerda que México creó una división de la Gendarmería en Tapachula con 5 mil elementos con entrenamiento militar, además de colocar nuevos puestos de control fronterizo y aumentar las “redadas” para detener migrantes.
“Esto habría resultado en un aumento del número de detenciones y deportaciones de personas migrantes desde 2014”, resalta la CIDH.
“Según datos recabados por el INM (Instituto Nacional de Migración), en 2013 fueron detenidas 86 mil 929 personas migrantes, y en 2014 fueron 127 mil 149, lo cual representa un aumento del 46%. Entre enero y febrero de 2014, el INM detuvo a 14 mil 612 personas migrantes y, para el mismo periodo del 2015, detuvo a 28 mil 862 migrantes, lo cual representa un aumento del 98%”, agrega la Comisión.
A pesar de la declaración de intenciones del gobierno mexicano para proteger la vida de los migrantes y respetar sus derechos humanos, la CIDH señala que tiene conocimiento de “presuntas agresiones y actos intimidatorios contra migrantes y sus defensores”. La CIDH también recuerda al estado mexicano que, de acuerdo con la Convención del Niño, existe una prohibición de detener a niños migrantes, y le reitera la recomendación “sobre la necesidad de implementar medidas alternativas a la detención migratoria”.
Según la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés), “Estados Unidos ha desplazado oficialmente el problema de la migración a México, y México ha asumido el nuevo papel de ‘jefe deportador’”[…] “el Programa Frontera Sur le ha venido muy bien a las autoridades estadounidenses”.[…] “ahora el problema de la migración se ha trasladado hacia el sur, hacia la frontera de México”.
En la actualidad el tráfico de personas es un negocio millonario donde intervienen funcionarios, agentes de migración, soldados y mafias que operan con impunidad. Los casos de violación de mujeres migrantes son cada día más comunes, al igual que los abusos y la violencia física en contra de los extranjeros.
Fuentes
http://migracion.jornada.com.mx/opinion/mexico-pais-de-transito
http://www.oxfammexico.org/wp-content/uploads/2013/06/APUNTES_N1_Jul2011.pdf
http://www.animalpolitico.com/2015/06/los-5-puntos-por-los-que-a-la-cidh-le-preocupa-el-plan-frontera-sur-y-las-acciones-contra-migrantes-en-mexico/
http://www.presidencia.gob.mx/articulos-prensa/pone-en-marcha-el-presidente-enrique-pena-nieto-el-programa-frontera-sur/
http://www.conapo.gob.mx/work/models/CONAPO/intensidad_migratoria/pdf/Migracion_Mex_EU.pdf
http://migracion.jornada.com.mx/opinion/mexico-pais-de-emigrantes
http://migracion.jornada.com.mx/opinion/migracion-y-capitalismo-imperfecto
http://scm.oas.org/pdfs/2012/CP28857S.pdf
http://www.animalpolitico.com/2015/06/con-el-plan-frontera-sur-mexico-ya-hace-mas-detenciones-de-migrantes-centroamericanos-que-eu/
http://www.intersticiossociales.com/busqueda.html?text=migración+interna