En noviembre de 2012 la Secretaría de Energía anunció el inicio del sistema de Transporte de Gas Natural Norte-Noroeste del país, que constará de cinco segmentos que ya han sido licitados y que tendrán una longitud total de 2,324 kilómetros y una capacidad de transporte de 1,670 millones de pies cúbicos diarios. Su construcción inició oficialmente el 7 de octubre de 2013.
El Sistema de Transporte de Gas Natural Norte-Noroeste representa la inversión física más alta en la historia de la CFE, pues en seis años, supera los 1.5 billones de pesos. El proyecto consta de cinco segmentos que son: el Corredor Chihuahua, con una longitud de 380 kilómetros y 36 pulgadas de diámetro, adjudicado a Tarahumara Pipeline; Sásabe-Guaymas, de 544 kilómetros y 36 pulgadas, adjudicado a Sempra; Guaymas-El Oro, de 364 kilómetros y 30 pulgadas, adjudicado también a Sempra; El Encino-Topolobampo, de 574 kilómetros y 30 pulgadas, adjudicado a TransCanada, y El Oro-Mazatlán, de 462 kilómetros y 24 pulgadas, adjudicado también a TransCanada.
Según la CFE, el Sistema de Gasoductos Norte- Noroeste “tiene el objetivo de atender la creciente demanda de electricidad en esa región del país, garantizando al abasto de gas natural para la operación de las centrales eléctricas actuales y futuras de la CFE en la zona, así como suministrar el combustible a los sectores productivos que lo requieran, con el fin de detonar el desarrollo industrial y económico”.
La red del gasoducto que será distribuida por el noreste del territorio nacional, representa un peligro latente para las comunidades por las cuales atravesará su tubería. Cualquier tubería de combustible tiene un riesgo grande de explosiones y accidentes, sin embargo el gasoducto se vuelve más peligroso al situarse bajo comunidades pobladas. Esto se debe a que el gas natural metano es más explosivo y su impacto ya ha sido comprobado en estados como Tamaulipas, en el que un ducto fuera de operación generó la instrucción y acumulación de gas metano en el sótano del edificio B2 de Pemex, provocando con ello una explosión que dejó como saldo 31 muertos y 47 heridos. Por sus constituyentes químicos el metano por sí solo puede ocasionar incendios, es decir con cualquier efecto de rozamiento podría ocasionar explosiones enormes.
Otro factor de riesgo para las comunidades son las fugas, ya que el gas natural a diferencia del resto de los hidrocarburos, no posee olor, condición que complica su detección en el caso de que éste se filtre hacía la superficie. Lamentablemente en un terreno en el que exista fuga, podría pasar mucho tiempo sin que ésta sea detectada, lentamente el suelo y la vegetación de la zona comenzarían a resentir los efectos. El impacto ambiental del gasoducto se verá reflejado en la modificación del entorno, resultando afectada la fauna de la zona y las tierras de cultivo en caso de haberlas.
Por otro lado, el inicio de la construcción del Sistema de Transporte de Gas Natural se da en el contexto de un proceso de cierres de yacimientos de shale-gas debido a la caida en el precio del petróleo y a la falta de rentabilidad de los yacimientos. Según la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), ya entre noviembre y los primeros días de enero se han suspendido las perforaciones en 66 yacimientos de la cuenca de Permian, en el oeste de Texas, la zona tradicional de petróleo en EEUU y que ahora ha resucitado con el fracking. Igualmente, se han cerrado otros 33 yacimientos en Willston, en Dakota del Norte, y otros 16 en Eagle Ford. Otro factor que influirá en la desaceleración de la producción de crudo tiene que ver con la aprobación de nuevas normas medioambientales para el transporte más exigentes.
El objetivo de esta inversión multimillonaria de la CFE es precisamente transportar el gas producido por estos yacimientos norteamericanos que empiezan a cerrar sus instalaciones debido a los problemas que se mencionan en el párrafo anterior.
Con información de:
saladeprensa.cfe.gob.mx/boletines/show/7986/
celestemundo.wordpress.com/2014/04/30/texas-nos-vendera-su-gas/
