“Es el futuro de nuestros hijos”: ejidatarios de Tlaltenco denuncian invasión de predios en suelo de conservación de Tláhuac (Ciudad de México)
“La historia de San Francisco Tlaltenco es de gente de campo, gente de siembra”, resume Julieta, ejidataria que pidió omitir su nombre real por seguridad. Recuerda que cuando ella era más joven, hace unos 58 años que llegó a la zona, las parcelas –que están sobre suelo de conservación al sur de la Ciudad de México– eran prósperas. Se sembraba mucho maíz, por lo que las tierras se veían totalmente verdes desde lejos.
Hoy, las parcelas han sido invadidas con uso de violencia y amenazas por particulares, quienes han edificado viviendas pese a que la ley prohíbe que lo hagan por ser una zona de gran valor medioambiental y para el suministro de agua en la capital.
“Las zonas de reserva ecológica, suelo de conservación, como el cerro [Tetlalmanche] y La Ciénega son las áreas más importantes que se tienen que defender, porque prácticamente es el futuro de nuestros hijos. Son las áreas donde se recargan los mantos acuíferos”, detalla la señora Julieta.
Las tierras que rodean las últimas dos estaciones de la Línea 12 del metro –Tlaltenco y Tláhuac– ahora están llenas de construcciones irregulares de ladrillo gris y obras negras. Pese a que hay letreros de la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial capitalina (PAOT) que advierten que la construcción en suelo de conservación se castiga con prisión, a su lado hay construcciones que no han sido clausuradas.
“Tenemos que rescatar estas tierras porque son muy importantes. No nada más para Tlaltenco, para toda la Ciudad de México”.
Tras años de denuncias, apenas este jueves el Gobierno capitalino realizó un operativo para comenzar con el desalojo en las áreas verdes, pero todavía no se han recuperado las parcelas de los ejidatarios.
Línea 12 del Metro propició invasión en Tláhuac
La invasión de los predios se originó alrededor de 2012, con la inauguración de la Línea 12 del metro capitalino, en la administración de Marcelo Ebrard. Los ejidatarios de San Francisco Tlaltenco se habían opuesto desde años previos a su construcción, por considerar que afectaría no sólo su organización comunitaria, sino también al suelo de conservación.
“Todo el pueblo no quería la construcción del metro”, relata Ingrid, quien también pidió omitir su nombre real por seguridad. “Al final de cuentas, esto aumenta el valor catastral de todo nuestro terreno, el hecho de que entre la Línea 12, y sí veíamos venir eso, que no nada más iba a ser progreso, sino también que otra gente iba a venir a ocupar nuestras tierras”.
Desde 2008, el Gobierno capitalino realizó sobrevuelos en donde se construyó la estación terminal de Tláhuac, y advirtió que habría una afectación mayor. “Se identificó que este lugar se encuentra en la zona de humedales ubicada dentro del suelo de conservación”, según el informe “Sobrevuelo para toma de fotografías aéreas panorámicas de la ruta de la Línea 12 del STC Metro” elaborado por la PAOT.
La misma PAOT señala que la importancia del suelo de conservación radica en que aquí se infiltra el agua para la recarga del acuífero, del cual proviene alrededor del 70 % del agua que se consume en la Ciudad de México; además de ser un espacio fértil para fauna y flora.
Los ejidatarios, por su parte, siembran en estos terrenos maíz, amaranto, frijol, nopal, ayocote y demás vegetales, los cuales son para consumo propio o para vender en la misma comunidad y mercados cercanos.
Esto es una contradicción, señalan: mientras que la jefa de Gobierno, Clara Brugada, y sus antecesores han promovido el autoconsumo y mercado justo, no han intervenido para que en San Francisco Tlaltenco tengan las parcelas para continuar con la tradición de siembra.
Ejidatario de Tlaltenco denuncian invasiones, pero no tienen soluciones
En 2014, los ejidatarios interpusieron una primera denuncia ante la Alcaldía de Tláhuac por la construcción de una vivienda en las faldas del cerro Tetlalmanche, sobre suelo de conservación.
En ese momento, sí hubo una respuesta por parte de la oficina de la Alcaldía y colocaron sellos en el sitio denunciado, pero en los años siguientes, el gobierno local dejó de atender sus solicitudes.
“Al principio fueron pocos los que empezaron a denunciar. El problema fue que no fueron escuchados, o recibían las denuncias y les daban largas, estaban en espera y prácticamente aún siguen esas denuncias, porque no han resuelto nada”, explica Julieta.
Al paso de los años, el problema se ha profundizado aún más, ya que algunos de los terrenos fueron adquiridos por terceras personas, que desconocían que compraban parcelas en suelo de conservación que, además, fueron ocupadas ilegalmente o bajo amenazas.
Foto: Silvana Flores
Invasores aprovecharon pandemia para ocupar parcelas
La invasión se agudizó a partir de la pandemia de COVID-19, concuerdan los pobladores, al punto de que recibieron amenazas y fue utilizada la violencia en contra de los ejidatarios para que abandonaran sus parcelas o vendieran el terreno.
“En ese tiempo fue donde aprovecharon para meterse y meter gente, empezando por meter a gente en los predios, en las parcelas, para que se quedaran a cuidar. Y a mucha gente, un tiempo, no la dejaban ni pasar a sus parcelas”, remarca la ejidataria.
“Desde el momento en que ellos ven que ya pudieron irse metiendo, han ido amedrentando, y amenazando a los pobladores, a los dueños de estas parcelas, para que se salgan”.
De acuerdo con el comisariado ejidal, Dionisio Peña, se han interpuesto alrededor de 300 denuncias, algunas de las cuales datan desde 2016.

“Salte porque aquí ya no es tuyo”: amenazan a ejidatarios de Tlaltenco
Además de amenazas, los ejidatarios han estado sujetos a que lleguen personas con arma de fuego para obligarlos a dejar sus tierras.
“Van con la gente que sí está trabajando en el campo, van con armas de fuego, y le dicen, ‘¿Sabes qué? Salte porque aquí ya no es tuyo’. Entonces, por ejemplo, habemos mujeres que vamos a sembrar y ya nos da miedo, porque de repente nos sale un sicario con arma larga”, resalta Ingrid.
“Tenemos miedo por nuestra integridad, por nuestra seguridad. Ya no somos libres”.
a seguridad. Ya no somos libres”.
Foto: Silvana Flores
Por falta de respuesta de la Alcaldía Tláhuac, piden intervención de Presidencia
La “Ley para la retribución por la protección de los servicios ambientales del suelo de conservación de la Ciudad de México”, expedida en octubre de 2006, reconoce que el Gobierno tiene la obligación de tomar acciones para evitar el cambio de uso de suelo; y en la Ley Ambiental capitalina se remarca el deber que tienen tanto la administración de Brugada como la Alcaldía para prevenir la invasión de estos espacios.
Asimismo, especifica en su Artículo 94 que el suelo de conservación se compone de áreas “no susceptibles de urbanización”. A finales de febrero del año en curso, los ejidatarios recibieron a representantes del gobierno de la jefa de gobierno Clara Brugada, quienes se comprometieron a dar seguimiento a sus quejas y comenzar los desalojos de las parcelas que estuvieran ocupadas ilegalmente, así como prevenir que haya nuevas construcciones.
Sin embargo, apenas a finales de marzo se presentaron funcionarios de la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) acompañados de policías para hacer unos primeros desalojos en las faldas del cerro Tetlalmanche. En esta primera acción, el Gobierno capitalino recuperó 32.97 hectáreas invadidas en la zona al norte de San Francisco Tlaltenco, aunque todavía falta intervenir en las parcelas ubicadas hacia el sur del pueblo, en un área denominada La Ciénega.
“Han fomentado la situación a través del cansancio, de estarnos canalizando a diferentes instancias sin que se asuma la responsabilidad de lo que se está afectando directamente en estos terrenos, que son recursos naturales, terrenos de siembra, terrenos que tienen un origen para la siembra”, dice Martha, otra de las ejidatarias que pidió reservar su nombre real.
En un recorrido realizado por reporteras de Animal Político a finales de marzo se pudo constatar que ingresan vehículos con material de construcción libremente para continuar labores en La Ciénega, además de una falta de vigilancia por medio de patrullajes o policías locales.
Debido a la falta de respuesta por parte de la Alcaldía, a cargo de Berenice Hernández, hoy los ejidatarios solicitan la intervención de la jefa de gobierno e incluso del gobierno federal, de quien es titular Claudia Sheinbaum.
Defender Tlaltenco es defender la vida: ejidatarios
Para Héctor Mendoza, ejidatario de San Francisco Tlaltenco, esta zona de conservación al sureste de la Ciudad de México representa su “cordón umbilical”. No sólo suyo, sino de familias que llevan más de tres generaciones sembrando en las parcelas.
“Esta zona es demasiado importante porque aporta mucho oxígeno”, detalla. “Da alimentos, hay fauna, hay flora, y es un lugar de sana diversión”.
La resistencia que han hecho los ejidatarios de San Francisco Tlaltenco significa para ellos no sólo preservar sus tradiciones de siembra y el valor de la comunidad, sino preservar la vida misma.
“Para mí representa vida, representa la importancia de un recurso natural que se está perdiendo, un problema que se está gestando por intereses de algunos grupos”, suma Martha, quien es la tercera generación de su familia en sembrar la tierra. “Representa proteger la tierra”.
Saben que la vivienda asequible es una problemática que debe atender el gobierno capitalino, pero remarcan que no se puede hacer a costa de sus parcelas y las zonas protegidas.
“Estamos conscientes de que todos tenemos derecho a tener una vivienda, que todos tenemos derecho a tener un espacio, pero también tenemos derecho a comer, también tenemos derecho al agua, a vivir sin violencia”.
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