La lucha de San Gregorio Atlapulco por la Tlamachtiloyan: “Un espacio seguro, donde tenemos el derecho a disfrutar”
La lucha de un pueblo originario de la Ciudad de México en defensa del agua y el territorio frente al acoso de la 4T
Colectivo Grieta / 24 de septiembre de 2024
Ciudad de México.- El pasado 05 de septiembre, pobladores de San Gregorio Atlapulco y de colectivos, pueblos y organizaciones solidarias fueron brutalmente atacados en dos ocasiones por grupos de choque al servicio de la Alcaldía morenista de Xochimilco. Estos hechos represivos son el más reciente eslabón de una cadena de ataques que los defensores del territorio del pueblo de San Gregorio Atlapulco han sufrido a manos del gobierno. Esta represión parece expresar la ira que a los gobernantes de cualquier signo les genera un proceso de lucha y organización que incluye la defensa del agua, de las economías campesinas y del medio ambiente, así como la recuperación de una biblioteca que se ha convertido en un Centro Educativo y Cultural autónomo para la comunidad de San Gregorio Atlapulco.
La represión del gobierno de Batres no es un hecho aislado, sino la demostración de fuerza de un estado de derecho que opera en contra de un pueblo que se ha organizado y ha luchado por su territorio; un territorio estratégico que busca ser subsumido por la avaricia inmobiliaria, y para las ganancias privadas, debido a su abundancia en agua; pero cuyos habitantes históricamente se han organizado en resistencia para defender su forma de vida.
La Tlamachtiloyan, casa donde se comparten saberes, está ubicada en el cerro de Moyotepec, en las tierras comunales de San Gregorio Atlapulco, Xochimilco, Cd. Mx. Algunos compañeros de la Asamblea Permanente del San Gregorio hablaron sobre su trabajo comunitario y dieron testimonio de su participación en esta lucha.
La larga historia de despojo y luchas por el agua.
San Gregorio Atlapulco es uno de los 14 pueblos originarios de la alcaldía de Xochimilco. El nombre Atlapulco, que en náhuatl significa “donde revolotea el agua”, refleja la profunda conexión histórica, cultural, económica y de lucha de este pueblo en la protección y defensa del agua.
La compañera Hortensia Telésforo, contra quien el gobierno tiene una carpeta de investigación por el “terrible delito” de reabrir el espacio de la biblioteca (rebautizada Tlamachtiloyan) para la comunidad, contó parte de este proceso de lucha.
San Gregorio Atlapulco enfrenta diversos problemas. Por una parte, el Gobierno de la Ciudad de México se ha negado a reconocer a San Gregorio como un Pueblo Originario de la Ciudad de México, tanto en el contexto de la redacción y aprobación de la Constitución de la Cd. Mx., como en el llamado “Programa General de Ordenamiento Territorial de la Ciudad de México”. Reconocer a San Gregorio como Pueblo Originario de la Ciudad de México implicaría que el gobierno tendría que que consultarlo sobre varias de las obras que se hacen en su territorio y dificultaría la intención del propio gobierno de convertirlo en parada turística a través de la categoría de “Barrio Mágico” con las consecuencias de gentrificación que esto traería.
Pero sobre todo, el pueblo de San Gregorio lucha desde hace años por dos problemas fundamentales: la defensa del agua y la urgencia que tienen para impedir que se sigan vertiendo aguas negras sobre su zona chinampera.
Las chinampas y humedales de San Gregorio son importantes áreas de conservación ambiental y patrimonio agrícola que ha sido reconocido por diferentes instancias internacionales. En esta región sigue latiendo la centralidad de la producción agrícola de hortalizas, flores ornamentales y tubérculos con métodos de cultivo tradicionales. Todos estos sistemas giran en torno al agua.
A pesar de la importancia que tiene el agua para su historia ancestral, el pueblo de San Gregorio Atlapulco ha tenido que enfrentar el despojo sistemático del agua debido a una administración desigual del agua en la ciudad de México. Xochimilco es una reserva de agua potable que ha sido sobreexplotada para abastecer el consumo desenfrenado y desigual de agua potable de la Ciudad de México. Pero los pueblos de la región de Xochimilco poco se han beneficiado de este proceso de saqueo, pues el agua potable escasea para los pueblos de la región. Lejos de recibir protección y respeto a la producción ancestral, la zona chinampera de San Gregorio ha sido utilizada como depósito de aguas residuales.
Hortensia contó que en diciembre de 2022, pobladoras de San Gregorio organizaron un plantón para detener obras hidráulicas que el gobierno de la Ciudad realizaba para llevarse el agua de los pozos de la zona a otras colonias. Fueron brutalmente reprimidos por 300 policías, lo que devino en un enfrentamiento en el que los vecinos de la zona salieron a defender a las manifestantes. La preocupación de los vecinos de San Gregorio no era gratuita, actualmente existen 77 pozos de extracción de agua operados por SACMEX en la alcaldía de Xochimilco que extraen agua de la zona para alimentar agua potable a la Cd. Mx., amenazando así tanto la viabilidad de las chinampas como el abasto local del agua.
Hortensia contó también cómo la respuesta llegó meses después cuando en agosto de 2023 Claudia Sheinbaum presentó el programa “Xochimilco Seguro”, que consistía básicamente en un intenso proceso de militarización la zona.
“En junio de 2023 llega Sheinbaum y militariza Xochimilco, y dice que trae un programa de Xochimilco seguro, y en su discurso, ella dice ‘¿donde están los que querían la revocación si ni juntaron las firmas?’ y le da el espaldarazo al alcalde Acosta.”
Hortensia contó cómo a partir de este operativo “Xochimilco Seguro”, llegó a la zona la Guardia Nacional y el Ejército, con las consecuencias clásicas: un mes después de iniciado el operativo ya había balaceras entre grupos de narcotraficantes y muertos en los pueblos y comunidades de Xochimilco. Como en otras regiones del país, la militarización no parece haber contenido al narcotráfico, sino más bien parece haber abierto paso a la disputa entre los cárteles por el territorio.
Pero este pueblo ha sido ejemplar en la defensa del territorio. Aunado a una estructura de cargos comunitarios que ha pervivido a través del paso de los siglos, hoy este pueblo se ha convertido en un enclave de la resistencia y de la defensa de los bienes comunes que se contrapone a la avaricia de los proyectos inmobiliarios, a la sobreexplotación del agua y a la expansión urbana.
“Un espacio seguro, donde tenemos el derecho a disfrutar”
“La verdad y la justicia nos sacarán de todo esto, porque estamos hablando con la verdad”
Tlamachtiloyan, casa donde se comparten saberes, es el nombre que la Asamblea General Permanente del Pueblo de San Gregorio Atlapulco ha dado al espacio recuperado. La construcción se ubica en lo alto del cerro de Moyotepec, justo en medio de las Tierras Comunales de San Gregorio Atlapulco, en medio de un complejo que incluye un centro deportivo, una escuela primaria y una secundaria públicas. Gracias a la recuperación del espacio, la Tlamachtiloyan brinda decenas de cursos y actividades culturales para la población local. Hace muchos años que el pueblo destinó esas tres hectáreas de tierra comunal a la edificación de servicios para el bienestar colectivo.
En este lugar operaba una biblioteca pública que resultó dañada por los sismos de 2017. El Gobierno de la Ciudad emprendió después de ese evento la reconstrucción que supuestamente costó 18 millones de pesos. Pero los años pasaron y el espacio no abría ni se entregaba a la comunidad que es dueña del terreno sobre el que se asienta la biblioteca. Mientras tanto, la comunidad veía con asombro y rabia cómo desde el año 2021 funcionarios de la alcaldía y del gobierno de la Ciudad organizaban fiestas y eventos privados dentro de la biblioteca. Las luces tipo discoteca se veían a cientos de metros de distancia.
En diciembre de 2022, Martí Batres, a nombre del gobierno de la Cd. Mx. firmó una minuta en la que se comprometió a entregar las instalaciones de la biblioteca al pueblo de San Gregorio Atlapulco para su uso y resguardo. Un año después, el gobierno no había cumplido su palabra.
Hortensia cuenta que los vecinos de San Gregorio organizados en la Asamblea General Permanente tenían un plantón a la entrada de la biblioteca exigiendo su devolución por parte del gobierno cuando a finales de noviembre de 2023 comenzó a pasar el Turibús por la zona. El plan del gobierno quedó al desnudo cuando los operadores del mismo mencionaban a los turistas que próximamente ahí habría una parada turística.
Esto los llevó a decidirse a pasar a la acción, a recuperar el espacio para la comunidad y a echarlo andar para el bienestar colectivo.
El espacio se rige por cuatro principios:
– Anti-partidista. La gente que participa en la organización no pertenece a ningún partido político y rechaza la división que los partidos introducen en la comunidad.
– Sin fines de lucro. Las actividades no se hacen con fines de negocio o ganancia económica.
– Nada para la función pública. El espacio no es un trampolín para obtener un puesto público en la burocracia de la alcaldía o de la Cd. Mx.
– Se viene a la lucha dando lo mejor que se tiene, sabiendo que no se va a llevar nada.
Estos principios responden y protegen al espacio en contra de las estrategias que ha empleado el gobierno de la 4T para dividir y desmovilizar al pueblo. En el pasado, en las movilizaciones, la alcaldía, Morena o el Gobierno de la Ciudad, había operado ubicando a participantes destacados en las asambleas o en los barrios, ofreciéndoles puestos dentro de la estructura de gobierno, muchas veces como “coordinadores territoriales”. Con ello han contaminado el sistema de cargos y la estructura comunitaria, introduciendo el dinero y la aspiración a puestos asalariados. Al mismo tiempo, se ha generado desconfianza entre los vecinos pues quienes ocupan puestos en la estructura de la alcaldía operan en función de ésta y no del interés de la comunidad.
En total contraste con lo anterior, el trabajo en la Tlamachtiloyan es autogestivo y a partir de contribuciones económicas y en especie que los propios vecinos y colectivos solidarios han hecho. Hortensia señala cómo la corrupción del gobierno morenista se hace evidente en la construcción:
“(…) gastándose 18 millones de pesos, resulta que no habían podido instalar el agua, está la cisterna, pero no está conectada a la tubería de la biblioteca. Está la luz, pero la instalación tiene muchas broncas, donde se quemaron la computadoras del compañerito que iba dar computación (…) Para subir el agua los chinamperos han traído las bombas con las que ellos riegan y con eso cada que necesitamos nos hacen favor de prestar las bombas para poder subir el agua a los tinacos”.
Hortensia señala también cómo detrás del “reclamo” del gobierno se esconde la lógica del despojo: el gobierno, tanto a nivel de la alcaldía como de la Cd. Mx., se queja de que “invirtió” 18 millones de pesos en la reconstrucción de la biblioteca y funda en ello el reclamo al pueblo de San Gregorio Atlapulco. El gobierno omite en ese relato que la biblioteca, hoy casa donde se comparten saberes, se ubica dentro de las últimas 3 hectáreas de tierra comunal de San Gregorio, las cuales fueron destinadas, desde hace más de 50 años, a la construcción de infraestructura de y para la comunidad. No en balde dentro de estas tres hectáreas están, además de la biblioteca, dos escuelas y un deportivo comunitario. Por lo demás, se debe recordar que el dinero que se gastó el gobierno en la construcción, proviene en última instancia, de la riqueza que generan los trabajadores, no se trata de un regalo, sino del retorno de algo que le pertenece legítimamente a la comunidad.
Cuando recuperaron el espacio, los compañeros de la Asamblea Permanente de San Gregorio hicieron valer las palabras de Hortensia, profesora de primaria con formación en educación especial, jubilada y de 60 años, a quien el gobierno persigue y acosa: “el gobierno no nos ve, porque no nos quieren ver, está bien. Pero nosotros no puede ser que no nos veamos sólo porque ellos no nos ven. Nosotros sí nos vemos, sí existimos a pesar de ellos”. E iniciaron un trabajo de consulta con la comunidad sobre las necesidades que se tienen y para las que podría utilizarse la enorme construcción que como castillo medieval levantó el gobierno en la cima del cerro de Moyotepec. Se voltearon a ver y ubicaron que la gente del pueblo ubicaba las necesidades educativas y culturales como dos de las más importantes a ser atendidas. Y actuaron en consecuencia.
El trabajo de la Tlamachtiloyan se estructura en 4 ejes principales: el educativo, el cultural, el artístico y el de los oficios locales.
El espacio se ha echado a andar, con talleres, clases de idiomas, espacios lúdicos y culturales ocupados por los niños y vecinos. Han recibido donaciones de libros, con los que han vuelto a echar a andar el servicio de la biblioteca. Organizan exposiciones, talleres de arte, de recuperación de la lengua náhuatl. Las ciencias y las artes se hacen presentes: el espacio ha organizado ciclos de conferencias sobre astronomía y grupos de educación musical. Y la comunidad también recupera su propia historia y la representa a través de ejercicios de cartografía social que han producido una enorme maqueta que permite entender que San Gregorio Atlapulco es un punto clave para el escurrimiento del agua hacia la zona chinampera. En meses pasados, las elegantes terrazas que el gobierno construyó en la biblioteca para fines turísticos, sirvieron también para encuentros de medios libres y de redes de trabajo colectivo de la propia comunidad.
Para Hortensia es muy importante que la comunidad cuente con un espacio propio para trabajar autogestivamente como parte de su derecho a disfrutar y a crecer, así la Tlamachtiloyan se ha convertido en “Un espacio seguro, donde tenemos el derecho a disfrutar.”
“El gobierno no respetó su palabra, pero nosotros no podemos dejar de respetar nuestra palabra hacia el pueblo porque vivimos aquí”, resumía Hortensia mientras mostraba los distintos espacios de trabajo.
En el espacio de la biblioteca un joven leía con avidez “El Ingenioso Hidalgo, Don Quijote de la Mancha”, mientras que en otra área, un grupo de niños de la comunidad tomaba una clase de pintura. En otro espacio, chinamperos, vecinas, jóvenes y viejos tenían una reunión organizativa. Se trata de un espacio vivo, al que da vida el trabajo colectivo, pues no reciben subsidio de ningún gobierno y todos los materiales y recursos económicos los obtienen del propio trabajo organizativo y de donaciones. De igual manera, los talleres, clases charlas y exposiciones se organizan sin la intervención de las instancias gubernamentales, a partir de las iniciativas de distintas personas y colectivos.
Esos son los “crímenes” que el jefe de Gobierno Batres, el alcalde morenista José Carlos Acosta y la 4T en general, como antes el priísmo, no pueden perdonar a la Asamblea, “respetar la palabra” y trabajar para el colectivo. Por eso la represión, legal y paramilitar, se ha cebado sobre Hortensia y otros compañeros.
La Asamblea General Permanente de San Gregorio Atlapulco exige al gobierno de la Ciudad de México el retiro de las carpetas de investigación contra Hortensia y otros compañeros a raíz de la cobarde agresión por el grupo de halcones al servicio de la alcaldía. También exigen garantías de no repetición de la represión.
Para los vasos comunicantes de abajo y a la izquierda, la Tlamachtiloyan de San Gregorio Atlapulco puede ser un nodo, un espacio y oportunidad de construir el común en los terrenos de las artes y las ciencias, para, desde ahí, luchar contra el capitalismo que amenaza con destruir no solamente el humedal y las chinampas xochimilcas, sino la vida misma.
A continuación se pueden escuchar las entrevistas con la maestra Hortensia Telésforo: