«En busca de ti»: familias se unen para encontrar a las y los desaparecidos en la región Altos Sur de Jalisco
Foto: Christian Cantero
Oficialmente en la región Altos Sur de Jalisco se reconoce la desaparición de 633 personas; sin embargo, los relatos de quienes se han agrupado a través del Colectivo Altos Sur “En busca de ti” dan cuenta de una realidad aún más dolorosa.
En este reportaje se exponen los motivos que llevaron a madres, hermanas, esposas e hijas a romper el silencio para integrar por vez primera en esta región un grupo de búsqueda de personas desaparecidas.
Dalia Souza – Darwin Franci / Zona Docs
La región de los Altos Sur en Jalisco es el epicentro de la producción avícola del país, pues aquí se producen el 53 por ciento de los huevos que se consumen a nivel nacional; sin embargo, de forma paralela también se ha convertido en una región donde la violencia se ha incrementado produciendo a su paso: homicidios y desapariciones en los 13 municipios que conforman la región.
Del 2010 a la fecha, en la región se han cometido 195 homicidios dolosos y 633 desapariciones o, al menos, eso es lo que reconoce la Fiscalía del Estado de Jalisco.
El municipio que encabeza los efectos de esta violencia es Tepatitlán de Morelos con 65 homicidios y 242 desapariciones; hace muchos años en este lugar se produjo un gran socavón que conforme pasaron los años se le fue conociendo como “El Zanjón del diablo”, la leyenda narra que ese lugar que se abrió, desde la esquina de la calle 20 de noviembre a la de Guadalupe Victoria, era usado como un sitio para cometer crímenes.
Las historias cuentan que ese socavón se realizó tras el paso de un tornado, pero otros relatos dicen que se provocó por la presencia maligna del diablo; sin embargo, más allá de las leyendas, lo que sí ha prevalecido en Tepatitlán es la presencia de lugares donde hombres armados realizan en total impunidad diversidad de crímenes.
Conforme a los relatos de quienes en esta región buscan a sus seres queridos desaparecidos, existen diversos terrenos o parajes donde se tiene información de que ahí eran llevados los jóvenes a los que se les desaparecía.
Uno de estos lugares, en donde se hizo una búsqueda prospectiva el pasado 19 de febrero, se ubica en los alrededores del rancho San José de Gracia, mismo lugar donde el 29 de mayo de 2020 se localizó una camioneta incendiada con múltiples disparos de arma y en cuyo interior había dos cuerpos calcinados.
Desde esos hechos, el lugar quedó bajo resguardo de la Fiscalía General de la República, la cual lo vigiló por un tiempo y después sólo dejó los cordones de seguridad.
Este sitio, este nuevo zanjón, fue clave para la conformación del Colectivo Altos Sur “En busca de ti”, pues por información recabada por las familias se logró saber que el lugar era usado como un sitio de seguridad y exterminio, ya que ahí trasladaban a las personas que desaparecía para golpearlas, torturarlas y quitarles la vida; sus cuerpos -narran bajo anonimato las madres buscadoras- eran incinerados en hornos crematorios.
Desde que obtuvieron esa información pidieron a las autoridades municipales y la Fiscalía del Estado de Jalisco que realizaran una búsqueda exhaustiva; las respuestas eran negativas porque se aseguraba que, tras el hallazgo de mayo de 2020, en ese lugar no había ya nada más que buscar.
Sin embargo, las familias de las y los desaparecidos de Altos Sur no desesperaron y buscaron la manera de incidir para que la búsqueda se llevara a cabo; por ello, es que a inicios de 2021 se unieron para conformar el Colectivo Altos Sur “En busca de ti”, el cual es el octavo colectivo de búsqueda en Jalisco, pero el primero en la región.
“Nosotras nos conformamos con el objetivo de hacer la búsqueda en campo de ese paraje, pero también para buscar a los nuestros en vida… nos acercamos con el colectivo Entre El Cielo y Tierra, quienes nos asesoraron y nos dijeron qué era lo que debíamos hacer para organizarnos y comenzar a buscar”, precisó la señora Rosa, quien comenzó a contactar a las familias buscando sus fichas de búsqueda en sitios como Facebook.
Actualmente, el colectivo está conformado por más de 40 familias de la región Altos Sur:
“La seguridad aquí es muy mala, tenemos más de 600 desaparecidos en la región… y la atención de la Fiscalía ha sido terrible, la mayoría de nosotras no hemos tenido avances en nuestras carpetas…. Nos cambian seguido a los policías investigadores y a los ministerios públicos, y eso nos hace empezar una y otra vez… y a eso súmele que a los nuestros no los buscan porque se les juzga y se les responsabiliza de su desaparición”, precisó Rosa.
Las exigencias del colectivo se centran en la búsqueda del predio donde ellas saben que hay restos de personas que han sido reportadas como desaparecidas; después lo que pugnan es que se les dé acceso a sus carpetas de investigación y se sigan cada una de las pistas que, en su momento, otorgaron para localizar a sus seres queridos desaparecidos.
Tras su presentación pública como colectivo “En busca de ti” logró, el pasado 19 de febrero, una primera búsqueda en el paraje de San José de Gracia, la cual realizaron en compañía de la Fiscalía Especializada en Personas Desaparecidas y la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas Desaparecidas del Estado de Jalisco.
“Para nosotros buscar ahí es importante porque tenemos información de que ese lugar funcionó por más de cinco años… sabemos que ahí llevaban a todos los que desaparecieron… sabemos que ahí tenían un horno, por eso queremos buscar ahí… lo único que uno quiere como familiar es encontrar aunque sea un huesito para analizarlo y saber siquiera que es nuestro familiar… y aunque no sea como uno lo deseaba, saber que ese pedacito que nos entreguen ya va a tener un lugar para descansar en paz”.
En la búsqueda realizada se lograron encontrar algunos fragmentos óseos y diversos cartuchos percutidos de armas, instrumentos usados para prácticas de tiro y algunos objetos más que serán analizados por las autoridades para saber si es posible obtener de éstos alguna información o material genético.
A continuación, presentamos diversas historias de quienes buscan e integran el Colectivo Altos Sur “En busca de ti” y que dan cuenta de la violencia e impunidad que impera en la región.
“Alberto, soñaba con ser policía”
La necesidad de encontrar a su hijo, Alberto Joel Polanco Vivanco, llevó a la señora Rosa a conformar una agrupación de familiares de personas desaparecidas en Tepatitlán de Morelos, Jalisco.
Para ese entonces sólo había recibido de la autoridad ministerial un par de comunicaciones. Una de ellas fue para informarle que la última ubicación de Alberto se había registrado cerca de un restaurante a las orillas del Boulevard Anacleto González Flores en el mismo municipio; pero nada más.
Y es que, como sucede con frecuencia en México, en Jalisco, son las familias quienes se encargan de dar con el paradero de sus seres queridos, quienes buscan pistas, quienes indagan en los sitios que las autoridades desdeñan porque “ya han buscado ahí” o porque “ya se agotaron todas las diligencias”.
Así fue como surge el Colectivo Altos Sur: En Busca de Ti, reuniendo a las familias de Tepatitlán que en los últimos dos años han sido víctimas de la desaparición de alguno de sus seres amados, pero, además, que se han unido para exigir a las autoridades el rastreo de un predio en San José de Gracia, donde presuntamente se encuentran algunos de sus amores desaparecidos.
La ubicación de este lugar surgió luego de que una persona anónima les informara sobre la probable localización de restos humanos en el sitio y, si bien, se informó a las autoridades con tiempo, la Fiscalía del Estado de Jalisco comenzó con las investigaciones después de que las familias lo denunciaran pública y mediáticamente.
Para la señora Rosa, no hay una situación que evidencie más la realidad de las desapariciones en Tepatitlán y en la Región Altos Sur de Jalisco que las más de 600 personas desaparecidas en la zona. A ello, sesuma la lentitud con la que las autoridades les buscan y el incremento casi cotidiano de la inseguridad y la violencia.
La mayoría de las y los jóvenes desaparecidos en este municipio alteño tienen entre 20 y 30 años; Alberto, el hijo de la señora Rosa, tenía 29 cuando lo desaparecieron el 12 de diciembre de 2019.
En realidad, no hay mucha información, su familia sólo sabe que se encontraba en el lugar conocido como “Zona Altos” reunido con unos amigos y amigas en un departamento. Las personas que lo vieron por última vez aseguran que salió de ahí y no supieron más.
Esperando que regresara Alberto, su madre espero un par de días y, finalmente, el 13 de diciembre levantó una denuncia, no sin antes haber agotado por su cuenta todas las posibilidades para dar con su paradero.
Hasta la fecha, su carpeta ha pasado por dos policías investigadores, pero sin ningún avance. La última pista, producto de la sábana de llamadas solicitada, es la ubicación de su celular, y aunque se ha querido incorporar más información a la carpeta, la autoridad ha requerido a la familia datos que les pondrían en riesgo.
Alberto, soñaba con ser policía, viajó, incluso, a la Ciudad de México a presentar un examen para formar parte de la Policía Federal, no lo consiguió. Sin embargo, logró pertenecer a la policía municipal de Tepatitlán y después a la de San Miguel El Alto.
Cuando fue desaparecido, Alberto ya no se encontraba en funciones, pues el salario que recibía se le iba en traslados. Sin embargo, asegura su madre, él soñaba con ser policía, esa es su más grande pasión.
“Aunque sea un hueso, un pedacito”
Félix Antonio Arriaga Cruz, de 34 años, fue desaparecido por un grupo de hombres, el 17 de mayo de 2017 en la colonia Jardines de la Rivera en Tepatitlán.
Una llamada lo hizo salir de su domicilio. Félix sólo le dijo a su padre que se trataba de unos amigos y que debía salir; sin embargo, en casa dejó su cartera y a dos cuadras de su casa abandonó su celular:
“Era como si él supiera lo que le iba a pasar y no quería dejar rastro para que no nos fuera a pasar lo mismo a la familia”, contó su hermana Anny.
Desde que Félix desapareció, su familia lo buscó en todos lados, incluso, uno de sus hermanos se armó de valor y fue a preguntar a quienes se sabe que manejan el narcomenudeo, pero éstos “aseguraron” que ellos no se lo habían llevado
Sin embargo, las circunstancias de su desaparición les hizo sentir miedo, así que decidieron confiar en la autoridad, pero en las oficinas regionales de la Fiscalía del Estado de Jalisco han sido nulos los avances sobre la búsqueda de su hermano.
Los ayudaron al inicio cuando recibieron llamadas de extorsión, pero después ya no tuvieron noticias de los supuestos avances de investigación:
“A mí la Fiscalía me dijo que me iban a mantener informada sobre la investigación, pero a cuatro años no me han dado nada… fue hasta 2019 cuando me marcaron para dar mis datos a la Comisión Nacional de Búsqueda, pero información de la Fiscalía sobre mi hermano no he recibido nada”, precisó Anny.
Aunque los avances no llegaron, ellos no detuvieron sus pesquisas y ahí fue cuando pudieron ver un video de una cámara de seguridad cercana al lugar donde golpearon a Félix para subirlo a un vehículo: “eso lo comunicamos a la Fiscalía, pero del video dicen que no se pudo obtener nada…”.
“Nuestras exigencias, como dicen las compañeras, es que los busquen y nos dejen buscar para ver si, al menos, logramos encontrar aunque sea un hueso… que tras analizarlo podamos saber que es nuestro hermano… lo que queremos es encontrar algo de ellos para tener donde llorarles porque esto, la desaparición de mi hermano, se llevó a mi familia”.
Lamentablemente, el padre de Félix Antonio Arriaga Cruz, falleció sin poder volver a su hijo; por ello, Anny se unió al Colectivo Altos Sur “En busca de ti” para cumplirle la promesa a su padre de regresarle a su hijo.
“Las autoridades no han hecho nada”
Doña Amparo es originaria de Capilla de Milpillas y busca a su hijo Luis Alberto Parra Villalobos de 41 años.
“Él trabaja en el mezcal, en moler, en piscar, en todo lo que hubiera de trabajo del campo” dice doña Amparo. Algún tiempo atrás, hace muchos años cuando era más joven, Luis Alberto se fue a los Estados Unidos y logró hacer una familia, sin embargo, lo deportaron y desde ese entonces tuvo que regresar a Jalisco, a vivir en la comunidad que lo vio crecer.
Doña Amparo asegura que ya preguntaron con sus hijos en el norte y estos le confirmaron que él, no se encuentra por allá.
Era sábado 3 de octubre de 2020, cerca de las 2:00 p.m. cuando se le vio por última vez. Había regresado de trabajar y alcanzó a despedirse de sus cinco hijos más pequeños, -pues recientemente había conformado una nueva familia con una joven de la comunidad-. Les dijo que se iría a darle de comer a sus gallos, pero nunca llegó.
“Llegó de trabajar y dejó a sus niños, la señora no estaba, pues andaba lavando en un rancho cercano. Les dijo ahorita vengo hijos, voy a darles de tragar a mis gallos, se salió y nunca llegó. Él no llegó ni con los gallos. No sabemos qué pasó. Él iba caminando, no sé ni qué ropa traía, no me tocó verlo”, asegura doña Amparo.
Cuando su madre se enteró de su desaparición pidió ayuda a la policía de Capilla de Milpillas, pero le aseguraron que no podían hacer nada hasta que levantara una denuncia ante la Delegación de la Fiscalía del Estado en Tepatitlán. Lo hizo, presentó una denuncia por la desaparición de su muchacho y acudió a la Delegación del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses para que le realizaran la toma de ADN correspondiente; sin embargo, hasta ahora, como en los otros casos, no ha tenido más información:
“Las autoridades no han hecho nada, yo estoy a vuelta y vuelta y no han hecho nada. El otro día firme unos papeles para enviar unos oficios para ver si ya está en Guadalajara la prueba de ADN. Están en eso a penas”.
Ha pasado tan poco tiempo y a la vez tanto, dice doña Amparo, que sólo pide encontrarlo “esté como esté”, si le han arrebatado la vida “para darle santa sepultura” y si está vivo “para darle un abrazo” y acabar con la angustia que tiene en su corazón.
“Yo no pierdo las esperanzas, le estoy pidiendo mucho a Dios que me ayude a saber de mi muchacho, le pido a él que me dé una señal, que me diga si está muerto, pues encontrarlo y si está vivo, pues también encontrarlo. Yo ya no quiero estar batallando se me ha hecho mucho tiempo, aunque no ha pasado tanto”.
Con sus más de 70 años, doña Amparo se mantiene de pie, desplazándose cada que es necesario a la ciudad de Tepatitlán desde su natal Capilla de Milpillas, recorriendo casi dos horas de camino cargando a cuestas la angustia de un hijo desaparecido y el dolor de sus huesos, ocasionado por la osteoporosis y el cáncer, que advierte padecer.
Como señas particulares, Luis Alberto no tiene cuatro de sus dientes frontales superiores, los perdió una tarde que anda roseando la milpa. Tiene también unos tornillos en la rodilla izquierda y la cicatriz de un balazo que se dio mientras cazaba zorrillos en el campo.
“No hicieron nada para encontrar a mis dos hijos”
La voz tersa de Gloria para parece no empatar con su relato, pues en menos de dos años, quienes operan con toda impunidad en Tepatitlán se llevaron a dos de sus hijos.
El primero fue Joan Jonás Quezada Navarro de 19 años; éste desapareció de la mismísima Comisaría de Seguridad Pública de Tepatitlán, lugar al que fue remitido cuando se estaba brincando para entrar a su propia casa. Esto ocurrió el 8 de agosto de 2017.
Después le desaparecieron a Jonathan Quezada Navarro de 27 años, a él se lo llevaron “los de la plaza” justo enfrente de su casa cuando éste recién había llegado de trabajar, el 21 de octubre de 2019.
En ambos casos se presentó la denuncia por desaparición en las oficinas regionales de la Fiscalía del Estado de Jalisco, pero de ninguna ha recibido avance alguno: “No hacen nada, no han hecho nada”, precisa con mucha firmeza y desesperanza Gloria.
La desaparición de sus dos hijos ocurrió en la colonia La Cadena en Tepatitlán.
En el caso de Joan Jonás a éste se le detuvo cuando una patrulla de la policía municipal, de Tepatitlán lo sorprendió bricándose a su propia casa, y aunque éste explicó que ahí vivía, aún así fue remitido a la Comisaría.
“Nosotros fuimos a la comisaría a recoger al muchacho y primero me dijeron que ahí lo tenían, hasta yo vi su firma en la detención… pero luego nos dijeron que nunca estuvo ahí, total que me lo perdieron ahí dentro y desde entonces no hemos sabido de él”.
Un trabajador de la policía que reconoció a Joan Jonás era amigo de éste desde la infancia, pero después éste mismo negó que el hijo de la señora Gloria “hubiera sido detenido”; es decir, negó que lo hubiera visto aunque, él mismo le preguntó a Gloria: “¿por qué habían de detenido a Joan?”.
Sobre la desaparición de Joan Jonás, la señora Gloria sólo ha recibido un papel donde la policía de Tepatitlán negó la detención de su hijo:
“Si ahí estuvo, ahí estaba su firma… les dije y como no me dieron más, pues corrí a los investigadores de mi casa y les dije que si no me traían a mi hijo, ya no los quería ver”.
Al paso de los años, la Fiscalía ya no acudió a dar más información sobre Joan Jonás; lamentablemente, la señora Gloria sí tuvo que regresar a la Fiscalía para denunciar la desaparición de otro hijo, Jonathan, a quien se lo llevaron unos hombres que ya lo estaban esperando en las puertas de su domicilio, la tarde del 21 de octubre de 2019.
“Sobre este hijo tampoco me han dicho nada… lo que sabemos es porque nos lo dijeron los vecinos que vieron cómo se lo llevaron… pero de la autoridad nada… que están investigando, pero para mí que no están haciendo nada”.
A Jonathan Quezada Navarro lo desaparecieron hombres armados cuando éste regresaba de trabajar. Se lo llevaron de su propia casa en una camioneta blanca, el 21 de octubre de 2019. Sobre la investigación para dar con su paradero, la Fiscalía no le ha dado avance alguno.
Lo que ella espera al unirse al Colectivo Altos Sur “En busca de ti” son respuestas de la autoridad, pues no es posible que no haya hecho nada en estos años por buscar a Joan Jonás y Jonathan; además esperar hallar la comprensión porque “la gente que no sabe qué fue lo pasó con nuestros hijos, nos juzga de mala manera sin saber qué les pasó”.
“Como si se lo hubiera tragado la tierra”
La señora Cande, mamá de Andrés López López, lo busca desde el viernes 10 de abril de 2020. “Rapunzel” como le dicen sus amigas y amigos, tenía 29 años cuando fue desaparecido y ahora ya ha cumplido 30. Su trabajo era cuidar y lavar carros muy cerca de la Unidad Deportiva Miguel Hidalgo, en el municipio de Tepatitlán.
Ese día que se le vio por última vez se despidió de su madre tras terminar de lavar el coche de una vecina. Entró a su casa, como siempre, recuerda la señora Cande y le dijo “Ahorita vengo, ma”, pero ya no regresó; “fue un ahorita que… no piensas que es la última vez”, dice.
Eran días santos y su madre llegó a pensar que se había ido a divertir con algunos amigos. Esperó todo el viernes, todo el sábado y el domingo, pero el lunes, angustia de ver que no regresaba, acudió ante las autoridades a interponer una denuncia por su desaparición.
Tampoco es que aquello haya significado mucho para la búsqueda de Andrés, pues advierte la señora Cande, “no mandaron policías, no investigaron a quienes tenían que investigar, no hicieron nada”. Es fecha que no se sabe nada del paradero del joven, incluso, cuando se aportaron todos los elementos para localizarlo.
La señora Cande, como otras madres y familias, ha tenido que sumar a su dolorosa experiencia de búsqueda y vida, el desdén de personas que han querido extorsionarle a cambio de supuesta información. Toda ha sido falsa.
“En el barrio no dijimos nada, mi hija me decía que si lo subíamos al face, pero teníamos miedo de que comenzaran las llamadas y las extorsiones, y así fue. Cuando lo subió comenzaron las llamadas, mi hija tuvo que cambiar de número”.
Y es que es como “si se lo hubiera tragado la tierra”, pues quienes le vieron ese día por última vez, aseguran que se encontraba junto con unos jóvenes enfrente de las oficinas de Agua y Saneamiento de Tepatitlán (ASTEPA) en la colonia Centro, muy cerca del Parque Hidalgo y la calle González Gallo.
“Mis hijas fueron quienes se anduvieron moviendo ese día y nadie sabía nada, como si se lo hubiera tragado la tierra. La última vez que lo vieron fue enfrente de donde se paga el agua, por el parque Hidalgo junto con unos muchachos. Por la colonia González Gallo”.
Esta madre incansable sólo pide que las autoridades del municipio y del estado les permitan buscar a sus hijos e hijas, pues, en su opinión, si no están dispuestos, ellas harán todo lo posible, incluso, rascar la tierra con sus manos para encontrarles:
“Lo que pedimos es que nos permitan buscar a nuestros hijos, si nos lo permiten, si nos dan permiso hasta con las manos buscamos a nuestros hijos, aunque sean sus huesitos, para tener en dónde llorarles. Eso es lo único que quisiéramos”.
“No es necesario que venga”
Emigdio Díaz Martínez, de 33 años, fue desaparecido en 2014; su hermano, Gabriel Díaz Martínez, también de 33 años, fue desaparecido el 31 de julio de 2020; ambos en el municipio de Tepatitlán de Morelos.
El primero desapareció cerca del núcleo de la feria. Se lo llevaron de su propio domicilio un grupo de hombres armados que hasta ahí llegaron en una camioneta blanca. Emigdio bajó el niño que traía en los brazos cuando estos hombres le dijeron que se subiera con ellos; él se subió y la camioneta tomó rumbo a la comunidad de Aguilillas. De entonces, ya no supieron nada de él.
“Yo esperé unos cuatro días para poner la denuncia, pero de aquí de la Fiscalía no obtuvimos nada. Las fotos que llevé nunca las usaron; al contrario, yo iba y me decían: No es necesario que venga, el día que tengamos una noticia… nosotros les hablaremos, pero nunca lo hicieron”.
María del Carmen, su madre, lo comenzó a buscar por su cuenta. Se arriesgó y siguió todas las pistas que le dieron sobre un posible paradero, pero hasta ahora le ha sido imposible localizarlo. Aunque tiene pendiente buscarle en algún centro penitenciario donde le aseguraron que podría estar.
Su búsqueda, incluso, la hizo vivir una situación de alto riesgo pues en diciembre de 2019, un grupo de hombres armados llegaron a su casa para golpear a toda su familia. Todo quedó grabado en las cámaras de seguridad, pero el hecho quedó impune. Lamentablemente, a raíz de esta agresión, su esposo, perdió la viuda producto de un paro cardíaco.
Las penas, sin embargo, no se detuvieron ahí para la familia Díaz Martínez, pues el 31 de julio de 2020; su hijo, Gabriel Díaz Martínez fue desaparecido durante su turno como trabajador en una paquetería.
“Al principio no me querían decir lo que había pasado… que para no preocuparme, pero yo ya sé de eso… como ya no creíamos en la autoridad, pues decidimos buscar por nuestra cuenta… todo eso del asalto se me hizo muy raro, pues dejaron su camión como a 100 metros del lugar y no le robaron nada…”.
A Gabriel, lo buscaron en todos lados, incluso, con el riesgo de hacerlo en zonas donde saben que operan integrantes de la delincuencia organizada; sin embargo, semanas posteriores a su desaparición se les notificó que su cuerpo había sido localizado en San Juan de los Lagos.
Aunque María del Carmen no pudo ver el cuerpo de su hijo; su nuera confirmó que se trataba de Gabriel. Ella, no obstante, pide que se le deje ver todo el expediente para que pueda tener plena certeza de que es su hijo.
Ni de la desaparición de Emigdio, ni del homicidio doloso de Gabriel, ni de la agresión artera que vivió en su propia casa, María del Carmen ha tenido un sólo avance de parte de la Fiscalía del Estado de Jalisco: “Aquí no hacen nada, nunca han hecho nada por nosotros”.
Pese a todo, ella se sabe valiente; por ello, forma parte del Colectivo Altos Sur “En busca de ti” y espera que la unión de todas las familias las lleve a localizar a sus seres queridos, pero también les permita tener toda la certeza de cuando, lamentablemente, se les localice sin vida.
En su caso no descansará hasta encontrar a Emigdio y hasta tener toda la certeza en torno a la localización de Gabriel, pues les prometió que los encontraría y que les haría justicia.
“La policía nunca llegó”
Ana busca a sus hermanos Arnulfo Miranda Íñiguez y Javier Miranda Íñiguez, quienes desaparecieron en dos eventos diferentes el 20 de abril de 2019. Arnulfo de 35 años fue desaparecido de la colonia Las Aguilillas en San Carlos y Javier de 29, tres horas después, de la calle Pedro Moreno.
Cuando fueron desaparecidos, la policía nunca llegó.
La denuncia que presentaron por la desaparición de ambos hombres, asegura su hermana Ana, fue una especie de “requisito” en medio de una sistema de seguridad y de procuración de justicia con poca legitimidad, que requiere todavía de un documento “para buscar a las y los desaparecidos”, incluso, a sabiendas de que “se tapan con la misma cobija”.
Sin exigir culpables, sus demandas están puestas en que estas dependencias se pongan a trabajar y en que quienes se llevaron a sus seres queridos, los regresen y detengan esta crisis de desapariciones:
“No queremos culpables, los queremos a ellos, nuestros seres queridos, es lo único que exigimos. Queremos que regresen a quienes tenemos desaparecidos”.
“Puros pretextos, pocas respuestas”
El 26 de enero de 2019, Luis Vargas Pérez de 27 años fue desaparecido, su esposa Esmeralda y madre de sus tres hijos, le busca desde aquel entonces.
Luis, “Pepe” como le dicen con cariño, trabajó un tiempo como policía municipal de Tepatitlán y poco después en Valle de Guadalupe; sin embargo, cuando fue desaparecido ya no laboraba en ninguna de las dos corporaciones.
El mes previo a su desaparición, incluso, una semana antes de su última llamada, había estado al pendiente de su familia, pues desde que se fue a vivir a Valle de Guadalupe a trabajar, regresaba esporádicamente a Tepatitlán. El 24 de diciembre de 2018 llevó los regalos de navidad para sus hijos, sin embargo, el 25, no regresó por ellos como prometió.
El 31 de diciembre volvió a escribir un mensaje a Esmeralda para saber cómo estaban y el 1 de enero lo acompañó a una revisión médica, ya que “se había sentido mal”. Aunque le hicieron estudios del corazón, no regresó por los resultados.
El 12 de enero, día del cumpleaños de una de sus hijas, llegó de sorpresa a visitarla, pero también permaneció pocos minutos en la celebración y luego se fue.
Durante la semana del 19 al 26 de enero, mantuvo constante comunicación con Esmeralda: “cómo amanecieron, ¿ya almorzaron, ya comieron, ya desayunaron?” preguntaba en mensajes a su familia.
Finalmente, el 26 de enero, Esmeralda recibió la última llamada, no duró más de un minuto. Pepe, pidió hablar con su hija la mayor y en unos cuantos segundos le dijo cuánto es que la quería y le pidió que se cuidarán, después colgó.
Dos días más tarde, la familia de Pepe junto con Esmeralda, comenzaron a notar que ya no contestaba las llamadas y comenzaron a alarmarse; sin embargo, esperaron cerca de un mes para presentar la denuncia, pues la persona con la que vivía les aseguró que “volvería”, pero eso no pasó.
Las últimas llamadas que realizó Luis fueron desde San Diego de Alejandría los días 26, 27 y 28 de enero de 2019, pero sobre esto no han indagado más las autoridades regionales de la Fiscalía; a ello, se ha sumado el rechazo de información importante que podría coadyuvar al proceso de búsqueda e inteligencia del caso. De acuerdo con Esmeralda, los policías investigadores han tachado esta información de “chismes y mitotes”.
Por otro lado, aunque ella ha acudido en cinco ocasiones ante la Delegación del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, en Lagos de Moreno, -dependencia regional a la que pertenece el municipio de San Diego de Alejandría- para tratar de buscar algún cuerpo que coincida con las características de su Pepe, sólo una vez ha sido atendida:
“La primera vez sí me atendieron bien, pero al momento que les enseñé foto de él, la persona le tomó foto con el celular, la mandó, me pidió que esperara y cuando salió me dijo que mis ADN ya estaban y que no coincidían con ninguna de las personas que tienen hasta el momento. Le pregunté si me permitiría ver las fotos, me dijo que no, que para qué si no coincidía con nadie de las personas que tenían ahí hasta el momento. He ido cinco veces y ninguna de esas ocasiones me han enseñado fotos, los pretextos son que no está el delegado”.
Por ello, su exigencia es que, si las autoridades ministeriales no han buscado en vida a su esposo, las forenses le permitan indagar en los registros de personas fallecidas sin identificar que mantiene las delegaciones regionales donde presuntamente podría encontrarse su marido -de acuerdo con los últimos registros de su ubicación-.
“Sólo les pido que hagan su trabajo”
Jacquelinne, busca a su padrastro, José de Jesús Hermosillo Gonzáles, quien fue desaparecido el 5 de marzo de 2020. A un año de su desaparición, su familia aún desconoce si desapareció en Arandas o Tepatitlán, o, incluso, si fue en el trayecto entre ambos municipios.
José de Jesús es mecánico en Arandas, ahí tenía su taller y viajaba cada determinado tiempo a Tepatitlán para estar con su esposa, mamá de Jacquelinne y sus hijas. El último día que se le vio estaba arreglando la camioneta en la que viajaría.
Pasó cerca de un mes si que nadie supiera de él y, si bien, estaban preocupados, consideraban que si no se había comunicado, era porque no tenía un celular. Después, uno de los hermanos de José de Jesús, se comunicó para advertirles que no tenía información sobre él. Ahí fue, advierte Jacquelinne, que supieron que se trataba de una desaparición.
“Pensamos que estaba enojado, sin embargo, llegó su hermano a preguntar si lo habíamos visto porque tenían rato que no lo veían. Ahí ya lo tomamos como una desaparición”.
Con poca información sobre el paradero de su padrastro, Jacquelinne sólo pide a las autoridades que hagan su trabajo y, como cada una de las más de 35 familias que integran el Colectivo Altos Sur: En Busca de Ti, que, si no han hecho lo posible por encontrarlos con vida, les permitan comenzar a rastrear los sitios donde pudieran localizar sus restos.
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El Colectivo Altos Sur “En busca de ti” invita a más familias a sumarse a este colectivo en la región Altos Sur que no descansará hasta encontrar a sus amores desaparecidos.
Para contactarles pueden hacerlo en el grupo de Facebook:
https://www.facebook.com/groups/4826207657449885
También pueden escribir al correo colectivodelosaltossur@gmail.com o comunicarse al número 3781218224.