Tortura, asesinatos, violaciones: lo que CNDH ha ocultado sobre secuestros a migrantes en 2019 y 2020
Aninmal Político
Manu Ureste y Alberto Pradilla
Ilustración: Andrea Paredes y Jesús Santamaría
Secuestros masivos y extorsiones, lo mismo a manos de grupos armados que de servidores públicos. Cuerpos policiales que capturan a migrantes y los entregan al crimen organizado. Familias aterrorizadas que miran cómo sus compañeros de tránsito hacia Estados Unidos son torturados hasta sacar el número de teléfono de alguien que pueda pagar por ellos.
Son escenas de lo que personas migrantes han vivido en México cada día de los últimos dos años, en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, y que la actual Comisión Naconal de Derechos Humanos se ha encargado de silenciar y ocultar.
El asesinato de 19 migrantes ocurrido el pasado 24 de enero en Camargo, Tamauipas, es solo el último ejemplo de una larga historia de violaciones a los derechos humanos de quienes van en ruta hacia Estados Unidos.
Pero esta violencia no es un hecho aislado.
Entre septiembre de 2019 y febrero del año pasado, la CNDH elaboró 32 documentos con testimonios que narran torturas, amputaciones, violaciones, y asesinatos de personas migrantes, entre las que habría mujeres, niños, niñas y adolescentes. En las agresiones estuvieron involucrados integrantes del crimen organizado, pero también funcionarios estatales y federales de la policía, según el relato de las víctimas.
Los documentos a los que Animal Político tuvo acceso muestran que los testimonios fueron tomados por la CNDH en seis estaciones migratorias y estancias provisionales de detención, así como en 12 albergues de la sociedad civil en el norte, centro y el sur del país.
Y que las autoridades actuales de la CNDH tienen pleno conocimiento de los casos.
La propia titular de la Comisión, Rosario Piedra Ibarra, recibió por escrito el 20 de noviembre de 2019, tan solo cuatro días después de asumir el cargo, copia de los testimonios de agresiones a migrantes recabados entre el 24 y 26 de septiembre en Tapachula y en Arriaga, en la frontera sur de México. Así lo prueba el oficio OF/TAP/573/2019, elaborado por la Oficina Foránea de la CNDH en Tapachula.
El 4 de febrero de 2020, Elizabeth Lara Rodríguez, la nueva directora general de la Quinta Visitaduría, recibió copia del oficio SE/DOI/0140/20, elaborado por la directora de Organismos Internacionales de la CNDH, Ángeles Corte. En el escrito, que este medio obtuvo por transparencia pública, se expone que Médicos Sin Fronteras informó del secuestro de 11 jóvenes hondureños que fueron agredidos “física y sexualmente” en Tabasco, advirtiendo, además, que “los métodos de tortura” y “la violencia” contra los migrantes en la zona “no son aislados”.
El 13 de mayo de 2020, la Dirección General de la Quinta Visitaduría también recibió por escrito una nota informativa de personal de la propia CNDH, donde se advierte que las agresiones y secuestros de migrantes en el país siguen sucediendo con los mismos niveles de violencia que hace una década, cuando la Comisión publicó en 2009 y 2011 sendos informes especiales sobre agresiones sistemáticas a migrantes en México.
A pesar de lo anterior, la CNDH ha optado por mantener oculta la información por más de un año, y no dar a conocer públicamente estas violaciones. No lo ha hecho en comunicados, ni en recomendaciones, ni en un informe especial. Ni siquiera hizo mención a un solo caso de secuestros de migrantes en el primer informe de actividades de Rosario Piedra al frente de la CNDH, el pasado 20 de noviembre.
La CNDH, incluso, clasificó como información “reservada” los testimonios, alegando que transparentarlos pondría en riesgo la vida de los migrantes, a pesar de que esos testimonios son anónimos; es decir, no incluyen nombres, ni direcciones, ni ningún otro dato personal de la víctima, salvo la nacionalidad, y la fecha y el lugar donde fueron recabados los casos.
Mientras la CNDH reserva la información, el presidente Andrés Manuel López Obrador insiste que, en su gestión, “ya no se violan los derechos humanos de los migrantes”. Aunque los testimonios silenciados por el órgano autónomo lo contradicen.
“En el lugar donde nos encerraron había cadáveres de niños y adultos regados por el piso”, relató uno de los migrantes entrevistados por la CNDH en un albergue de Tijuana, Baja California.
“Nos hicieron caminar por el monte hasta una cañera, y ahí nos robaron todo. Nos golpearon y nos pidieron los números de nuestros familiares. Mis sobrinos dieron el número de mi hermana, su mamá, porque estaban espantados. Empezaron a golpear fuerte a mis sobrinos para que su mamá escuchara los gritos mientras le pedían el rescate. Mi hermana terminó pagando tres mil dólares por nosotros”, dijo otro migrante hondureño en un albergue en Tenosique, Tabasco.
“Me pegaban con las manos en la nuca y en las piernas con un garrote repetidamente para sacarme información. Me amarraron toda la noche y marcaban de mi teléfono a mis contactos para torturarlos y exigirles dinero para no matarme”, relató un guatemalteco en un albergue en Torreón, Coahuila.
Desde el pasado 7 de enero, Animal Político ha buscado hasta en cuatro ocasiones a la CNDH para conocer su postura.
Si bien no concedió entrevista, la CNDH envió el 8 de enero un resumen de 44 comunicados de prensa con diversas recomendaciones emitidas en defensa de migrantes. No obstante, ninguna de esas recomendaciones está relacionada con los casos de secuestros masivos.
Este mismo lunes 1 de febrero, ante la insistencia de este medio en obtener una entrevista, la CNDH envió otro escrito en el que, por medio de cuatro puntos, defiende su labor de protección a migrantes, señalando que realiza visitas periódicas tanto a estaciones migratorias, como a albergues de la sociedad civil.
Además, apuntó que en 2020 emitió 10 recomendaciones al Estado mexicano por violaciones de derechos humanos a migrantes. Y aseguró que actualmente se encuentra realizando un “análisis” para “evaluar las capacidades institucionales del Estado mexicano para cumplir con los derechos” de los migrantes, “a fin de exhortar a que se fortalezcan las instituciones que deben atender a las personas (migrantes)”, tanto a las que son víctimas de secuestro, como a quienes viajan en caravanas, solicitantes de asilo, etcétera.
Sin embargo, la CNDH tampoco explicó en este último escrito por qué no ha dado a conocer los testimonios de secuestros masivos, de los que, a continuación, se revela una muestra.
Este es el México al que decenas de miles de migrantes se enfrentan a diario, la situación que la CNDH ha mantenido oculta.