¿Nueva Normalidad? Vuelven a las calles migrantes en Reynosa (Tamaulipas)
Arnoldo García/La Silla Rota
7 junio 2020
Algunos tardaron tres meses para llegar a esta frontera, pero el coronavirus los mantuvo confinados dos meses en un albergue; ahora están en las calles
Foto: Especial
CD. VICTORIA.- Vinieron de lejos del Congo, Brasil, Cuba, Jamaica y otros países trayendo como equipaje sus ilusiones, en busca del sueño americano, pero antes deben padecer la pesadilla del coronavirus y que Estados Unidos ha suspendido la entrega de las visas humanitarias para migrantes.
Son 136 extranjeros que se encuentran albergados en la Casa de Ayuda al Migrante “Senda de Vida” en Reynosa, quienes también se sujetaron a las medidas sanitarias de “Quédate en Casa”, por la que después de dos meses apenas pudieron salir a efectuar hacer algunas compras e ir a bancos.
Nelson Jhonson cuenta: “Mi esposa y dos hijas salimos del Congo y tardamos en llegar hasta acá más de tres meses, fueron autobuses, barco, avión. Cuando llegamos hasta acá, cuando vimos la orilla del río y vimos del otro lado ondear la bandera de Estados Unidos nos emocionamos, reímos, nos abrazamos. A mi esposa Ava le dieron ganas de llorar”.
“Pero aquí estamos encerrados ahora por esa enfermedad que dicen ha matado a mucha gente en China, España, Italia y aquí en México. Ya tenemos cuatro meses de estar aquí. Dos les hemos tenido que pasar aquí encerrados, por temor al contagio del coronavirus”.
Nelson tenía la fecha para el trámite de la visa humanitaria, estaba programada para el pasado día 27 de mayo, pero el gobierno de Estados Unidos suspendió las gestiones debido a la pandemia del coronavirus.
“Ahora ya casi no tenemos dinero. Ya no podemos regresar a nuestro país, allá no hay trabajo, no hay dinero, así que aquí nos vamos a quedar. Si no nos dan la visa entonces buscare trabajo allá aprendí hacer cosas de electricidad”.
Pese a las adversidades Jhonson no pierde la sonrisa.
Después de permanecer más de dos meses en la Casa Senda de Vida Nelson ha podido salir a checar en el banco si su familia ha podido depositarle algún dinero para seguir sobreviviendo. “No ha sido fácil el encierro somos más de 130 personas las que habemos aquí y empieza haber pleitos, pero necesitamos tranquilizarnos”.
“Que donde aprendí el español, cuando los cubanos estuvieron en el Congo mucha personas aprendieron a hablar español a mí me enseñaron mis padres y mis abuelos. Ahora con cuatro meses acá he ido mejorando”.
Sandra Alves es brasileña, “pero no soy la garota de Ipanema, mire” y cuenta: “Yo no tuve problemas para llegar hasta acá ahorre, trabaje mucho, familiares que viven en Estados Unidos me enviaron dinero para que también me pudiera ir a trabajar allá, pero cuando he llegado a la puerta de Estados Unidos, la encuentro cerrada”
“Los trámites para la entrega de pisas fueron suspendidos tres días después de que llegue. Apenas obtuve una ficha para una primera entrevista en los próximos días, pero no sé qué pasará cuando entregarán fichas. Así que aquí estoy esperando”.
“A veces me dan ganas de cruzar el río nadando pero si te agarra la Patrulla Fronteriza después es peor pues te fichan y ya no te dan la visa, pues para ellos ya has cometido un delito cuando este delito es el de buscar trabajo, una mejor vida”.
En Sao Paulo trabajaba en una fábrica de ropa se usar la máquina de coser. También se cocinar. Dicen que hago de comer muy sabroso, por eso quieren que me vaya hasta Washington, allá me consiguen trabajo en un restaurant de comida brasileña, donde pagan muy bien
Es robusta, trasero prominente, senos protuberantes, ojos verdes y pelo negro ensortijado. “Ya más de dos meses aquí encerrada. No nos permiten salir por temor a un contagio. Pero aquí también somos muchos más de 100 personas más los chiquillos, por lo que también nos podemos contagiar. Hasta ahora no ha sucedido gracias a dios”.
Aprovechará que ya les permiten salir para ir al puente internacional al lado americano para informarse sobre los trámites.
“Después me compraré un pastelillo de que llaman “gansito” y una coca y me los comeré a la orilla del río, viendo el lado americano”.
Protocolo efectivo
Héctor Silva, coordinador de la Casa “Senda de Vida” dijo que tuvieron que tomar medidas más rigurosas para evitar algún contagio entre los migrante.
Los migrantes ayudan en las labores de la Casa hacen el aseo de dormitorios, baños, patios, preparan la comida, aprenden inglés, español.
Indicó que les han pedido a los migrantes que de inmediato les avisen cuando sientan síntomas como fiebre, tos seca, cansancio, dolor de garganta, diarrea, dolor de cabeza para prestarles atención de inmediato.
Comentó que “Senda de Vida” ha cumplido con que los migrantes se queden en casa, no salgan a la calle, pero no es posible guardar la sana distancia cuando son 136 los que hay en casa y el espacio no es suficiente.
Ahora para poder salir de la Casa los migrantes son llevados en una van que Héctor consiguió prestada. “Salen únicamente a lo esencial ir al banco, hacer algunas compras. Tratamos de evitar que pueda surgir algún brote”.
Mencionó que algunos migrantes se pusieron de acuerdo entre ellos y rentaron casas para poder tener más espacio y estar más cómodos, mientras que otros han rentado habitaciones en hoteles baratos “sino la casa la tendríamos saturada”.