La crisis de los hospitales COVID-19: desabasto de medicinas y falta de camas (Baja California)

Zeta Tijuana / Isabel Mercado.


Foto: Cortesía/ Tercer piso, Hospital General de Tijuana.

Atendidos durante días en sillas por falta de camas, sin medicamento suficiente para mitigar la sintomatología del coronavirus y al lado de cadáveres, se observa a los pacientes en las salas de urgencias de los hospitales reconvertidos a COVID-19 en Tijuana. Mientras algunos cuentan con recursos económicos suficientes y pagan atención médica privada, otros simplemente se resguardan en sus casas, donde perecen por falta de una atención adecuada

Entre cadáveres envueltos en bolsas, sentados en medio de pasillos o en cualquier rincón disponible, se observa a los pacientes en las salas de urgencias de los hospitales de Tijuana reconvertidos a COVID-19. En espera que se desocupe una cama, permanecen postrados dos, tres, cuatro días o más en sillas de ruedas, de escritorio, bancas o, en el mejor de los casos, sillones hospitalarios.

Ahí son atendidos por el personal médico de las altas fiebres, intensos dolores de cabeza y cuerpo, entre otra sintomatología propia del coronavirus; de tener dificultades para respirar, se les provee oxígeno.

Aun así, varios han muerto en el área de urgencias sentados en una silla y conectados a un tanque de oxígeno, antes de tener acceso a una cama.

Los cuerpos de aquellos que perdieron la batalla contra el COVID-19 son guardados en bolsas y permanecen por horas en el área donde perecieron, antes de ser trasladados al mortuorio para ser entregados a sus familiares.

Quienes siguen luchando por sobrevivir a la pandemia, ingieren sus alimentos, toman su medicina y se aferran a la vida al lado de un cadáver.

Aunque son espacios de transición en lo que se determina si los pacientes requieren o no ser hospitalizados, las salas de urgencia de los nosocomios COVID se han convertido en una extensión del área de hospitalización, pero sin la infraestructura para ello.

La saturación de ese espacio hace que anteceda una larga espera para ingresar al área que se supone, dé valoración de los pacientes; antes estos tienen que pasar un filtro, denominado triage, del cual muchos son enviados a casa por falta de camas en los hospitales o esperan a que se desocupe una silla para acceder al área de urgencias.

Es en ese filtro en el que media decena de personas han fallecido en el Hospital General de Tijuana durante la pandemia.

Ante ello, cansados de navegar con sus enfermos de un hospital público a otro sin lograr su ingreso hospitalario, algunos pacientes o las familias de estos, hacen un esfuerzo económico para recurrir a médicos particulares, adquiriendo por cuenta propia el medicamento y tratamiento que puede fluctuar entre 5 mil y 40 mil pesos, dependiendo el estado del paciente.

Los que carecen de recursos económicos no tienen más remedio que conformarse con esperar ser ingresados a un hospital público, para ser atendidos aunque sea sentados en una silla. Caso contrario, se resguardan en sus viviendas donde perecen, muestra de ello es que en el último mes se ha incrementado el número de personas fallecidas en sus casas con síntomas asociados a coronavirus, registrándose un promedio semanal de 60 defunciones por esa causa.

SOLO SILLAS DISPONIBLES

Con temperatura de alrededor de 40 grados Centígrados, dolores musculares intensos y dificultad para respirar cada vez más aguda, Ana acudió a la Unidad de Medicina Familiar Número 18 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Tijuana el sábado 9 de mayo.

Por ser sintomatología asociada a COVID-19, fue canalizada al Hospital General Regional Número 1, donde le practicaron una prueba y la mantuvieron por horas sentada en una silla de la sala de urgencias, sin proveerle de oxígeno “porque ya estaba agotado”.

Ante la advertencia del personal de que así podía permanecer por días, al no haber camas disponibles para internarla, las hijas de Ana optaron por sacarla del nosocomio y llevársela a casa, donde fue atendida por un médico particular.

Además de comprar medicamentos, la familia de Ana tuvo que rentar un tanque de oxígeno en 4 mil 700 pesos, el cual solo le duró un día y medio, teniendo que pagar 700 pesos más cada vez que se rellenó durante los diez días de tratamiento.

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El estado de la mujer empeoró, al grado que el médico vaticinó en una ocasión que no pasaría la noche. No fue así, ella sobrevivió siendo atendida en su domicilio de El Laurel, al Este de Tijuana, por no alcanzar una cama en un hospital COVID-19.

El viacrucis para acceder a una atención hospitalaria digna, no se refleja en la estadística del secretario de Salud de Baja California, Alonso Pérez Rico, con la que sostiene que la ocupación hospitalaria de Tijuana es de 72%, lo que significa una disposición de por lo menos 350 camas para la atención de los pacientes infectados de coronavirus, tanto en los hospitales reconvertidos a COVID-19, como las clínicas de apoyo.

Muestra de que los números que a diario presenta el funcionario son una falacia, es el hecho de que el caso de Ana no ha sido la única paciente que se ha visto obligada a atenderse del coronavirus desde su casa, por falta de espacio en los hospitales.

El 20 de abril, Miguel Ángel Jiménez registró síntomas leves asociados a SARS-CoV-2, por lo que optó por resguardarse en casa, pero una semana después, el 27 de abril, comenzó a tener dificultades para respirar. Acudió al Hospital General de Tijuana, pero solo había espacio para ser atendido en sillas, aun cuando las autoridades de salud reportan una ocupación hospitalaria del 76% en este nosocomio, lo que significa una disposición de 36 de las 150 camas con las que está habilitado.

Optó por trasladarse al Hospital General Regional Número 20 del IMSS, siendo ingresado a la sala de urgencias, donde observó a una docena de pacientes también sentados en sillas, con tanques de oxígeno a un lado, esperando se desocupara una cama para ser hospitalizados.

La Clínica 20 del IMSS es una unidad de apoyo que dispone de cien camas para atender a los pacientes COVID, de las cuales oficialmente se reporta la ocupación del 52%.

“Les pregunté a esas personas cuántos días tenían ahí, unos respondieron que tres, otros que cuatro días tenían ahí esperando, sentados en una sillas duras, la verdad agarré mis cosas y me salí”, expuso.

Entonces decidió acudir al Hospital Ángeles, donde se dispuso una carpa en el estacionamiento para la atención de pacientes con sintomatología de coronavirus.

Ahí lo atendió la doctora Michel Martínez, quien además de la Hidroxicloroquina que suministra a los enfermos atendidos en los hospitales públicos, le recetó Baricitinib, de un costo de 21 mil pesos, así como Clexane y Prednisona, fármacos que en total le implicaron un desembolso mayor a 22 mil pesos. A ese gasto se sumó la renta de un concentrado de oxígeno por 2 mil pesos a la semana.

Con todo y que Miguel Ángel padece comorbilidades como diabetes, hipotiroidismo, además de haber padecido un infarto en 2019, logró superar la etapa grave del coronavirus, y aunque permanece en resguardo en su casa, el 6 de mayo concluyó el tratamiento.

“Inclusive la doctora que me está tratando anda consiguiendo medicamentos que nos sobraron a los que ya estuvimos enfermos para ayudar a enfermeros y enfermeras que se están contagiando, yo le regalé los medicamentos que me sobraron para una enfermera que estaba muy grave en el Hospital General; si tuvieran esos medicamentos en el Hospital General, la doctora no estaría consiguiéndolos”, reflexionó.

De su experiencia, Miguel Ángel compartió: “La verdad es triste, me da mucho coraje que nuestras instituciones no tengan los medicamentos idóneos ni la capacidad para poder recibir a los enfermos. Es lamentable que la gente se esté muriendo por falta de medicina y de hospitalización afuera de los hospitales”.

ENFERMOS PERMANECEN EN SILLAS SIN TIEMPO DETERMINADO

Respecto a los pacientes atendidos en sillas en los hospitales reconvertidos a COVID-19, el secretario de Salud de Baja California, lo consideró necesario para que puedan ser valorados por un médico.

“No vamos a dar de alta a ningún paciente que esté pendiente de, por decir, no te quiero aquí más de dos días, te voy a dar de alta, no; se van a quedar el tiempo que sea necesario para que un médico valores si se puede ir a su casa de forma segura o requiere hospitalización porque lo vamos a intubar”.

Cuestionado por cuánto tiempo requiere esa valoración, el funcionario anotó que “dependiendo el paciente, este… no te sabría decir más de dos días un caso en específico, lo que sí te comento es que urgencias es un área de transición para ver si el paciente requiere hospitalización o se requiere ir a su casa”.

En cambio, la delegada del IMSS en Baja California, Desirée Sagarnaga, no reconoció la atención a pacientes por más de un día en sillas: “En Fase 3 estamos con camas aún, con personal y con ventiladores y una tasa de letalidad que no supera al promedio estatal, esas son las cifras que deben contar, al final uno debe contar si lo hiciste bien, si lo hiciste mal”. La funcionaria subrayó que en ninguna clínica del Instituto se ha tenido que rechazar a pacientes.

FALSA ESTADÍSTICA DE OCUPACIÓN HOSPITALARIA

En las últimas 48 horas, Baja California incrementó en 311 el número de pacientes positivos a COVID-19, de los cuales 157 se registraron en Tijuana y que no se vio reflejado en la ocupación hospitalaria, pues según la estadística del secretario de Salud, Alonso Pérez Rico, se coloca en un 81.6%.

En el caso del Hospital General de Tijuana, habilitado con 150 camas, el secretario reportó una ocupación de 75%, con 46 camas disponibles, no obstante que los pacientes siguen siendo retenidos en la unidad de urgencias, al no haber cupo para su adecuada hospitalización. De hecho, médicos del General confiaron a ZETA que es mentira la disponibilidad de camas en esa unidad.

De los hospitales del IMSS, el funcionario también presenta la misma estadística de ocupación irreal, como es el caso del Hospital General Regional Número 1, también ubicado en Tijuana, del que subrayó una ocupación hospitalaria de 73.4%, con 42 camas desocupadas de las 194 que dispone.

En ninguno de los reportes diarios presentado por Pérez Rico en los más de dos meses desde que se reportó el primer caso de coronavirus en BC, ha dado cuenta de una ocupación hospitalaria arriba de ese porcentaje.

Respecto a las condiciones en que operan los hospitales que atienden a personas infectadas con coronavirus, en los que se atiende a pacientes por falta de camas, se carece de medicamentos suficientes, entre otros insumos, expuso: “Hay déficit, por supuesto que sí, como en todos los hospitales, lo bueno del COVID es que nos está demostrando que debemos tener una preparación de extensiva en cuanto a Equipo de Protección Personal, medicamentos, disposición de camas, ventiladores; ser preventivos con relación de los pacientes, el déficit de los medicamentos”.

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RECHAZADOS RECURREN A ATENCIÓN PARTICULAR

La realidad que le ha tocado atender a la doctora Michel Martínez Franco, encargada de la unidad de evaluación respiratoria del Hospital Ángeles, es distinta a las que describen las autoridades de salud.

Indicó que ha atendido a pacientes con neumonía que llegan a la carpa del nosocomio privado después de haber recorrido hasta por tres ocasiones los filtros de los hospitales del IMSS o del General, sin ser atendidos clínicamente. Después de ser valorados en el nosocomio privado se les provee de tratamiento, el cual llevan desde sus viviendas.

“He tomado la decisión de manejarlos en casa, les prescribo el medicamentos que hemos utilizado en los hospitalizados, oxígeno en casa para el que lo requiere, líquidos vía oral incluyendo electrolitos, solicito laboratorio específicos para evaluar paciente con enfermedad de COVID, les recomiendo monitoreo en casa de pulso, oximetría -para saber su nivel de oxigenación-, temperatura y les proporciono guía de aislamiento en casa”, detalló.

A través de vídeollamada, se da continuidad a la atención médica de los pacientes y cada enfermo que se atiende desde casa cuenta con un responsable que asegura su cuidado médico, sin importar si es de escasos recursos.

“Creo que hemos evitado muchos ingresos en los hospitales públicos”, dijo al precisar que a diario se atienden de 36 a 40 pacientes en esa unidad.

Sin precisar una cantidad exacta de personas contagiadas de coronavirus que han sido atendidas con tratamientos desde sus casa, “son cientos de pacientes y todos están vivos”, solo uno requirió ser internado en hospital y ya se ha recuperado.


Foto: Alejandro Gutiérrez Mora/ZETA

DESABASTO DE MEDICAMENTOS EN HOSPITALES COVID-19

Improvisado en un inicio como unidad médica COVID-19, el Hospital General de Subzona Número 6, ubicado en Tecate, fue adecuado hace un par de semanas para recibir a los pacientes contagiados de coronavirus.

El nosocomio híbrido fue ampliado para contar con 36 camas censables, por lo que ya no ha sido necesario atender a pacientes en sillas como sucedió en la segunda quincena de abril.

Sin embargo, el personal médico continúa enfrentando penurias para brindar atención a los pacientes que acuden con síntomas de coronavirus, como es la falta de fármacos, al agotarse desde hace una semana la Hidroxicloroquina, uno de los principales medicamentos que se suministra a los pacientes graves.

El fármaco no ha sido reemplazado por ningún otro, “el déficit no se cubre, no lo hay y no se le aplica al paciente, en tanto se siguen registrando defunciones”, compartió a ZETA personal médico de ese nosocomio. En la última semana el municipio de Tecate incrementó de 13 a 18 el número de fallecimientos por COVID.

Es tal la condición precaria que guarda esta unidad hospitalaria tanto por falta de medicamento como de personal médico especializado, que ante el estado crítico que guardaba un chofer de ambulancia de esa clínica que resultó contagiado, sus compañeros optaron por enviarlo a la unidad de terapia intensiva del Hospital General Regional Número 1 de Tijuana, del que las autoridades reportan una ocupación hospitalaria del 65%.

La saturación de ese hospital es tal que el paciente -quien también se desempeña como voluntario del H. Cuerpo de Bomberos de Tecate- tuvo que esperar tres días para que se desocupara una cama y poder ser internado la noche del lunes 11 de mayo.

El Regional Número 1 no es el único hospital que enfrenta la falta de tratamiento suficiente para atender la pandemia, el Hospital General de Tijuana también enfrenta falta de medicamentos para atender los pacientes, algo que no es nuevo en ese nosocomio, “es nuestro talón de Aquiles”, anotó el director Alberto Reyes Escamilla.

En su desesperación por atender en forma adecuada a los pacientes, el galeno ha enfrentado a las autoridades de Salud al exigir el suministro adecuado de insumos, “cuando me dicen que no tienen el recurso económico o que no hay en existencia, les comento que el dinero es también para el pueblo, pues de ellos proviene”, indicó el director del Hospital General.

No obstante a esta realidad que enfrentan los nosocomios que atienden a los infectados del patógeno, el secretario Pérez Rico sostiene que se cuenta con 12 mil cajas de Hidroxicloroquina y otro tanto de Azitromicina, fármacos que se suministra a los pacientes en los hospitales públicos. Además, aseguró que se cuenta con abasto suficiente de “analgésicos, antiinflamatorios, oxígeno, eso es lo que les podemos dar a los pacientes y, si hubiera un tratamiento específico, que le pudiéramos dar para que ayudara, pues lo damos, pero no existe”, reconoció.


Foto: Alejandro Gutiérrez Mora/ZETA

REACOMODO DE PERSONAL PARA CUBRIR DÉFICIT

En un turno, una sola enfermera de cualquiera de los hospitales del IMSS Tijuana, atiende hasta 20 pacientes de SARS-CoV-2, sobrecarga de trabajo que se registra desde que comenzó el arribo de los primeros contagiados a la fecha.

Pese a que a mediados de abril tanto las autoridades del IMSS como de la Secretaría de Salud dijeron tener abierta la convocatoria para la contratación de médicos y enfermeras, ha sido poco el personal de nuevo ingreso contratado.

En el caso del IMSS, la delegada regional Desirée Sagarnaga Durante destacó la autorización de 600 plazas, pero no supo determinar la cantidad de personal contratado para cubrir el déficit que enfrentan las unidades médicas del Instituto.

En el caso de los hospitales del Sector Salud estatal, Alonso Pérez Rico, comentó: “Llevamos más de 260 personas contratadas en el Estado, más de 80 médicos, una cantidad increíble para un periodo tan corto; muchísimas enfermeras hemos contratado, más de 150 en contratación activa”.

El secretario agregó que con la cantidad de personal contratado, solo se requerirán 20 enfermeras más en Tijuana, 40 en Mexicali, 10 en Rosarito y 10 en Ensenada.

Sin embargo, de acuerdo al déficit de personal reportado por el director del Hospital General de Tijuana, Alberto Reyes Escamilla, faltan 120 enfermeras y 60 médicos.

Son pocos los que han sido contratados para ese nosocomio, y los de nuevo ingreso son médicos generales, cuando “necesitamos intensivistas, urgenciólogos, internistas, neumólogos, principalmente, además de camilleros y personal de intendencia y mantenimiento”.

Para cubrir la carencia de personal, se ha visto obligado a efectuar un reacomodo, asignando a los espacios COVID personal de otras áreas; incluso “pedí ayuda de los médicos militares, y nada”, concluyó Reyes Escamilla.

Por falta de trajes COVID, autoridades suspendieron operativos en funerarias

Del 1 de mayo a la fecha, en Tijuana han perecido 157 personas por COVID-19, teniendo la mayoría de los deudos que pagar un sobreprecio en los servicios funerarios, al no respetar la mayoría de las empresas fúnebres, el convenio firmado el 4 de mayo con la autoridad, de mantener a un costo de 7 mil pesos el precio de las cremaciones, sean o no decesos por coronavirus.

A pesar de ello, después del último operativo -de solo dos efectuados durante la pandemia-realizado el 30 de abril en funerarias, ninguna autoridad de los tres niveles de gobierno ha realizado una nueva inspección, no obstante que suponen que estos negocios continúan incurriendo en irregularidades como el sobre cobro de los servicios funerarios y acumulando cadáveres en sus instalaciones al no contar con hornos crematorios, o de tenerlos, no darse abasto en la incineración de cuerpos.

Ante ello, el delegado único federal Jesús Alejandro Ruíz Uribe justificó la inacción de las autoridades de Cofepris y Profeco ante la falta de equipo de protección del personal que realiza la inspección.

“Vamos a seguir interviniendo, solo que ocupamos trajes COVID porque entran los muchachos y están los cuerpos ahí”, dijo, además de considerar la reanudación de operativos en la semana que concluye.

El funcionario agregó que a la fecha, 17 funerarias han firmado el convenio, pero no todas lo han respetado, siendo algunas obligadas al cobro de sobreprecio cuando los usuarios interponen quejas, pero sin realizarse una nueva inspección. Isabel Mercado Juárez


Foto: Alejandro Gutiérrez Mora/ZETA

BC, lejos de salir del semáforo Rojo; contagios por COVID-19 aumentaron 72.23% en 14 días

El 18 de mayo es la fecha prevista para que algunos municipios en México retomen sus actividades sociales y económicas a partir del modelo de semaforización que es parte de la “Nueva Normalidad”, propuesta por autoridades sanitarias del Gobierno Federal.

Sin embargo, en Baja California el camino se torna incierto para volver a esa normalidad, toda vez que en los primeros 14 días del mes en curso, la cifra de contagios por coronavirus aumentó en 72.3%.

De 160 casos confirmados registrados el martes 7 de abril -fecha en que la entidad ingresó en los tres primeros estados con número de contagios-, se llegó a 2 mil 835 pacientes el jueves 14 de mayo, aumentando mil 189 casos desde el viernes 1 de mayo.

En estas dos semanas, solo un día se dio la ilusión de que la cifra podría ir en descenso cuando el 2 de mayo, la Secretaría de Salud estatal informó que solo hubo 10 casos nuevos, sin embargo, en los días siguientes, por lo menos en tres ocasiones la cifra rebasó los 100 contagios.

Uno de esos días fue el 6 de mayo, cuando se anunció que 100 personas dieron positivo a los exámenes; un día después, el 7 de mayo, fue de 181, la más alta hasta entonces. Para el 9 de mayo se registrarían 121 nuevos contagios, y el miércoles 13 se tendría la cifra que rompería récord hasta la fecha: 238 nuevos casos de COVID-19.

Los demás días el número de casos positivos ha variado entre 37 y 95, sin que la cifra se retraiga para disminuir la curva como el secretario de Salud, Alonso Pérez Rico, se empeña en mencionar durante las videoconferencias matutinas que encabeza al lado del gobernador Jaime Bonilla Valdez.

En cuanto a decesos, el número tampoco desciende, por el contrario, ha llegado al doble del primer día de mayo, pasando de 244 a 487 confirmados como COVID-19.

La justificación del aumento de contagios por parte de Pérez Rico se debe a que había pruebas sin procesar por parte del Instituto Mexicano del Seguro Social en la entidad, las cuales desde la semana pasada se analizan en los laboratorios del Estado, y por ello el rezago aumentó el número de positivos.

Mientras tanto, se pretende que para el 1 de junio, Baja California salga de la zona roja y se tenga listo un protocolo sanitario para el reinicio de actividades, informó el secretario de Salud.

Por su parte, el mandatario Jaime Bonilla externó que “se hizo lo que se pudo” en cuanto al cierre de la frontera entre Tijuana y San Diego, situación que en su opinión, no está en dentro de sus facultades por ser una tema de carácter federal, pero aceptó que de haber ocurrido el cierre, el número de contagios se hubiera logrado contener. “Son las características de Tijuana, viene lo bueno con lo malo”, agregaría. Uriel Saucedo Ramírez

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