La lucha de las y los trabajadores de la salud contra la COVID-19 y el abandono gubernamental

Las protestas de médicos, enfermeras y trabajadores administrativos de hospitales a lo largo del país ponen en evidencia el desmantelamiento del sector salud y la falta de equipos y personal para enfrentar la actual crisis sanitaria.

Foto: Charbell Lucio, El Universal

Colectivo Grieta, 08 de abril de 2020
Ciudad de México.- En las últimas semanas las protestas de médicos y enfermeras por todo el país han vuelto a llamar la atención sobre las condiciones de precariedad y abandono del sistema de salud pública en México. La llegada del virus SARS-CoV2, causante de la enfermedad COVID-19 a México ha sido el contexto en el que se han revitalizado protestas de los trabajadores del sector salud. Dicho sector, que ya se encontraba en un estado lamentable por la falta de equipos e insumos básicos, ha sufrido una reducción presupuestal en términos reales a partir del gobierno de la autodenominada Cuarta transformación, con López Obrador como presidente de la República. Las consecuencias de estos recortes no solamente limitan las capacidades del país para hacer frente a la pandemia, sino que, como revelan las múltiples protestas y los casos de contagios y decesos entre el personal sanitario, han tenido como consecuencia que los trabajadores de la salud deban realizar su labor en condiciones de riesgo que se podrían evitar si la vida humana fuese una prioridad.

Recortes presupuestales, desabasto de medicinas
Desde mayo de 2019, diferentes movilizaciones, tanto de médicos residentes como de enfermeras denunciaron el desabasto de medicinas y equipo en al menos 24 Estados del país. Estas protestas no solo han abarcado a familiares de pacientes de niños con cáncer, las cuales recibieron el centro de la atención mediática, sino que desde mediados de 2019, fueron los propios médicos y empleados de diferentes instancias de seguridad social quienes comenzaron a señalar la falta grave de medicamentos en distintas partes del país, en hospitales del IMSS, el ISSSTE, los Institutos Estatales de Seguridad Social e incluso algunos hospitales de referencia nacional en la Ciudad de México, acentuándose a inicios de 2020.

Además del desorden administrativo y las disputas entre niveles de gobierno y sectores de la clase política, el desbasto de medicinas se debe a un gasto público en salud. El gasto en salud en el gobierno de la 4T se ha reducido porque si bien ha habido incrementos en el monto nominal del gasto en salud (1.3 y 3.4% para 2019 y 2020 respectivamente), estos incrementos no compensan la inflación acumulada para esos años (4.37% para 2018 y 3.3% en 2019 de acuerdo a cifras del INEGI). Con ello, el gasto per cápita en salud permanece desde 2016 en los niveles más bajos de que se tenga registro.

Un caso particularmente fuerte y relevante para crisis actual el del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), primer hospital de referencia a donde se dirigen los pacientes con síntomas de COVID-19. A este hospital para 2020 se le disminuyó el presupuesto 22% con respecto al 2019. Aquí trabajadores de la salud se han manifestado en más de una ocasión denunciando el desabasto de insumos básicos para tratar cualquier enfermedad, así como la falta de información y protocolos para atender a pacientes con síntomas de COVID-19.

Por ello, en estados como Guanajuato, Michoacán, Oaxaca y Tabasco, las protestas por desbasto de medicinas y falta de equipos se desarrollan desde el año 2019. Particularmente notable ha sido la escasez de medicamentos contra el cáncer y de algunas vacunas, como la triple viral, pero también se ha denunciado la falta de elementos tan indispensables como el agua en al menos una clínica de Michoacán. También a lo largo de 2019 se realizaron movilizaciones de médicos pasantes en protesta por las condiciones laborales, los despidos injustificados y el maltrato del que son objeto en hospitales federales y estatales.

Foto: Riodoce

 

Por todo el país, médicos reclaman material, personal y equipo suficiente para enfrentar la emergencia sanitaria

Aunque en días recientes el gobierno Federal declaró la situación de emergencia sanitaria a nivel nacional, los reclamos que desde hace semanas han hecho los trabajadores de la salud siguen sin atenderse debidamente. En múltiples hospitales se reporta la carencia de materiales elementales como cubrebocas y guantes, para no hablar de los respiradores, equipo esencial para el tratamiento de los enfermos de COVID-19 en estado grave. Muchas de estas carencias ya se experimentaban desde antes de la actual pandemia, pero ésta las ha hecho más evidentes.

A raíz de la llegada del virus SARS-CoV2 a México, se ha evidenciado la falta de protocolos y equipo para atender no sólo los casos graves de COVID-19, sino incluso otras enfermedades infecciosas. Quizá el caso más grave sea el del Hospital Regional de Zona No. 7 del IMSS en Coahulia, convertido en un verdadero foco de infección por el abandono gubernamental y la falta de protocolos adecuados de atención. Allí, desde el pasado 24 de marzo, médicos y enfermeros del Instituto Mexicano del Seguro Social de Monclova denunciaron que estaban “trabajando sin protección para evitar contagios del COVID-19”, a pesar de que a diario estaban recibiendo a pacientes con “sintomatología del padecimiento como insuficiencia respiratoria, tos, fiebre”. Además revelaron que los enfermos con estos síntomas estaban siendo “instalados en una sala común de urgencias y no en un área asilada como lo indican organismos de salud a nivel mundial”. En este caso, la indiferencia gubernamental ha llevado a que casi 40 trabajadores de la salud se hayan contagiado y a que al menos un doctor y una doctora hayan fallecido a causa del coronoavirus.

Por ello, las protestas no han sido solo de médicos, por ejemplo, la asociación Médica de Enfermeros de Chihuahua, ha denunciado la falta de insumos médicos, así como la nula garantía en las condiciones de seguridad para los trabajadores de la salud en el estado. Por su parte, en distintas partes médicos exigen que se les respete sus derechos laborales porque, además de estar ejerciendo en condiciones inseguras, sin material indispensable, los contratos de trabajo son precarios. En el contexto actual, los trabajadores de la salud han tenido que comprar con sus precarios salarios materiales como gel gel antibacterial y cubrebocas. Esto sucede también en Puebla, donde incluso han sido los propios pacientes quienes han comprado los guantes de exploración para que ausculten a sus pacientes e incluso parte de las medicinas, como se explicaron médicos del Hospital Regional Sur.

Aunque hasta ahora han ocurrido de manera no coordinada a nivel nacional, las protestas de los y las trabajadoras de la salud se han dirigido contra los tres niveles de gobierno. Desde el caso de los médicos que protestaron contra la presidencia municipal de Ciudad Juárez , de los hospitales estatales de Colima (Clínica “Dr. Miguel Trejo Ochoa” del ISSSTE y Hospital General de Tecomán, del hospital General No. 1 del IMSS en Sinaloa, en la Clínica Hospital Mérida y en el Hospital Juárez de Yucatán y en hospitales de referencia a nivel nacional (INER de la Cd Mx).También se han realizado protestas en hospitales de Tamaulipas y Zacatecas, siempre señalando la falta de condiciones materiales para que los trabajadores de la salud desarrollen su trabajo y puedan protegerse del contagio y eviten ser vectores del virus: escasean los cubrebocas, los guantes, los lentes y las caretas de protección, hay pocas áreas de aislamiento para pacientes con COVID-19, no hay jabón ni gel antibacterial, faltan respiradores, no se aplican correctamente los protocolos de tratamiento. El desmantelamiento del sistema de salud en México ha ocurrido a escala nacional.

Las protestas han llegado al extremo de tener que realizar paros en los hospitales para que la voz del personal de atención a la salud se haga notar. Han ocurrido paros en clínicas y hospitales de Coahuila (Clínica 51 del IMSS), en las clínicas de Michoacán por parte de los pasantes de medicina y en al menos una clínica familiar del ISSSTE en Ciudad Victoria. Los médicos y enfermeras han realizado cierres de calles y avenidas en Morelos y Veracruz.

Delicias.- A cuatro días de trabajar bajo protesta, personal médico del Hospital Regional volvieron a salir para protestar por la nula respuesta del sector salud. Foto: La opción de Chihuahua

Además de la escasez de medicinas y equipo de protección, los médicos han denunciado la falta de pruebas diagnósticas para SARS-CoV2 en los hospitales de Aguascalientes, Nayarit, San Luis Potosí y Morelos. En el otros extremo, hospitales que sí cuentan con reactivos para diagnosticar vía PCR (reacción en cadena de la polimerasa) el SARS-CoV2, como el INER y el Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán, el personal ha denunciado que no alcanzan a aplicar la prueba porque los espacios destinados al diagnóstico en aislamiento de enfermos con síntomas del COVID-19 están saturados. Y esto cuando presuntamente no se ha alcanzado el pico en la tasa de contagio. Tampoco al personal de salud que ha estado expuesto se le ha aplicado pruebas de diagnóstico molecular, y eso ha sido otro motivo de las protestas, por ejemplo en Coahuila y Jalisco .

Gran parte de estas protestas ha ocurrido por fuera de las instancias tradicionales de representación, como explicó un enfermera veracruzana de Centro Médico Adolfo Ruiz Cortines del IMSS: “(Nuestras demandas) siempre han sido ignoradas tanto por el sindicato como por la empresa, por eso tuvimos que hacer esto, en contra de lo que realmente tendríamos que haber hecho: guardar nuestra sana distancia y cuarentena. Pero ponemos en riesgo la vida de nosotros, la de nuestros familiares y la de la sociedad a la que nosotros atendemos”.

Las y los trabajadores del campo y de la ciudad generan todos los días con su trabajo la riqueza del país. La emergencia sanitaria ha revelado como esa riqueza no es utilizada para garantizar el derecho básico a la salud, pues el capital y los gobiernos a su servicio, tienen otra prioridad: las ganancias, para eso viven. Más aún, las voces de protesta de los médicos y enfermeras hacen ver como los trabajadores de la salud no les importan a los gobernantes, quienes desde arriba prometen salvar al país y llaman a la pasividad social. Esas voces de protesta comienzan a convertirse en gritos. Aún es temprano para saber si esos gritos se convertirán en organización.