Miles de mujeres demuestran que en Chihuahua ya no habrá silencio ante la violencia feminicida
Raichali/Adriana Esquivel
Chihuahua.- Al unísono, cerca de cinco mil mujeres gritaron por las calles de Chihuahua su hartazgo por la violencia feminicida y mandaron un mensaje claro para las autoridades y la sociedad: no guardarán silencio ante las agresiones que las niñas y mujeres viven diariamente en el estado.
Pero algunas tuvieron que cubrir sus rostros para marchar; para plasmar en las estaciones del transporte público el nombre de las niñas y mujeres víctimas de desaparición, violación y feminicidio en Chihuahua.
Se acercaron a la prensa para pedir que evitaran fotografiar a las mujeres que llevaran el rostro descubierto. Algunas se quitaron la ropa para resignificar su cuerpo, otras plasmaron en paredes y banquetas su hartazgo.
Todas llevaban pasamontañas, medias, playeras, pañuelos o rebozos en el rostro, porque saben que, a diferencia de quienes diario agreden a las niñas y mujeres del estado, ellas sí pueden ser exhibidas e incluso sancionadas por tomar las calles y exigir justicia.
“Este día me saco la ropa junto a mis miedos
Este día, mientras ves mi cuerpa, vas a ver brotar tus estigmas y fobias y escribirás en Facebook y twitter que no son las formas
pero ya no cargaré sus mierdas
Hoy mi cuerpa y la de mis hermanas van a gritar de rabia y libertad
Pero más de amor, por mi por ti por todas”
Nombrar a las víctimas
Las acciones de protesta iniciaron desde las 4:00 horas del domingo. En los accesos norte, sur y centro-oeste de la ciudad se colocaron mantas con la leyenda “Bienvenidos al estado feminicida”, las cuales fueron retiradas en menos de una hora por agentes de seguridad pública municipal.
Además, se reportó la intervención de la oficina del Comité Estatal del Partido Acción Nacional (PAN), ubicadas sobre la avenida Zarco, en donde se le exigió a la institución política en el poder estatal que “saquen sus rezos de nuestros congresos”.
Para las 13:00 las manifestantes se concentraron sobre la avenida Universidad. Los contingentes más grandes esperaron en los alrededores de la glorieta a Francisco Villa, mientras que otro grupo de mujeres se organizaba en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Chihuahua.
Corrieron juntas hasta la Estación Universidad del sistema de transporte público. Mientras cinco de ellas hacían una valla humana para impedir a los trabajadores que salieran del lugar, dos más colocaron el nombre de Alondra en la parte superior.
De ahí, se dedicaron a renombrar las estaciones para visibilizar a las niñas y mujeres que han sido víctimas de la violencia de género.
“¡Alondra, te estamos esperando!”, le recordaron a la niña a quien su familia busca desde el 18 de septiembre de 2017. Por su desaparición, la Fiscalía General del Estado ofrece una recompensa de 100 mil pesos por información sobre el paradero de Ramiro Córdova Cárdenas, abuelastro y principal sospechoso.
“¡Camila, no fue tu culpa!”. La estación División del Norte fue bautizada como Camilia, la niña de siete años que fue secuestrada en octubre de 2018 afuera de su domicilio por un conductor de Uber identificado como Juan Manuel ’N’, quien irá a juicio este año por los delitos de plagio, violación y asesinato.
A ella le aseguraron que no tuvo la culpa por jugar. Su crimen, expresaron, tampoco fue culpa de su mamá, a quien varias personas señalaron como la responsable por trabajar dos turnos para poder mantener a Camila y a sus hermanitos.
La marcha partió de la glorieta de Pancho Villa
rumbo a la Plaza del Ángel
Cruzando la avenida División del Norte, las feministas intervinieron la Estación Sor Juana, para convertirla en Marisela Escobedo, la activista juarense que fue asesinada frente al Palacio de Gobierno mientras exigía justicia por su hija Ruby.
“Apagaron tu luz, Marisela, pero encendieron miles”, gritaron las mujeres de todas las edades para recordarle al estado que, a casi 10 años del crimen, aún tiene una deuda pendiente con Marisela.
“Diario machista, te tenemos en la lista”. En el camino se encontraron con las instalaciones del medio impreso y digital El Diario de Chihuahua. Con pintas, le reclamaron su amarillismo, denunciaron que ha lucrado con la violencia de género
La estación Deza y Ulloa se renombró Ruby. La hija de Marisela Escobedo desapareció en agosto de 2008 y, casi un año más tarde, fue encontrada muerta. Por su asesinato, Marisela presentó una denuncia contra Sergio Barraza, expareja y asesino confeso de su hija.
Ante las omisiones de las autoridades, ella investigó y localizó a Sergio en Fresnillo, Zacatecas, sin embargo, “por falta de pruebas”, fue absuelto en Ciudad Juárez en mayo de 2010.
“Ruby: no fue tu culpa, ¡La culpa fue del Estado por no garantizarte seguridad, ni justicia!
Entre el contingente destacó una marioneta de la alcaldesa María Eugenia Campos, quien, en varias ocasiones gritó a las jóvenes que dejaran de hacer pintas y de vandalizar para después recomendarles “hacer pasteles y tejidos contra los feminicidios”.
La última estación intervenida también fue dedicada a una activista juarense: Isabel Cabanillas, a quien recuerdan sus compañeras y amigas como una mujer valiente, amorosa y solidaria que, desde el arte, acompañó a cintos de mujeres víctimas de violencia en la ciudad fronteriza.
Se queman machos con todo y huevos
El contingente continuó hasta la Plaza del Ángel. El desfile de reclamos parecía no terminar. Varias de las asistentes llevaban en las manos los nombres de sus amigas, de sus hermanas, primas o compañeras de lucha.
Entre esos nombres destacó el de Patsy, activista trans que hace un par de días fue asesinada en su domicilio. “¡Alzaremos nuestras voces para que se haga justicia!”, manifestaron las integrantes de la organización Pro Trans Chihuahua.
También llevaban las fotos de sus agresores y los números de las carpetas de investigación olvidados en la Fiscalía General del Estado y en la Especializada en Atención a Mujeres Víctimas de Violencia por Razones de Género, que al final, fueron quemados en una hoguera.
Antes de arrojar sus nombres al fuego, cada una contó su historia y denunciaron las irregularidades en las investigaciones, lloraron al recordar que cuando buscaron justicia no les creyeron; que siguen libres mientras ellas han tenido que enfrentar solas el miedo, la tristeza y el coraje.
“Nos preguntan por qué tardamos tanto en denunciar. No saben que, para poder hablar, a veces necesitamos tres, diez años. Yo ya estoy cansada de que aunque he gritado tantas veces lo que me pasó, nadie me crea, nadie haga nada…”
Luchas diversas
Ya reunidas en la explanada de la plaza frente al Palacio de Gobierno, cada colectiva feminista pasó al frente para leer sus posicionamientos de la marcha realizada para conmemorar el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
Por parte de Mujéricas habló “La Marus”:
“Hoy 8 de marzo quiero pedirles su sororidad (…) Luchamos contra el feminicidio desde el instituto municipal de la mujer promoviendo talleres de repostería y costura, ustedes saben bien cuáles son las labores femeninas y precisamente porque pensamos en todas las mujeres, todas las vidas importan, incluyendo las que están por nacer ¿verdad que sí?, ¿Dónde están mis empleadas de Municipio? Aquí es donde debían contestar que sí, si no las dejo sin trabajo”
“¿Te parece exagerado?, pues no lo es, la alcaldesa y su partido han repetido hasta el cansancio dicho discurso y ahora pretenden hacerse pasar por feministas. Las mujeres en el poder no son ni han sido garantía de representatividad”, detalló la colectiva en su posicionamiento en el que exigieron, tanto a la alcaldesa como al PAN, dejar de capitalizar la rabia y el dolor de las feministas.
Marea Verde se pronunció en contra del machismo y del capital, cuyo sistema ha agudizado la violencia patriarcal sometiendo a las mujeres a la precariedad laboral, dobles jornadas, acoso en los trabajos y desigualdad en la vida diaria a causa de la división sexual del trabajo.
Es fundamental hacer la exigencia a la iniciativa privada para que mejoren las condiciones laborales de las mujeres, no necesitamos su solidaridad con el paro, necesitamos que generen las condiciones para que todas las mujeres puedan vivir una vida libre de violencia, porque al final los feminicidios se sostienen en la misoginia, la pobreza y la desigualdad”.
Movimiento Malinche también realizó un conteo de mujeres víctimas de violencia, en el que recordaron a Paloma, la hija de la activista Norma Ledezma y a Esmeralda y la diamantina rosa con la que su padre hizo germinar la rabia en Juárez.
“Estamos aquí porque no permitiremos que sigan hablando de derechos y de la defensa de vida de las niñas, adolescentes y mujeres mientras repudian la despenalización del aborto y promueven un “enfoque de familia” y la intromisión de sus valores religiosos en nuestras escuelas. Estamos aquí haciendo historia. Este es el verdadero movimiento de mujeres”