La trata en Puebla, sin fronteras ni límites

Ilustración: Conejo Muerto

Ámbar Barrera | Dafne García | María José Andrade Gabiño / Lado B

Detrás de una publicación en una red social puede haber un caso de trata. Ahí, a la vista de todos, detrás de un perfil con fotos de mujer que publica imágenes sugerentes y lanza invitaciones abiertas a tener relaciones sexuales, puede haber una víctima, incluso menor de edad. Una víctima invisible, invisible la violencia que vive y las razones que la llevaron ahí.

Sucede en Puebla como sucede en otros lugares del país, pero aquí se conjugan factores ideales para la explotación sexual, tres principalmente: la ubicación geográfica, las redes delictivas que operan y la omisión de la autoridad.

Puebla limita con siete estados, uno de ellos es Tlaxcala.

Sobre la trata de mujeres en Tlaxcala, la organización internacional Open Society Justice Initiative dijo en su informe “Atrocidades innegables”, que se debe investigar como un crimen de lesa humanidad, debido a la gran afectación que ha causado y a las omisiones de las autoridades.

Y aunque Puebla no limita con la capital del país, tan solo 2 horas y media lo separan de la Ciudad de México, donde se ubica “el prostíbulo más grande de América Latina”, como se le conoce a los alrededores del mercado de La Merced, y donde, según un análisis realizado en 2014 por el Centro Madre Antonia –que desde hace más de 25 años acompaña a mujeres en situación de prostitución y trata en la defensa de sus derechos–, la mayor parte de las mujeres explotadas sexualmente provienen de distintos municipios poblanos.

Puebla forma parte de una región en el centro del país, junto con la Ciudad de México y el Estado de México, de violencia concentrada: secuestro, extorsión, homicidios, robo de combustible y desaparición de personas.

Es por eso que “la trata de personas se combina con estas actividades ilícitas y se dinamiza en las mismas rutas del trasiego de drogas, armas y migrantes”, concluye el estudio “Una mirada desde las organizaciones de la sociedad civil a la trata de personas en México”, presentado en octubre de 2017 por la red Hispanics in Philanthropy (HIP).

De acuerdo con el mismo estudio, en el estado hay un gran flujo migratorio interno –así como a la CDMX– en búsqueda de empleo y/o huyendo de desastres naturales, proyectos extractivistas y violencia por parte del ejército, paramilitares y delincuencia organizada. Una movilización que vulnera a las personas y las expone a ser víctimas de trata.

Entre los casos de trata identificados por la red Hispanics in Philanthropy encontraron intercambio de mujeres entre grupos delictivos para explotarlas sexualmente, y trata de jóvenes para estudios de compatibilidad, así como extracción de órganos.
Ilustración: Conejo Muerto

La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), en su reporte más reciente, reconoce a Puebla entre los diez estados que, año con año, registran más víctimas de trata, en su mayoría mujeres y niñas. Un dato que inevitablemente coincide con los altos índices de desaparición.

De 2011 a junio de 2017, de 10 mujeres que desaparecieron en Puebla 4 tenían entre 14 y 17 años de edad. Y las adolescentes son a las que menos encuentran después de reportada su desaparición, es decir, las que permanecen desaparecidas. El municipio con más casos de desaparición de mujeres es Tepeaca, a solo 50 minutos de Tenancingo, un municipio de Tlaxcala popularmente conocido como “la cuna de la trata”.

La cifra es, al menos, para pensarse: en Puebla desaparece una persona al día, sobre todo mujeres.

En un Diagnóstico Nacional sobre la Situación de Trata de Personas en México, realizado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) en 2014, se evidenció que 41.1% de las personas mexicanas víctimas de trata en el extranjero, especialmente en Estados Unidos, era de Puebla.

Este dato no se ha vuelto a actualizar: mujeres invisibles.

De enero a septiembre de 2019, en Puebla se han abierto 14 carpetas de investigación por el delito de trata de personas, un aumento significativo considerando que en 2018 se reportaron tan solo 11 casos. Pero la cifra es engañosa, pues es un delito que se denuncia poco y se investiga menos, y sobre el que no hay estadísticas definitivas confiables.

https://ladobe.com.mx/2019/11/la-trata-en-puebla-sin-fronteras-ni-limites/