El paraje de la Ciudad donde los cuerpos son abandonados
Texto de Arturo Contreras Camero y Fotos de Ximena Natera/Pie de Página
El hallazgo de los restos de Daniela Ramírez, una joven de 18 años que desapareció hace casi dos meses después de tomar un taxi, en las inmediaciones del poblado de Parres, al sur de la Ciudad de México, es muestra de un fenómeno común en estos parajes donde es frecuente el hallazgo de cuerpos y restos de personas sin identificar.
El pasado miércoles 11 de julio, medios de comunicación capitalinos publicaron el hallazgo de dos osamentas, jirones de ropa y unas botas que fueron identificados por los familiares de Daniela, aún antes de que la Procuraduría les pidiera que los identificara.
Daniela Ramírez desapareció alrededor de las nueve de la noche, después de subir a un taxi con rumbo a una fiesta el pasado 19 de mayo. Durante el trayecto, la joven pidió ayuda a uno de sus amigos por un mensaje en Whatsapp cuando se percató que la ruta a la que enfilaba no era la de su destino. “Ayuda. Creo que el taxi me quiere secuestrar”, decía uno de los mensajes. Inmediatamente después, su amigo inició una búsqueda a través de redes sociales.
El lugar donde desapareció Daniela es muy cercano al último lugar en el que se tiene registro de su presencia, muy cerca de Parres, un poblado rural al sur de la alcaldía de Tlalpan, al pie de la carretera federal México-Cuernavaca, casi en la frontera con ese estado. Esta carretera conecta también con el camino que baja del Ajusco. Es una zona boscosa, poco poblada y con muy poco tránsito.
La otra osamenta que se encontró junto a la de Daniela aún no ha sido identificada, pero se cree que podrían pertenecer a Pamela Gallardo, otra joven desaparecida en la zona el 5 de noviembre de 2017. Pamela salió de una fiesta de música electrónica, un rave, en el Ajusco a unos 20 kilómetros de donde se encontraron los restos.
A partir del hallazgo de estos restos, los abogados del caso de Pamela solicitaron a la Procuraduría de Justicia de la Ciudad de México que se realizara una confronta de ADN.
“Sabemos que en esa zona operan distintos grupos delincuenciales. Hay varios conflictos comunitarios, varios grupos de secuestro. Es común encontrar cuerpos. Hay una alto índice de violaciones, y también de trata. Todo eso que ha sido recopilado en la carpeta (del caso de Pamela)”, dice en entrevista Karla Micheel Salas, abogada del Grupo de acción por los Derechos Humanos y la justicia social, que lleva el caso de Pamela.
La abogada asegura que los pobladores de esta zona boscosa, remota y de difícil acceso, le advierten a la gente que se acerca que no caminen solos por estos parajes, porque es una zona de altísima inseguridad, en la que, por la lejanía, pareciera que no existiera autoridad. Además, advierten que estos campos están en constante custodia por diferentes grupos delincuenciales. “Es una zona tan grande que pareciera que no tiene fin”, asegura la abogada salas.
Ejidatarios del lugar confirman la versión de la abogada. Además de la tala clandestina que persiste en estos bosques, entre sus claros hay casas de seguridad que son usadas por diferentes bandas de secuestro para mantener a las personas que capturan.
A pesar de que ya se encontraron los restos de Daniela, la Procuraduría de la ciudad aún no publica ningún avance de la investigación respecto a los responsables de su abducción y muerte. Sin embargo, la madre de Daniela, Margot Ortiz aseguró a medios de comunicación que se está haciendo un buen trabajo en las investigaciones.
La búsqueda de Daniela se realizó cerca del kilómetro 42.5 de la carretera federal México-Cuernavaca, y en ella participaron bomberos y policías apoyados con drones, según datos de la Procuraduría.
Esta carretera, desde hace más de cinco años, ha sido escenario de desapariciones y apariciones inesperadas de cuerpos.
El 18 de marzo fue encontrada en la misma zona el cuerpo de María del Rosario Fabián Montiel, mamá de Bruno, un menor de edad que fue abandonado frente al centro comercial Perisur. Según las autoridades capitalinas, se trató de un secuestro.
El pasado 23 de mayo, pobladores del Ajusco, Parres y Topilejo hicieron una manifestación para reclamar a la alcaldesa de Tlalpan, Patricia Aceves, por la seguridad en la zona, sobre todo por las decenas de desapariciones que se quedan sin ninguna explicación para la población. “Aquí simplemente desaparecen las personas, las mujeres y no se sabe nada más”, reclamaron a la alcaldes.
El 24 de agosto en Huitzilac, Morelos, un pueblo a escaso 17 kilómetros de Parres, los vecinos encontraron el cuerpo de una persona que estaba siendo devorada por los animales del lugar. Después de que las autoridades de Morelos lo retiraran, no se supo más del caso.
Hace un año, en esos mismos parajes, la policía de la ciudad encontró con vida a César Alejandro Rincón Orta, un académico de la UNAM que desapareció en la colonia Tepepan, en la alcaldía de Xochimilco.
Especialmente, estos bosques fueron objeto de atención hace cinco años por el caso de seis ciclistas secuestrados, tres de ellos triatletas de alto nivel. Poco tiempo después de ese caso, llamó la atención el asesinato de Anayeli Bautista Tecpa, una estudiante de Química de la UNAM, encontrada en la zona.
Tlalpan no es una de las alcaldías a las que llegará la Guardia Nacional, que llegó a la Ciudad de México la semana pasada. Según los planes anunciados, la Guardia patrullará la periferia de la ciudad en sus puntos más conflictivos, pero en su primera etapa sólo abarcará Iztapalapa, Iztacalco, Venustiano Carranza y Gustavo A. Madero.
Filtraciones que molestan
Las fotografías por medio de las cuales los familiares de Daniela reconocieron a la muchacha, así como parte del expediente del caso, fueron filtradas por personal de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México a los medios. Hecho que molestó a sus familiares, quienes ahora se niegan a atender a los medios.
“¿Cómo fue que ustedes como medios, profundamente irresponsables, se lanzaron a llamar por teléfono a la madre de Daniela en su dolor?”, cuestionó ante cámaras de los medios, afuera de las oficinas centrales de la Procuraduría, Sergio González, tío de Daniela.
“Este es un llamado a ustedes como medios, sumamente irresponsables. Cómo se filtró la carpeta, es algo que la fiscalía tiene que investigar”.
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