“Estamos de luto, pero luchando para que los sueños de los compañeros asesinados no queden a mitad del camino”: CIPOG-EZ
· Denuncian la situación de violencia en contra de sus comunidades por parte de grupos delictivos y caciques solapados por los malos gobiernos.
· Solicitan acopio de alimentos y medicinas para contrarrestar el asedio narcoparamilitar que se vive en comunidades aledañas a Chilapa.
Colectivo Grieta, Ciudad de México, 8 de junio 2019.
El pasado 23 de mayo a plena luz del día, cuando regresaban a sus comunidades después de asistir a una reunión en Chilpancingo, Guerrero, fueron secuestrados en las cercanías de la cabecera municipal de Chilapa, Bartolo Hilario Morales e Isaías Xanteco Ahuejote, integrantes de la Policía Comunitaria de las comunidades nahuas de Tula y Xicotlán. De acuerdo con el comunicado firmado conjuntamente por el Congreso Nacional Indígena (CNI), el Concejo Indígena de Gobierno (CIG) y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), Bartolo Hilario fungía como comandante de la Policía Comunitaria y tanto él como Isaías Xanteco eran promotores del Concejo Indígena y Popular de Guerrero-Emiliano Zapata (CIPOG–EZ) y miembros del CNI. El 24 de mayo, un día después de haber sido privados de su libertad, sus cuerpos fueron hallados descuartizados.
El “artero crimen” de estos dos indígenas nahuas, viene a sumarse al del concejal del CIG-CNI, José Lucio Bartolo Faustino y del delegado del CNI, Modesto Verales Sebastián, ocurridos el pasado 5 de mayo de 2019. Ellos también fueron interceptados en el camino de regreso a sus comunidades cerca de Chilapa. No hay detenidos por ninguno de estos crímenes. La impunidad es parte de la cruda realidad de esta zona de Guerrero y de una buena parte del territorio nacional.
Los integrantes de esta organización indígena, que también articula a la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias – Policía Comunitaria de los Pueblos Fundadores (CRAC-PC-PF) en la Montaña Baja de Guerrero, acudieron el sábado 8 de junio del 2019 al Rincón Zapatista del DF para denunciar los ataques en contra de luchadores sociales en Guerrero, integrantes de organizaciones indígenas que luchan por la autonomía y la situación actual de violencia extrema a la que están siendo sujetos.
Los compañeros del CIPOG-EZ explicaron el contexto en el cual se da este ataque a las comunidades organizadas en la Montaña Baja que se encuentran sitiadas en estos momentos por sicarios que forman parte de distintos grupos delincuenciales que a su vez están al servicio de los caciques y políticos de la zona.
Explicaron que su lucha como CIPOG–EZ tiene una larga trayectoria: entre 1989 a 1992 se organizaron para luchar contra los megaproyectos que Salinas de Gortari intentó imponer en territorios nahuas del Alto Balsas. En su momento formaron parte del Consejo Guerrerense de 500 años de Resistencia. Años después, articulados con los pueblos fundadores de la CRAC-PC, fundaron su Casa de Justicia en el municipio de Chilapa, con el objetivo de ofrecer seguridad en esta región nahua, asi como “de luchar por la vida y promover su respeto”. A la par de estos procesos internos el CIPOG-EZ ha caminado desde sus inicios junto al Congreso Nacional Indígena y muchos de sus miembros más jóvenes han crecido en este caminar.
A partir del nacimiento de la Casa de Justicia, las agresiones en su contra se han incrementado por distintas vías. Lo que es parte de lo que ellos denominaron la “ingeniería de guerra”, que implica desde las múltiples estrategias que los malos gobiernos usan para dividir a las comunidades organizadas, como la constante fabricación de delitos en contra de sus autoridades y policía comunitaria. Por la vía judicial, denuncian que “la Fiscalía del estado fabricó perversamente 67 órdenes de aprensión contra igual número de indígenas”. En un estado donde la delincuencia goza de total impunidad, las autoridades locales detuvieron a 8 indígenas del CIPOG-EZ, siete mujeres y un hombre, de los cuales éste continúa preso. Los compañeros explicaron que “los delitos que tenían eran de ser consecuentes, de no traicionar a sus pueblos. Si luchas por defender los acuerdos de la asamblea en tu pueblo eres criminalizado.”
Además de esto la maquinaria de guerra se ha desplegado en su contra con toda la violencia posible durante los últimos dos meses. Pero ellos explican que esta saña lleva un mensaje claro. Explicaron que ellos entienden que el ataque a los miembros de su organización ocurre en la carretera principal porque el objetivo es provocar. Además,
a su parecer, se ha ido acelerando el siguiente mensaje: “Si luchas apareces embolsado, descuartizado”.
“Estamos de luto pero estamos luchando por que los sueños de nuestros compañeros no queden en el camino”, afirmaron.
“A estos últimos cuatro compañeros nos los arrebataron los grupos criminales porque en vida no se doblegaron, fueron firmes en sus principios y defendieron a su pueblo y el territorio indígena.” Y recuerdan que sus “hermanos asesinados, en su momento, promovieron asambleas en las que, acta en mano, se dijo no al PROCEDE (Programa de Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de Solares) y demás programas de certificación de tierras que buscaban cambiar el estatus de sus tierras y convertirlas en mercancía”.
Habría que mencionar que la lucha por defender el territorio en Guerrero es muy actual, pues existen al menos 70 concesiones mineras vigentes que el gobierno federal ha autorizado. “Estamos entendiendo que no sólo es Guerrero: en todo el mundo están apoderándose de las tierras mediante el saqueo y la destrucción de los pueblos”. Para los pueblos originarios del CIPOG-EZ es claro que existe una alianza entre el gran capital con caciques, políticos y el crimen organizado. Explican con claridad y sin el menor ápice de duda que los distintos niveles de gobierno utilizan a los grupos delincuenciales (es decir, narcoparamilitares) para “destruir las iniciativas de los pueblos” quienes han luchado para procurarse seguridad y justicia en un territorio donde la muerte y impunidad caminan mano a mano.
“La inseguridad significa dinero” para estas bandas delictivas las cuales están conformadas generalmente por los peones de los caciques regionales. Los integrantes del CIPOG-EZ denuncian lo que es un secreto a voces no sólo en la región o en el país: que los grupos delincuenciales como los Ardillos, los Rojos, etc. son auspiciados y protegidos por presidentes municipales y diputados locales, algunos de ellos familiares de los líderes criminales. Eso explica que cuando algunos de los integrantes del crimen son detenidos, “desde el Estado no se imparte justicia y prontamente son liberados”.
Parte de esta guerra también se da a través del cerco informativo al que están sujetos y explicaron que buscan espacios donde denunciar las verdaderas causas de la violencia en su contra: a saber, la negativa por parte de la comunidades a que entren programan de privatización de tierras comunales que rompan el tejido comunitario y conviertan a la tierra en propiedad.
Los compañeros explicaron que el propósito de estos “asesinatos viles” en contra de los pueblos indígenas es desplazar a las comunidades originarias para tener control del territorio y así poder llevar a cabo los negocios que resulten convenientes al gran capital trasnacional: minas, presas, tala de árboles, o siembra de la mercancía que resulte más redituable para los señores del dinero.
Explicaron también que el gobierno del estado ve una amenaza en la organización de los pueblos y en sus sistemas de procuración de justicia, que, en la práctica, demuestra que no se necesita de los malos gobernantes y su burocracia.
En la comunidades integrantes de la Casa de Justicia ubicada en el municipio de Chilapa, la policía Comunitaria ha logrado erradicar el secuestro, el robo de ganado, las violaciones, los asesinatos. Es cuando salen de estas comunidades que conforman el CIPOG-EZ, que el peligro se hace presente.
Denunciaron que los medios de paga hablan de Guerrero como un territorio en el que sólo existe la violencia pero que eso es una visión que no está completa: “Donde gobiernan nuestros pueblos no hay violencia, hay regiones donde se lucha por respetar la vida. Por eso luchamos, por el respeto a la vida… Queremos parar esa guerra. Mientras no haya acuerdo entre los “patrones” de arriba, necesitamos hacer el llamado para que haya respeto a la vida. No más proyectos de muerte. No puede haber más muerte. Queremos promover la cultura de la paz”.
También dijeron claramente lo que muchos otros pueblos organizados han venido reafirmando con el paso del tiempo: “Es un error que las cosas pueden cambiar desde arriba: las cosas van a cambiar cuando los pueblos nos organicemos desde abajo”.
También dijeron que en la gran ciudad también han encontrado “el corazón de la gente de abajo” por lo que lanzaban un llamado a romper el cerco que se ha puesto a su alrededor. La gente de sus comunidades sale a la cabecera municipal de Chilapa para comprar alimentos y para cubrir sus necesidades básicas. Con el asedio reciente, salir de sus comunidades implica correr el riesgo de ser asesinados.
Por eso solicitaron el envío de alimentos no perecederos (maíz, aceite, arroz, frijol, sardinas, atún, café, chiles en lata), papel de baño, pañales, medicamentos, cobijas, colchones, o aportaciones en moneda nacional. El acopio se está reuniendo en el local de UNÍOS, ubicado en la calle de Dr. Carmona y Valle 32, colonia Doctores (de 10 a 14 hrs. y 17 a 19hrs).