Mueren en promedio mil millones de abejas cada año en Sonora por insecticidas y el clima
Ana Gamboa/ PROYECTO PUENTE
Cada año, en Sonora, se pierde una tercera parte del total de colmenas que llegan a formarse en ese período; de 60 mil colmenas, 20 mil desaparecen a causa del uso de insecticidas y fungicidas que provocan la muerte de las abejas.
Esto significa que, anualmente, en la entidad se mueren de 600 millones a mil 200 millones de abejas pues cada colmena alberga entre 30 y 60 mil ejemplares; mil 200 millones de abejas que ya no realizarán su función de polinizar.
En 2016, se estimaba que la pérdida nacional de estos insectos ascendía a los 4 mil millones; en ese momento Sonora no formaba parte de las tres entidades con mayor pérdida registrada.
José Miguel Gular Trujillo, presidente de la Asociación Ganadera Local Especializada en Apicultura de Hermosillo, dijo que las condiciones climáticas son otro de los factores que propician la muerte de cientos de miles de abejas que habitan en estas colmenas formadas por ellas mismas.
“El principal motivo es por los insecticidas y fungicidas, pero en algunos casos también por los cambios drásticos de clima.
Es bastante drástico el clima y también es drástico saber que la tercera parte de las abejas que pueden polinizar y hacer el bien en el medio ambiente, se pierden cada temporada”, compartió.
Recientemente, las abejas fueron declaradas como los seres vivos más importantes del mundo, durante un debate organizado por el Instituto EarthWatch; una organización internacional benéfica ambiental.
Pero, ¿por qué un insecto tan pequeño es considerado por expertos como vital e imprescindible para que siga existiendo vida en el planeta?
Importancia
A nivel mundial, dos de las terceras partes de los alimentos que llegan a nuestra mesa se dan gracias al proceso de polinización que realizan las abejas en huertos y cultivos.
Tan solo en Sonora, el 80 por ciento de los alimentos que consumimos podrían desaparecer si las abejas se extinguen, aseguró Héctor Galindo Rodríguez, secretario de la asociación y representante del Comité Producto Apícola a nivel estatal.
La extinción de estos insectos también afectaría notablemente la producción de miel anual en la entidad que alcanza las 180 toneladas, dañaría la economía de las más de 300 familias que dependen del sector apícola y, a nivel económico, en Sonora se dejarían de recibir los 80 millones de pesos en ingresos por servicios de polinización.
“En el año 2016, se produjo una cifra récord de medio millón de toneladas de sandía y una derrama económica muy fuerte.
El no contar con suficientes abejas, complicaría definitivamente la estructura económica del estado y, además, gran cantidad de trabajadores jornaleros dependen de esta actividad, por lo tanto dejaríamos de tener a la mano sandías, melón, calabaza y todos estos productos”.
Las condiciones climáticas y de ubicación, tanto de Sonora pero principalmente de Hermosillo, hacen necesaria la presencia de abejas para ayudar en la mayor producción de vegetación y, a su vez, para mejorar la calidad del aire que respiramos.
Yaeel Isbeth Cornejo Ramírez, profesora investigadora del departamento de Investigación y Posgrado en Alimentos de la Universidad de Sonora, mencionó que sin la presencia de estos animales, las condiciones empeorarían considerablemente en el estado.
“Se pierde ese servicio de polinización que las abejas tienen, por lo tanto estamos perdiendo vegetación, en cuanto a los huertos disminuiría la producción y el rendimiento de los cultivos.
Entonces estamos perdiendo oxígeno para la población, estamos perdiendo nutrientes o fuente de alimentos en una producción de estos cultivos y así también los productos que se obtienen de las abejas”, explicó.
Riesgos
La revista Biological Conservation publicó una investigación donde se abordan más de 70 casos de estudios ya realizados sobre la desaparición de insectos, sobre todo las abejas, hormigas y escarabajos.
Señala que estos animales están desapareciendo en una tasa ocho veces más grande que en la medida que sucede con otros animales, como los mamíferos o las aves.
Por otro lado, según un informe de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza realizado en 2016, más del 75% de los cultivos alimentarios del mundo dependen en cierta medida de la polinización de animales.
En Sonora, sin abejas se dejaría de producir el 40 por ciento de lo que actualmente se produce en los huertos y cultivos, según el Sistema Producto Apícola Sonora.
Propuestas a favor de las abejas
En los últimos años, han surgido asociaciones que trabajan en favor de la conservación de estos animales, como Efecto Colmena; una organización nacional que desde hace tres años realiza acciones de rescate de abejas.
Jerónimo Quiroz Fernández, uno de los fundadores, comentó para Proyecto Puente que al menos uno de cada tres alimentos que llegan a la mesa, se dan gracias a la polinización de las abejas.
En la asociación, se realizan rescates programados de colmenas o enjambres con el objetivo de protegerlas y evitar que mueran a manos del ser humano o por otros factores; además se educa sobre el cuidado y los beneficios de estos animales.
“Tenemos que cambiar la manera en la que hacemos las cosas. Lo más preocupante de todo es que la abeja es una especie que cuenta como un termómetro de cómo están las demás, pero esto se debe a la gran relación que tenemos con ellas.
Es por los apicultores, por la labor que hacen y el servicio ecosistémico de la polinización que básicamente nos alimentan; dicen que uno o dos de cada tres alimentos que comemos, es gracias a la polinización que hacen estos insectos.
No solo las abejas, pero otros como escarabajos o murciélagos, aunque la abeja es de las más importantes porque tenemos la relación más estrecha”.
Nueva Asociación de apicultores en Hermosillo lucha por certeza jurídica
Aunque en Sonora ya existía una asociación de apicultura, en febrero de 2019 se constituyó nuevamente la Asociación Ganadera Local Especializada con José Miguel Gular Trujillo al frente de la misma; hasta al momento se han sumado 17 apicultores de los 60, aproximadamente, que existen en Hermosillo.
La asociación resurge por la necesidad de contar con una certeza jurídica y un marco legal que dé protección tanto a las abejas como a los trabajadores que dependen de ellas, comentó René Pavlovich Moralia, integrante de la AGL.
“En el estado, actualmente la apicultura no tiene certeza jurídica porque el robo de colmenas no está equiparable a abigeato, entonces vas con el Ministerio Público y no hay elementos ni quien pueda darle seguimiento al robo de la colmena.
Normalmente se da en áreas rurales, campos o ranchos y el Ministerio Público no tiene la capacidad ni la investigación, por eso es importante que se haga equiparable al abigeato”.
El diputado local del Distrito XII, Norberto Ortega Torres, presentó en marzo de 2019 una iniciativa de ley de Fomento Apícola y Protección de Agentes Polinizadores para el Estado de Sonora.
“Se hace necesario e indispensable que desde el Poder Legislativo procuremos el cuidado de esta especie de insectos polinizadores que juegan un papel importante en el ciclo biológico y en nuestras vidas en general que no percibimos a simple vista.
También que busquemos impulsar actividades productivas en beneficio de los sonorenses que promuevan el desarrollo de las comunidades menos favorecidas que generalmente se encuentran en el campo y áreas rurales.
Me permito proponer la expedición de la Ley de Fomento Apícola y Protección de Agentes Polinizadores para Sonora, con el objeto establecer las normas para la organización, protección, fomento, sanidad, investigación, desarrollo tecnológico, industrialización, así como la crianza, explotación, mejoramiento genético y la comercialización de los productos que se pueden obtener de las abejas melíferas”.
¿Qué hacer para ayudar a esta especie?
Todos, desde diferentes campos, pueden aportar en el cuidado de las abejas y así evitar la extinción de la especie que, además, traería consigo una catástrofe mundial según estudios.
Como ciudadanos, comentó Isbeth Cornejo, es importante entender que se trata de animales defensivos y no ofensivos ni agresivos que reaccionan picando solo cuando sienten que están ante una situación de peligro.
Además, señaló que el ciudadano debe saber, en el caso de los enjambres de abejas, que solo se sitúan un par de días para descansar y alimentarse, para después seguir con su viaje.
Desde la apicultura, es importante disminuir el uso de insecticidas, fertilizantes o herbicidas que pongan en riesgo la vida de las abejas y optar por métodos menos agresivos que, además de ayudar a estos animales, también benefician en la salud del ser humano que consume productos polinizados por ellas mismas.