Jayden, el “rastreador” más pequeño, busca a su madre desaparecida (Sonora)
Jayden, de siee años, busca a su madre Alejandra Campillo, desaparecida desde 2012. Foto: Especial
Milton Martínez/PROCESO
NOGALES, Son. (apro).- Con apenas siete años, Jayden se sumó a la búsqueda de desaparecidos en Nogales para honrar la memoria de su madre, Alejandra Campillo.
Cuando ella desapareció, en el invierno de 2012, Jayden tenía año y medio. Alejandra lo dejó en brazos de su abuela con la promesa de que regresaría, pero el destino trazó otro camino a la joven madre, que ahora es sólo un recuerdo.
l niño, el más pequeño de los “rastreadores” sonorenses, busca a la mujer que fue vista por última vez el 31 de diciembre de ese año en Nogales, y ahora engrosa la lista de más de mil 200 solicitudes de búsqueda en territorio estatal.
Alejandra ha sido buscada en cada una de las ciudades y parajes que conducen desde esta frontera a Tijuana, e incluso en algunas ciudades de Estados Unidos.
Jayden se levantó muy temprano ayer, se vistió con una camisa blanca, se engomó el cabello y tomó su lugar en el contingente de Las Guerreras Buscadoras de Nogales, quienes durante el desfile por el Día del Trabajo mostraron las fotografías de sus familiares desaparecidos.
“La extraño mucho”, soltó el niño mientras marchaba sobre la avenida Álvaro Obregón, una calle que parte a esta ciudad en dos, desde la línea fronteriza hasta la carretera México 15, alguna vez llamada “Panamericana”.
Las Guerreras Buscadoras, originarias de la región comprendida entre Empalme y Guaymas, han extendido sus búsquedas a Navojoa, Esperanza, Bácum, Huatabampo, Hermosillo, el poblado Miguel Alemán, Magdalena de Kino, Santa Ana, Nogales, Agua Prieta, Sahuaripa y Cajeme.
En esta última ciudad localizaron la narcofosa más grande de Sonora. Allí, en un mezquital ubicado entre dos maizales, encontraron 25 fosas y 37 cadáveres en tres jornadas de trabajo: el 30 de marzo y los días 13 y 14 de abril, este año.
El mortal hallazgo causó una gran indignación entre los pobladores del ejido Francisco I. Madero, conocido como Campo 30, pero para el alcalde Sergio Pablo Mariscal sólo representó una adversidad que lo obligó a adelantar sus vacaciones de Semana Santa y le malogró un festejo municipal que tenía programado en la “Palapa de Jesús Valencia”
El enfado del presidente municipal llegó a tal grado que se negó a realizar una sesión extraordinaria de Cabildo, como lo solicitó el regidor Rosendo Arrayales.
Al regidor lo secundaron en su petición otros 18 funcionarios, pero, a base de triquiñuelas, los operadores políticos de Mariscal lograron que los representantes populares se desistieran de su solicitud.
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