Por un mundo donde quepan las niñas y los niños: música, baile y creatividad en el festival “Los zapatitos de Zapata”.
Colectivo Grieta, 30 de abril de 2019.
El pasado 27 de abril en el local de Carmona y Valle #62 de la Ciudad de México se desarolló un festival dedicado a las niñas y a los niños, para cultivar la imaginación y la alegría. Como parte de este evento se realizaron múltiples actividades en las que los invitados de honor, los niños, pudieron jugar con otros, aprender y divertirse en un espacio organizado fuera de la lógica de consumo y franca hostilidad que el sistema ofrece. En un contexto de violencia exacerbada en contra de la niñez dentro de la tormenta capitalista, un grupo de artistas de abajo y a la izquierda junto con el Rincón Zapatista y la Cafetería Comandanta Ramona generó un espacio para poder ser niños, reír, jugar y compartir en comunidad.
Todo comenzó con los malabares y las acrobacias que los niños pudieron practicar en el taller que organizó el grupo Circotik desde las 11 AM. Posteriormente, se dió un taller de teatro Kamishibai en el se elaboró un pequeño teatro con esta técnica japonesaa partir de materiales reciclados, para así imaginar y contar historias propias.
Aprovechando el espacio, se proyectaron los videos creados por algunos de los niños asistentes al taller de creación de video también organizado en el Rincón Zapatista en días anteriores. En los últimos meses se han impartido diferentes talleres sabatinos (para niños y adultos) en la Cafetería Comandanta Ramona y este festejo ofreció un espacio para compartir la producción generada por los participantes, quienes contaron por medio del cine sus historias sobre el planeta y sobre la vida, desde la mirada de la niñez.
Más tarde, el colectivo Balakuyanguie envolvió a los niños en la atmósfera de los tambores y percusiones africanas, a cuyo ritmo fueron estirando y preparando sus cuerpos. En este taller, con la facilidad que da liberar el movimiento del cuerpo, los pequeños aprendieron técnicas y movimientos de las danzas africanas, jugando y desplazándose por el auditorio.
Se exploraron muchas diferentes formas de creatividad y cuando los niños ya habían bailado, pintado, creado videos y obras de teatro, comenzó la fabricación de instrumentos musicales con técnicas y materiales sencillos, al alcance todos. Así, los niños construyeron una flauta completamente funcional.
Roque Dalton escribió alguna vez que cada niño tiene diariamente suficiente energía para iluminar Tokio un año entero. El ánimo que generó al final de la jornada la participación del Grupo Cachivaches y su rock para chavitos no dejó duda a la razón del poeta salvadoreño. Los asistentes bailaron y se movieron celebrando la libertad y la alegría de mover el cuerpo y ser simplemente niños y niñas.
Así, en el festival Los zapatitos de Zapata hubo teatro, música y baile para abrir una grieta y ver más allá del muro…
Rockeando al ritmo de Cachivache