Por falta de hospital, en ningún lugar de Veracruz se atiende a niños con amenazas de suicidio
Miguel Ángel León Carmona / La Silla Rota
ORIZABA, Veracruz.– “En Veracruz no se puede tratar a niños y adolescentes con trastornos depresivos, psicóticos o amenazas de muerte. Desde 2008 esperamos la inauguración del Hospital de Salud Mental de Orizaba. Aquí no hay espacio y desafortunadamente debemos mandarlos a la Ciudad de México”.
Es la explicación de César Nazín Kuri García, director del Hospital Psiquiátrico Doctor Víctor Manuel Concha Vázquez. El edificio colonial donde el médico atiende a los visitantes es una extensión de la parroquia de Santa María de Guadalupe “La Concordia”. Desde su fundación, en 1896, ha sido un albergue permanente para casi 100 pacientes crónicos y agudos que no ha tenido remodelaciones debido a la historia que también aloja cada uno de esos muros.
Pero la solución para este problema se planteó desde 2008 –hace casi una década- con la inversión de 147 millones de pesos que fueron destinados a la primera etapa del Hospital de Salud Mental de Orizaba; un inmueble de más de 11 mil metros cuadrados que daría cobertura a los estados de Veracruz, Puebla y Oaxaca, pero que hoy se erige como un enorme monumento a la corrupción.
Kuri García, incómodo a decir del movimiento de sus manos, refiere a LA SILLA ROTA que las instalaciones donde actualmente son atenidos unos 14 mil 500 pacientes al año, “son funcionales, pero cada vez es mayor la afluencia de personas”.
La referencia del especialista se puede comprobar con las decenas de familiares que esperan en un pequeño patio, de acceso restringido, para visitar a los suyos. El común denominador de esta gente, refiere Kuri, es su bajo nivel socioeconómico y no estar afiliado a ninguna institución de seguro social.
De acuerdo con la autoridad, el hospital psiquiátrico mes con mes alberga a 90 personas, 56 de ellos son llamados pacientes crónicos, a quienes sus familiares han dejado de visitarlos; otros 35 son agudos, tratados y dados de alta en 30 días para posteriormente dar espacio al mismo número de internos.
A ello, se agrega la presencia de personal de la Dirección de Prevención y Reinserción Social del Estado de Veracruz, quienes en vehículos conocidos como “jaulas”, llevan hasta ese lugar a reos que son valorados por especialistas de manera psicológica.
Pero el mayor problema no radica en esas instalaciones orizabeñas, que, por sus características, el alcalde Igor Rojí López ha expresado la intención de convertirlo en un museo de arte moderno. El origen de este mal, se encuentra a cuatro kilómetros de distancia, en la colonia Rincón Grande, donde una colosal obra negra representa a su vez promesas y presuntos desvíos de recursos en contra de lo que sería el nuevo hogar para 180 pacientes y más de 200 trabajadores.
Javier Duarte puso primera piedra en Hospital de Salud Mental de Orizaba
Fue el 5 de agosto de 2008, cuando, por instrucciones del exgobernador Fidel Herrera Beltrán, Javier Duarte -entonces secretario de Finanzas – y Manuel Lila de Arce, secretario de Salud, colocaron la primera piedra del Hospital de Salud Mental de Orizaba que beneficiaría a más de dos millones 500 mil habitantes y sustituiría al hospital Doctor Víctor Manuel Concha.
El nosocomio, dijeron los enviados de Herrera Beltrán, tendría capacidad para albergar a 140 pacientes, 80 de esas personas, diagnosticadas con padecimientos crónicos, serían repartidos en siete villas. La conclusión de esa obra se daría en los dos años siguientes, en 2010, prometieron.
“En esta Unidad de Salud Mental se garantizará el acceso y la atención a las familias con excelencia, calidad y atención personalizadas, en una zona rodeada de naturaleza, para una mejor rehabilitación de los pacientes.
Contará con espacio de gobierno, sala de espera, consultorios, zona de rehabilitación, de hospitalización, recreación, comedor, urgencias médicas, y áreas verdes con espacios acondicionados para que los pacientes estén en libertad mientras dure su tratamiento.
A la fecha, en la entidad solo existen dos hospitales psiquiátricos en funciones: el Instituto Veracruzano de Salud Mental Doctor Rafael Velasco Fernández, en Xalapa y el Doctor Víctor Manuel Concha Vázquez, en Orizaba. Ambos con capacidad para dar consulta a infantes con trastornos depresivos y conductas suicidas, pero ninguno que pueda ofrecer tratamiento crónico ni alojo.
El hospital de Salud Mental de Orizaba sería pionero por su infraestructura en todo México. Contaría con 120 camas: 60 para mujeres y 60 para hombres, 30 destinadas a niños. Ello beneficiaría a familias que acuden desde Veracruz, Puebla y Oaxaca a las clínicas mentales de Orizaba y Xalapa, pero que son canalizados a la Ciudad de México, por falta de infraestructura.
“Voy para cuatro años cuidando por aquí como vigilante”
Los únicos empleos directos que ha dejado la construcción del Hospital de Salud Mental de Orizaba son dos, destinados cuidadores de la obra con estatus de suspendida. Uno de ellos es Ernesto, quien así será llamado en este texto, y que desde 2014 fue designado para cuidar herramienta abandonada, y, sobre todo, que las instalaciones no sean empleadas por la delincuencia.
Quien camina por las inmediaciones puede confirmar el avance del 66 por ciento de esta obra que versa en documentos oficiales: instalaciones de luz eléctrica inconclusas, edificios sin techo, paredes con marcas de gis que indican lo que serían baños públicos y hasta espacios destinados a extintores para usarse en caso de desastres.
Vecinos que atienden sus parcelas de chayote o dueños de tiendas de abarrotes ríen al pronosticar la fecha de la inauguración de este hospital.
“No, joven, eso ya lleva añísimos. Pura promesa y nada. Vino Fidel (Herrera), el Duarte y todo sigue igual”, comparte la dueña de una pequeña tienda.
Y es que, desde el anuncio de Javier Duarte como secretario de Finanzas han concluido tres administraciones. La primera de su antecesor, Fidel Herrera, (2004-2010), luego la suya, (2010-2016) y la más reciente, comandada por el panista Miguel Ángel Yunes Linares (2016-2018).
En este periodo dos exsecretarios en la administración de Javier Duarte, Mauricio Audirac Murillo (titular de Finanzas) y Juan Antonio Nemi Dib (titular de Salud) fueron detenidos y vinculados a proceso por actos de corrupción, pero luego de meses fueron exonerados y puestos en libertad.
Fue Juan Antonio Nemi Dib quien, en 2014, se dijo interesado en el Hospital mental de Orizaba –que cumplía seis años en obra negra-, y se comprometió a “realizar las gestiones necesarias para que ese proyecto del orden federal se lograra completar y se ponga a funcionar como se tenía proyectado”.
Órgano Fiscalizador denunció desvío de recursos por hospital mental, pero no hay detenidos
El 13 de junio de 2017, el Órgano de Fiscalización Superior (Orfis), presentó denuncias penales por el desvío de 6 millones 845 mil 418 pesos detectados en la Cuenta Pública de 2015, fondos de los cuales, más del 95 por ciento se ligaban a la Terminación de la Segunda Etapa del Hospital Psiquiátrico en Orizaba.
De acuerdo con la observación TP-082/2015/001 DAÑ “no se comprobó el gasto, existiendo anticipo otorgado que no fue amortizado ni se presentó evidencia de su aplicación en la obra; encontrándose suspendida dicha obra en condiciones de abandono; así como por trabajos pagados no ejecutados, generándose un daño patrimonial por un monto de 6 millones 103,331.75”.
A casi diez años de la obra parada en Orizaba, no hay responsables que hayan terminado en prisión. Javier Duarte fue sentenciado en septiembre de 2018 por lavado de dinero y asociación delictiva, pero ninguna imputación de las fiscalías de Veracruz y de la República estuvo relacionada con el hospital orizabeño.