Las mujeres desaparecidas en la inmediaciones de la capital de México duplican la media nacional
Eliana Gilet/Sputnik
Mientras que la media nacional indica que 25% de los casos de personas desaparecidas son niñas o mujeres, en el Estado de México —justo alrededor de la capital nacional— ese porcentaje trepa hasta el 46% de los casos. El 31% de ellas tienen entre 15 y 17 años. Sputnik te propone un análisis de esta dolorosa realidad.
Angélica Celeste tenía 12 años el 26 de diciembre de 2018, cuando fue desaparecida en Villa Nicolás Romero, ciudad del municipio homónimo a 35 kilómetros del centro de la Ciudad de México. Su madre, Perla Xóchitl Flores Orta relató a Sputnik lo sucedido ese día.
“Mi hija desapareció cuando me fue a buscar al trabajo. Salió de mi casa pero nunca llegó conmigo. Exijo al Ministerio Público a cargo del caso que haga su trabajo de investigación y no ponga en riesgo el caso ni mi vida. Quiero saber dónde está mi hija”, explicó Flores.
La madre de la niña desaparecida acusa directamente a la negligencia de la autoridad para que la investigación no avance. Elsa Ariza, integrante de la asamblea vecinal ‘Nos Queremos Vivas Neza’ comparte su percepción.
“Las desapariciones, el feminicidio y la violencia familiar se han agravado en los últimos dos años porque ni las estructuras del municipio, del Estado, Fiscalías y Ministerios Públicos están realizando su trabajo”, sostuvo Ariza.
La historia de Angélica Celeste es una de tantas que ocurren en el Estado de México, la entidad federal que envuelve al norte, este y oeste a la Ciudad de México. Se trata de una de las zonas con mayor densidad de población de todo el país, y también la que presenta un mayor índice de mujeres y niñas cuyo parade
Las asambleas como la que integra Ariza exigen que que se deje de pedir a las familias que esperen 48 horas de ausencia para tomar la denuncia de la falta de una persona. Esto provoca que sistemáticamente se viole el acceso a la justicia para estos casos, ya que las primeras horas tras una desaparición son claves para investigar y recuperar a la persona con vida.
“Uno de los grandes obstáculos son las autoridades que no están trabajando, que nos exponen y nos revictimizan. Son ellos quienes desaparecen a nuestros familiares, por eso se encubren”, concluyó.
Las estadísticas arrojan datos preocupantes sobre las mujeres desaparecidas en la zona aledaña a la capital, como deja de manifiesto una investigación realizada por encargo de dos organizaciones no gubernamentales —Idheas Litigio Estratégico y el Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia (Imdhd)— elaborado por Silvia Chica, Paula Cuellar, Xanny Hernández y Jorge González.
El Diagnóstico de Mujeres Desaparecidas en el Estado de México toma como base las cifras oficiales contenidas en el Registro Nacional de Personas Desaparecidas. Hasta enero del año 2018, este registro contaba 35.424 casos en todo el país. La cifra creció a fines de ese año a 40.180, según hizo público la Comisión Nacional de Búsqueda, el órgano encargado de la tarea.
Silvia Chica explicó durante la presentación de este informe que “los municipios que más concentran este delito en el país” en términos totales (es decir, hombres y mujeres sumados) son Juárez, Tijuana, Monterrey, Puebla —el único en un Estado no fronterizo de los mencionados—, Tampico, Reynosa y Nuevo Laredo.
En todos estos se presentaron más de cien casos de mujeres desaparecidas. Sin embargo, en el Estado de México hay cuatro municipios que superaban esta cifra: Toluca, Ecatepec, Nezahualcóyotl y Chimalhuacán. En estas cuatro localidades se enfocó el estudio.
En los bordes de la capital
El informe referido se hizo con base en los 35.424 casos registrados oficialmente hasta enero de 2018. De estos, unos 3.861 (el 11% del total) ocurrieron en el Estado de México, que ocupa el primer lugar nacional por su número de habitantes.
Si en el resto de la República Mexicana viven 61 personas por kilómetro cuadrado, en el Estado de México la densidad poblacional es 11 veces mayor: viven 724 personas por kilómetro cuadrado.
El dato más sorprendente de la investigación citada en este artículo es la relación entre la cantidad de hombres y mujeres que han sido desaparecidos allí. Mientras la media nacional del país indica que el 75% de las personas desaparecidas son hombres y el 25% son mujeres, en el Estado de México las mujeres desaparecidas representan casi el doble: 46% del total de casos registrados.
Es decir, mientras que de cada diez personas desaparecidas en México, algo menos de tres son mujeres; en el Estado de México, son prácticamente cinco de cada 10. En cifras absolutas, según los datos del Registro Nacional consultados por las investigadoras a comienzos de 2018, había 2.071 hombres y 1.790 mujeres desaparecidas en el Estado de México.
Cuando las investigadoras quisieron confrontar ese dato con el que registra la Fiscalía estatal, el número de la Justicia local era menor: tenía registro de 1.343 de mujeres y niñas desaparecidas. La diferencia es de 447 casos entre ambos registros, aunque sólo existen 28 episodios de desaparición en este estado que “subieron” al nivel federal (porque se tiene evidencia de la participación de la delincuencia organizada o de agentes del Estado), de los que 11 son mujeres.
“No basta con dimensionar el problema ni con enumerar los casos y/o cómo se presentan en los municipios del Estado. Es necesario buscar, investigar y encontrar a los responsables de las desapariciones de mujeres y niñas en el Estado de México”, propone el equipo investigador.
“Esta tarea se encuentra ligada necesariamente con la observación del comportamiento y evolución del crimen organizado y su vínculo con delitos como la trata de mujeres, el feminicidio y el secuestro”, agregan.
Las desapariciones de mujeres, indican en el informe, se presentan algunas veces como consecuencia de estos delitos.
Para eso, aportan el duro dato que el 31% de las mujeres desaparecidas en el Estado de México tienen entre 15 y 17 años en el momento en que sucedió este delito. El 16% tiene entre 10 y 14 años y el 15% entre 21 y 29 años.
Mientras tanto, las madres como Perla Xóchitl siguen exigiendo que el Estado tome cartas en el asunto y evite que sus hijas engrosen estas desesperante estadística.