En Michoacán comienza la disputa por el agua; Tierra Caliente, en alerta
Arturo Molina/La Voz de Michoacán, 02 de enero de 2019
Michoacán. Ante la falta de abastecimiento de agua, generada por el cambio de uso de suelo, la tala clandestina, la presencia de monocultivos y la degradación ambiental en general, agricultores de la región de la tierra caliente, principalmente de Parácuaro y Apatzingán, han presentado los primeros indicios de conflictos entre propietarios por la disposición del agua.
La situación que ya ha sido registrada por el gobierno del estado, a través de la Mesa de Seguridad Ambiental, quienes han advertido la necesidad de iniciar un programa de rescate ambiental de las zonas de recarga.
A decir de Ricardo Luna García, de la Secretaría de Medio Ambiente Cambio Climático y Desarrollo Territorial (SEMACCDET) , los municipios de Tepalcatepec y Parácuaro, los cuales se abastecen de agua que proviene de la región alta de Uruapan, ya han mostrado altos índices de afectación por sequía.
“Sí afecta, porque hay comunidades que ya están peleando el agua. Acá en Parácuaro, ahí los ejidatarios están inconformes porque en Tancítaro está el río que nace en las cañadas del río Tancítaro y escurre a tierras de Parácuaro, Apatzingán y se usa para riegos de cultivos de allá. Resulta que la instalación excesiva de huertas de aguacate en Tancítaro, y la instalación de mangueras y los pozos profundos ya no dan vida a ese río y ya no baja agua a Parácuaro. Ahora ya están los ejidatarios disputando el líquido tan importante”, destacó el funcionario estatal.
La deforestación, ha sido definida como el peor enemigo de la captación de agua, por lo que especialistas han urgido a que Michoacán genere programas para recuperar la capacidad y no se colapse la producción del vital líquido, que es almacenada en las 25 presas y nueve lagos que en conjunto llegan a guardar más de 27 mil millones de metros cúbicos de agua al año.
Y es que mientras otros municipios en las zonas altas, son favorecidos por la gran cantidad de lluvias, en las zonas bajas de la tierra caliente, dependen de los escurrimientos que llegan mediante los cada vez más reducidos ríos y arroyos.