Las múltiples voces de la rabia contra el porrismo y la violencia en la UNAM (Ciudad de México)
Colectivo Grieta, 06 de septiembre.
Ciudad Universitaria, Ciudad de México.
El 5 de septiembre decenas de miles de estudiantes, quizá 60 mil, marcharon en la Ciudad Universitaria contra el porrismo y en solidaridad con el pliego petitorio de los estudiantes del CCH Azcapotzalco, quienes están en paro desde hace dos semanas. La protesta multitudinaria se desató a raíz de la agresión salvaje que sufrieron el 3 de septiembre los estudiantes de Azcapotzalco y sus compañeros solidarios de otras facultades, cuando un grupo porril acuchilló, golpeó y arrojó petardos —en complicidad abierta con el cuerpo de seguridad de la UNAM— contra una manifestación pacífica. En la protesta para repudiar la cobarde agresión aparecieron también elementos de un descontento que va más allá de las dimensiones numéricas de la movilización, sin duda una de las más grandes que se hayan dado en Ciudad Universitaria.
Desde temprano se pudo ver a los estudiantes organizándose en las escuelas, muchas de ellas en paro desde el día anterior y otras que recién lo habían estallado el mismo día 5. En la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, donde la cita era a las 13:00 hrs, desde al menos una hora antes se pudo ver a contingentes enormes, de cientos de estudiantes, desplazarse por los circuitos universitarios en una especie de “premanifestación”. Por su parte, los contingentes de las facultades de Medicina, Veterinaria y Química marchan vestidos con sus características batas blancas dirigiéndose hacia hacia la facultad de Ciencias Políticas.
Los contingentes están organizados, celosamente organizados. Estudiantes de las facultades y de las prepas y CCH’s portan en un brazo su nombre, su tipo sanguíneo y un teléfono de emergencia. Al llamado de “nadie marcha si no están marcados, es por seguridad”, una comisión de la Facultad de Ciencias verifica que esto se cumpla. Finalmente, la manifestación, encabezada por cientos de Estudiantes del CCH Azcapotzalco comienza a andar en una larga columna, que serpentea lo largo de más de 4 kilómetros.
Observamos a los contingentes pasar justo enla vuelta en “U” de un retorno del Circuito escolar, desde allí, recogemos la palabra de algunos de los estudiantes movilizados, palabras que se suman a las que nos han compartido desde horas antes en las asambleas y preparativos de los contingentes:
“Marchamos porque ya es mucho agravio acumulado dentro de la UNAM. Porque las demandas de los chavos de Azcapo también nos hablan de lo que vivimos todos los días, de la violencia de género que sufrimos” señala Carmen, estudiante de la Facultad de Ciencias. Su compañera Valentina agrega: “es evidente que los funcionarios estaban con los porros, y el rector no ha dicho nada, es cómplice”. La rabia por la agresión porril contra los estudiantes del CCH es omnipresente, pero los estudiantes hablan de esto como un punto de partida, nos dice Carmen: “no faltan los que ya dicen se está desestabilizando a la UNAM, pero de lo que se trata es de aprovechar que nos encontramos, que nos vimos entre nosotros, para organizarnos y no detenernos”.
Un poco más allá Luis, también estudiante de Ciencias, nos dice: “el problema de la violencia lo vivimos todos los días, y las autoridades de por sí no hacen nada, argumentan que parte de esa violencia es o viene de fuera de la universidad, pero para mí la universidad no puede terminar donde terminan mis salones de clase, mis aulas, lo que pasa afuera también es parte de la universidad”. En una de las cientos de pancartas a lo largo de la marcha, se lee “Voy a la universidad, no sé si voy a contarla”, síntoma de la tormenta que se vive.
La marcha ya lleva una hora y media entrando por el estacionamiento de la Facultad de Ingeniería, los contingentes se suceden, todos visiblemente numerosos. Hay colectivos feministas que marchan separadamente de sus escuelas y que reivindican su derecho a decidir sobre sus cuerpos, su derecho a la vida, su exigencia de no morir en el trayecto de o hacia la universidad, a no ser violentadas en las aulas, en los centros de investigación o en el transporte. En estos contingentes abunda el canto:”Que lo vengan a ver, que lo vengan a ver, este no es un rector es un fascista, macho burgués”. Otras escuelas tienen más de un contingente, pues una parte de los estudiantes se ha sumado a la marcha cuando ésta ya había comenzado a caminar. A la movilización no sólo llegan contingentes de la UNAM, a ésta se sumaron estudiantes de otros centros educativos como la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y en la esquina de la entrada hacia Las islas, los gritos de “huelum” abundan, recordando que el porrismo, lejos de ser endémico de la UNAM, es padecido día a día por los estudiantes politécnicos. Vemos también a profesores sumándose a la marcha, intercalados, como la maestra que apenas el día anterior vimos acompañar la guardia a la entrada de la Facultad de Psicología, ayudando en las tareas, acompañando a los más jóvenes.
“Yo vengo porque apoyo la lucha de los chavos de Azcapo y sus demandas, por eso nos organizamos en la prepa, porque los agredieron, pero también porque sus problemas nos pasan a nosotros. Cuando se acerca el fin de ciclo y se organizan los cursos sabatinos para pasar las materias, siempre aparecen los cobros ilegales, vivimos la misma problemática y esto nos sirvió para darnos cuenta de que es común”, nos dice Marlen, estudiante de la prepa 8. Una amiga suya complementa diciendo: “además ya estuvo bueno de aguantar todos los días lo mismo, o estar esperando a que nos pase a nosotras para salir a la calle a protestar, si les pegan a los chavos y chavas de Azcapo es como si me pegaran a mí”.
Eduardo, de Ingeniería, le comenta a Grieta: “nosotros decidimos el paro de 48 horas y venimos hoy porque el pliego petitorio es justo, tiene que haber un deslinde de responsabilidades de parte de las autoridades por la agresión”. La Facultad de ingeniería no es ajena al problema del porrismo dentro de la UNAM: “vivimos el problema del porrismo desde hace mucho, hay violencia dentro y fuera de la escuela. Las autoridades nos hacen cobros ilegales y al mismo tiempo hacen una dizque estrategia de seguridad que no sirve, sólo son buenos para construir rejas, para impedirnos el paso, pero ellos protegen a los narcotraficantes”. Su testimonio abunda así en lo que afirman las pancartas de los estudiantes de varios contingentes, haciendo mofa de las campañas de las autoridades: “No es tu amigo, no es un rector: es un porro”.
Más atrás aparece el contingente de Veterinaria gritando “Más perros, menos porros”. Señalan también en sus pancartas el peligro de la privatización de la educación a través del cobro de cuotas. Siguen llegando, aparecen nutridos contingentes de las Facultades de Estudios Profesionales que se han desplazado desde lo que para las autoridades es la “periferia” de la universidad. La movilización es enorme, la marcha tardó más de dos horas y media en entrar a la explanada de Las islas, pero las afrentas tienen más tiempo, la magnitud numérica de la marcha llama a mirar lo que hay más abajo, muchas voces que aún falta escuchar.