Amenazas de muerte, violación y despojos, los modos impunes de Sopral en el norte de Guanajuato

Ernesto Méndez, Doctor Mora, Gto.

“Sabe cómo me vencí, sabe cómo me rendí, cuando los de la Sopral me dijeron o te sales o violamos a toda tu familia. Entonces, me engarruñé como las víboras, ya que hacía…”

Vamos subiendo el cerro y el olor de las hierbas aromáticas como el poleo, el orégano y el San Nicolás van extendiéndose por toda la ladera, al tiempo que el aroma se va metiendo por los huecos del alma, Juan Estrada comienza a desgranar su historia de tortura y sufrimiento.

Subiendo-el-cerro

Ascenso al cerro en el Municipio de Doctor Mora

Va delante de nosotros, sus pasos son cortos pero firmes y rápidos y a cada paso que da, va jalando los recuerdos, va empujando la memoria hacia atrás y evoca los detalles de una vida marcada por veinte años de tormento.

Cierra los ojos, respira hondo y dice: “Soy Juan Estrada Copado, originario del Sotolar, donde nací y crecí y de donde tuve que salir huyendo. Ahora vivo en Presa de la Plata en Doctor Mora en una casa que mi suegra me prestó, hoy no tengo nada, todo se lo quedaron, todo lo que un día fue de mis padres, mis abuelos y mis antepasados”.

Juan, es uno de los muchos afectados por la Sociedad conocida como la SOPRAL, la cual nació hace 20 años en el Municipio de Victoria, misma que fue creada en ese entonces por el capataz de la hacienda Corralillos de nombre Alejandro Sáenz.

Don-Juan

Él, junto con otras personas fundó dicha asociación y después de ello se dedicaron a despojar de sus tierras a decenas de campesinos en su mayoría de escasos recursos y que lo único que tenían como patrimonio era lo que sus padres les habían heredado que era la tierra donde vivían.

Estrada Copado, narra que fue por el año de 1996 cuando esto comenzó y que la forma en que les fueron quintando sus tierras fue a base de amenazas y cárcel, por lo que todos prefirieron irse para no tener más problemas.

Paisaje

Panorámica del lugar

Cuenta que en su caso por ejemplo lo acusaron de daños y perjuicios a propiedad privada, los cuales él nunca había hecho, puesto que los de la SOPRAL ellos mismos los hacían para inculparlos y obligarlos a pagar por algo que no debían.

Contó que muchas veces a él se lo llevó la judicial, que en una ocasión era la una de la mañana cuando fueron por él y se lo llevaron caminando por entre el cerro y que a cada rato le decían “este mezquite esta bueno para colgarte”.

Otra ocasión dice que iba llegando del trabajo y que poco antes de entrar a su casa lo abordaron los judiciales mandados por los de la SOPRAL y que le dijeron “Ya estás bueno, vámonos”. Que junto a una señora del rancho del Sotolar lo amarraron y así amarrados como los animales uno con el otro se los llevaron caminando por entre el cerro.

Dice que ese día le dieron una golpiza que no la puede olvidar, que lo dejaron como muerto y que el resultado de eso fue que le brotó una hernia de la que después lo tuvieron que operar.

Fue mucho el tiempo que vivieron él y su familia bajo la zozobra de que lo fueran a sacar por la noche o madruga de su casa y se lo llevaran, ya fuera sin ropa o descalzo.

Pero que la manera en la que la SOPRAL lo venció, fue el día en que un grupo de ellos le fue muy claro y le dijeron lo que ya mencionó antes y que eso no lo pudo soportar, porque no podía permitir que su esposa e hijas fueran violadas.

Entonces decidió dejar sus tierras, salirse de lo que había sido su hogar desde que nació, para que quienes lo amenazaron tomaran posesión de ellas, mientras él y su familia tuvieron que irse a otro lugar donde ya no corrieran peligro.

Señala que quienes se adueñaron de las tierras fueron Alejo Mata Rivera, Herminio Reséndiz Estrada, Enrique Salazar, Carmen Vázquez; Isidro Lino, Isagro Juárez y Manuel Loyola, todos ellos miembros de la SOPRAL.

Fueron 3700 hectáreas de las que la SOPRAL se adueñó y 10 familias que tuvieron que abandonar sus hogares para salir huyendo hacia otro lugar por culpa de las amenazas.

Hoy el Sotolar, donde todos ellos vivían, luce desolado, sólo hay viejas ruinas de las casas, lo que fueron parcelas, son ahora baldíos llenos de maleza y mezquites, los manantiales de agua se secaron, pareciera que la vida se fue detrás de los que salieron huyendo.

IMG_2658

Así lucen hoy en día lo que fueron sus casas de los campesinos despojados.

Al ver las viejas paredes le pregunto a Juan Estrada, quien ahora rebasa los cincuenta años, qué siente, se le entre corta la voz y responde “Triste, algo quema por dentro, aquí habíamos crecido todo”.

http://zonafranca.mx/amenazas-muerte-violacion-esposa-e-hijas-lo-la-sorpal-uso-despojar-tierra-campesino/