La zona arqueológica que el INAH permite destruir en Valle de Bravo
Gisela Martínez
(Valle de Bravo, Estado de México).- El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) autorizó la destrucción de ruinas arqueológicas en Valle de Bravo, municipio del Estado de México, para la construcción de un centro comercial nombrado “Plaza Comercial Patio Valle”.
Este proyecto tendrá una Bodega Aurrerá, cines, área de comida, locales comerciales, estacionamiento y áreas verdes en una superficie de 17,355.32 m2 (17km2, superficie equivalente al municipio mexiquense de Melchor Ocampo), según lo asienta la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) del 3 de diciembre de 2013, otorgada por la Secretaría del Medio Ambiente del Estado de México, a través de la Dirección General de Ordenamiento e Impacto Ambiental.
Plano del proyecto “Plaza Comercial Patio Valle”. Mapa elaborado por PODER con información del archivo técnico del INAH.
Las estructuras rescatadas servirán para decorar los jardines del centro comercial, el resto serán enterradas para “su mejor preservación”, señala el INAH en su oficio de liberación del 18 de diciembre de 2015, 401.B(4)77.2015/3062 sobre el predio “Casa de Ídolos”:
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“El grupo de estructuras descubiertas deberán ser restauradas para que sean expuestas a la vista pública dentro de las áreas comunes de la Plaza Comercial Valle de Bravo. Las otras estructuras deberán ser enterradas para su mejor preservación”..
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Quien está a cargo de este proyecto es “Desarrollo de Las Monjas Valle de Bravo, S.A. de C.V.”, empresa constituida el 21 de junio de 2006 según la escritura pública 16056, firmada por el notario publico 99, Lic. Juan José Ruíz Ortega.
Esta empresa es propiedad de Alejandro Joaquín Martí García (o sea Alejandro Martí, sí, el de los deportes Martí) y Alejandro Aboumrad Gabriel –presidente de Grupo Proa, empresa parte de Grupo Carso, quien ha sido consejero de este corporativo por 24 años-[1].
Predio “Casa de Ídolos”. Foto: Erika Lozano @Kururh
Pero también hay otros nombres y empresas involucradas. Entre las contratistas para la construcción están CUMHISA, S.A. de C.V., el Consorcio de Ingenieros y Mexico Retail Properties Fund I, S. de R.L. de C.V. (MRP)[2], esta última constituida en 2003 por Jerónimo Marcos Gerard Rivero –hermano de Ana Paula Gerard y cuñado de Carlos Salinas de Gortari—y John A. Blumberg.
La empresa CUMHISA es filial del fondo de inversión inmobiliario Black Creek Group, desarrolla y opera centros comerciales en el país, al estilo “big-box” de Estados Unidos, en ellos se instalan franquicias de Walmart, Home Depot o Costco, entre otros, como ya ha reportado la Revista Proceso, donde también da cuenta de los vínculos de las filiales de Black Creek Group con el empresario Juan Armando Hinojosa Cantú.
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Video por @Kururh:
RESPONSABILIDAD DEL INAH
La autorización de la MIA ordena a la empresa suspender los trabajos de desplante y construcción del centro comercial si encuentran material arqueológico o restos óseos en las etapas señaladas, de acorde a lo que ordena el artículo 29 de la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos (LFMZAAH):
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“Quien encuentre bienes arqueológicos deberá dar aviso a la autoridad civil más cercana. La autoridad correspondiente expedirá la constancia oficial del aviso, o entrega en su caso, y deberá informar al Instituto Nacional de Antropología e Historia, dentro de las 24 horas siguientes, para que éste determine lo que corresponda”.
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La misma Ley Federal en su artículo 52 establece sanciones con multas y cárcel de tres a diez años a quien “por cualquier medio dañe, altere o destruya un monumento arqueológico, artístico o histórico”.
Pero el INAH actuó tarde: en enero de 2014 entró “maquinaria pesada a destruir la parte superior de las estructuras que guardaban los montículos que resguardaban el cementerio sagrado de tiempos prehispánicos; fue cometido un grave delito federal contra Patrimonio Nacional”, denunciaron vecinos agrupados en el colectivo “Patrimonio Valle de Bravo”. Esto fue corroborado por el propio INAH en el informe técnico de septiembre de 2015: “el Rescate Arqueológico “Casa de Ídolos” se inicia por la afectación que hubo en el predio debido a que la superficie original del terreno había sido alterada por el despalme, lo cual anunciaba la destrucción de patrimonio arqueológico[3]”.
Aunque es algo que el representante legal de Desarrollo de las Monjas, Adalberto Arellano, niega. En entrevista para Méxicoleaks, Arellano señala:
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“No sabíamos que el predio no estaba liberado hasta que el INAH nos hizo ver que el predio no había pasado por el proceso de liberación, se detuvieron los procesos y empezamos el procedimiento”.
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A lo anterior se debe sumar que el proceso para construir el centro comercial ha tenido varias irregularidades. Si bien el 18 de diciembre de 2012, la Secretaría del Medio Ambiente del Estado de México, a través de la Dirección General de Ordenamiento e Impacto Ambiental, autorizó la MIA, lo hizo de manera condicionada, con base en la liberación que el INAH realizó el 22 de mayo de 2011. Sin embargo es un equívoco, pues el dictamen del INAH hace referencia al predio “Las Monjas”, también propiedad de la misma empresa y que para entonces fusionó, pues ambos predios –Casa de Ídolos y Las Monjas- son colindantes[4].
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Foto: @droncita
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¿QUÉ DESTRUYEN? UN LUGAR COMO TEOTIHUACÁN
La historia de este Pueblo Mágico inicia antes del Festival de Avándaro (el Woodstock mexicano); mucho antes de que el gobierno mexicano inundara el valle agrícola con la presa “Valle de Bravo” y dejara al descubierto sólo las laderas montañosas; incluso, la memoria de este lugar se remonta a siglos atrás de la construcción de las haciendas y catedrales coloniales.
Valle (como popularmente se le nombra) estuvo habitado por la cultura matlatzinca, entre el 300 al 650 d.N.E. Fue una cultura relacionada con los teotihuacanos y tarascos. Construyeron un importante centro ceremonial. De acuerdo a los informes técnicos que el INAH ha elaborado en los diversos proyectos de salvamento, el sitio arqueológico contaba con estructuras análogas a las presentadas por las altas culturas mesoamericanas[5].
Ilustración tomada de “Problemática y propuestas de protección para la zona arqueológica La Peña, Valle de Bravo, Callejas y otros, 2014”
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Cuando los matlatzincas abandonaron este centro-urbano, fue reutilizado en el postclásico tardío como un cementerio ritual por peregrinos provenientes del sur del Nevado de Toluca, la importancia fue tal que crearon una cerámica funeraria exclusiva[6].
Las primeras exploraciones tienen registro en 1939 a cargo de la arqueóloga Florencia Müller; no se conservan registros sino de las de 1972 a cargo del arqueólogo Manfred Reinhold, quien abandonó intempestivamente su trabajo por “órdenes superiores”, según un relato que el INAH recoge en el mismo documento.
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LA CONSTANTE OMISIÓN DEL INAH
Para los arqueólogos responsables del rescate, el auge de Valle de Bravo como sitio de descanso provocó que se construyeran residencias y fraccionamientos sobre la zona arqueológica de forma irregular, sin mediar trabajos de exploración profundos. Se trata de una zona poco investigada y conocida de Mesoamérica[7].
En los años 80 se desarrolló un fuerte periodo de saqueos de los que el Custodio residente (persona designada por el INAH para velar en la zona) dio cuenta de manera insistente al Instituto, sin que hubieran otro tipo de acciones de protección o de investigación, salvo la delimitación del sitio que fue efectuada por el arqueólogo Morrison Limon Boyce. Esto da cuenta el informe de Rescate Arqueológico “Casa de Ídolos” Zona Arqueológica La Peña, Valle de Bravo, Estado de México.
Los arqueólogos narran que en este mismo periodo corresponde una serie de liberaciones del INAH que fueron otorgadas de manera irregular (porque no se hacían trabajos previos de rescate) por lo que el lado sureste de La Peña, que también contenía importantes vestigios arqueológicos, se perdió totalmente[8].
Fue hasta 1984 que el INAH declaró un polígono de protección para investigar y proteger al sitio arqueológico, se le nombró “La Peña” por el emblemático risco, pero abarca en total 30 hectáreas con diversos conjuntos arquitectónicos, entre ellos “Las Monjas”, “La Cruz”, “La Palma” y “Casa de Ídolos”, por señalar algunos.
Predios en que fue dividida la poligonal de protección. Mapa elaborado por PODER con información del archivo técnico del INAH.
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Pero esta declaratoria llegó tarde no sólo por los saqueos. En la década de los 40, Valle fue inundado por la construcción de la presa “Valle de Bravo”, de esa inundación se formó el lago artificial representativo del lugar, con ello parte de la zona arqueológica quedó bajo agua al igual que las tierras de cultivo de los pobladores, lo que provocó un conflicto social.
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Foto: @droncita
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En 1986 el Consejo de Bienes Comunales de Valle de Bravo ganó un amparo por el derecho a poseer las tierras del paraje de “La Peña”. Con ello demostraron ser los legítimos propietarios de estos terrenos, dado que los terrenos agrícolas del antiguo valle fueron expropiados y los comuneros tuvieron que ocupar las laderas.
La reforma constitucional al artículo 27, realizada por el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, permitió que la propiedad comunal pudiera ser vendida. “Amplias zonas comunales pasaron al mercado de la oferta y la demanda. Este es el caso de “La Peña” en Valle de Bravo, donde se encuentran asentamientos prehispánicos”, según documentaron en su informe técnico de 1997 los propios arqueólogos del INAH[9].
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LOS PREDIOS DE LA ZONA ARQUEOLÓGICA
La declaración del polígono de protección impedía que dentro de esas hectáreas se construyera o se realizará actividades agrícolas para no dañar los vestigios arqueológicos, aunque algunas eran tierras comunales; en la práctica eso no impidió que se construyeran residencias de descanso.
En entrevista para la alianza Méxicoleaks, José Hernández Rivero –arqueólogo responsable de los trabajos de investigación y salvamento en La Peña de 1996 a 2014- señala: “ahí hubo un problema con la que fue mi jefa en los años 80 porque dio permisos para hacer un desarrollo campestre donde nosotros le llamamos el lado sur de la peña el que da hacia el lago. Se llama Sylvia Gutiérrez y Vera y eso le costó el empleo por eso fue despedida de la institución. Ella era la arqueóloga que hizo el dictamen y dijo que no había problema y liberó toda la parte que conocemos como La Peña rica. La parte sur de la peña se libera sin hacer ni un sólo pozo de sondeo. Así empezaron las construcciones”.
En una nota publicada por “El Sol de Toluca” el 5 de octubre de 2006, da cuenta del malestar de los comuneros: “Nos odian los ricos, y cuando solicitamos permisos para construir nuestras viviendas siempre nos manifestaban que no se podía porque era zona arqueológica, sin embargo, otras familias con buena posición edificaron lujosas residencias y ahora están asentadas posiblemente entre pirámides”. Esto en referencia a que denunciaban que “algunos comuneros fueron expulsados de la mencionada zona por gentes poderosas que en años anteriores ocuparon importantes cargos dentro del gobierno estatal y federal”[10].
La larga negativa del INAH a liberar las tierras comunales para que se pudieran vender o construir, alargó el conflicto social; el Consejo de Bienes Comunales de Valle de Bravo amenazó con hacer efectivo el amparo de 1986 e impedir que los y las arqueólogas continuaran con los trabajos de salvamento, incluido la salida de materiales recuperados, según una carta enviada al director del centro INAH por el Presidente de los Bienes Comunales de La Peña Valle de Bravo, el 12 de julio de 1997[11].
El INAH trató de sortear el conflicto liberando predios de forma anticipada o con restricciones; sin embargo, los arqueólogos dan cuenta en sus diversos informes técnicos que esas restricciones nunca fueron respetadas, tampoco hubo sanción a los infractores[12]”.
Pero no sólo era el tema de las liberaciones lo que tensaba las relaciones entre el Consejo y el INAH, en el referido escrito de 1997 Bienes Comunales exige que “se devuelvan los materiales extraídos por el equipo de Zúñiga Bárcenas; se defina el destino de los materiales obtenidos por distintos equipos, y se defina la situación de los predios que no podrán liberarse”.
Ahí mismo piden que se construya un museo, que dé cuenta de los vestigios, ofrendas y demás materiales recuperados en la zona. Esta demanda será retomada por el entonces candidato a la gobernatura del Estado de México, Enrique Peña Nieto, como promesa de campaña. En 2011, publicará el Plan de Desarrollo. Estado de México 2005-2011, donde parte de los “Compromisos municipales. Pilar II. Seguridad Económica” se encuentra el “Rescate de la zona arqueológica y construcción del museo de sitio en La Peña”.
EPN no cumplió con ese compromiso de campaña, pues en noviembre de 2010 se inauguró un museo arqueológico, ubicado a 2 kilómetros de la zona y no un museo de sitio como era la demanda original y que todavía exigen los vecinos de Valle. Sin mencionar que la zona arqueológica no será rescatada.
Foto: @Kururh
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CASA DE ÍDOLOS, CASA COMERCIAL
El predio donde se ubicará este centro comercial es nombrado “Casa de Ídolos” porque en ese lugar fueron encontradas cabezas de serpiente (expuestas en el museo de arqueología de Valle) y rocas labradas de grandes dimensiones, “las cuales incluso servían de peldaños y bases de macetas de la casa que en lugar se encontraba”, según dan cuenta los arqueólogos encargados del rescate.
Este caso es uno más en esta serie de liberaciones irregulares y omisión que destruyeron el sitio arqueológico de “La Peña”.
A través de los informes técnicos, los diferentes arqueólogos han expresado su molestia por las malas prácticas de almacenamiento, cuidado y trabajos en la zona, y la “falta de presupuesto e interés, prometido por algunas autoridades del INAH[13]”.
Así mismo, en septiembre de 2015 dan cuenta de su descontento ante la orden de “desmantelación de estructuras, como una medida para evitar la destrucción masiva de los elementos arquitectónicos”, firmada por el arqueólogo José Hernández Rivero como responsable institucional del rescate de “Casa de Ídolos”: “Se tuvo que cumplir con dicha acción aunque no se estuviera de acuerdo”[14].
Como señala el arqueólogo Hernández en entrevista:
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“Cualquier centímetro de Valle de Bravo urbanizable es muy cotizado. El problema ahí es que todo lo que se pueda construir va a valer mucho dinero y por eso hay tanta rebatinga por las tierras y por la arqueología”.
Foto: @droncita
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@GISELEANDO
Ésta es una investigación colaborativa de largo aliento realizada por quienes integramos la alianza Méxicoleaks; fue posible gracias a una filtración a la plataforma.
Si tienes información de interés público o documentos que prueben violaciones graves a derechos humanos puedes enviárnosla de forma segura a través de la página: https://mexicoleaks.mx
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NOTAS:
[1] Reporte de Grupo Carso Presentado a la Bolsa de Valores en 2014, pág 83: http://www.carso.com.mx/ES/inversionistas/informacion-financiera/Reportes%20anuales/Reporte%20Anual%202014.pdf
[2] INAH. Proyecto de Salvamento Arqueológico “Casa De Ídolos”. Zona Arqueológica La Peña Valle De Bravo, México. Segunda Fase De Rescate 2014. Autores: José Hernández Rivero, Tania Hernández Balderas, Viridiana González Nava y Viridiana Hernández Sánchez
[3] INAH. Informe Técnico Parcial, Salvamento Arqueológico “Casa de Ídolos”, Zona Arqueológica La Peña, Valle de Bravo, Estado de México. Autores Héctor Pérez García, Tania Hernández Balderas, Viridiana González Nava y Daniela Macías Herrera. Septiembre de 2015.
[4] Esa misma confusión dan cuenta los arqueólogos José Hernández Rivero y Fernando Baéz Urincho, al momento de realizar el rescate arqueológico de “Casa de Ídolos” en 2014. INAH. Rescate Arqueológico “Casa de Ídolos” Zona Arqueológica La Peña, Valle de Bravo, Estado de México. Arqueólogos José Hernández Rivero y Fernando Báez Urincho, 2014.
[5] INAH. Informe parcial de las actividades efectuadas por el proyecto de salvamento arqueológico La Peña Valle de Bravo, segunda fase (Mayo – Octubre – Diciembre de 1996. Mayo 1997; 184 págs., 110 fotos, 28 dib. Autor: Arqlgo. José Hernández Rivero, David Escobedo Ramírez. Arqlgo. Agustín Ortega Esquinca. P. Admvo. Lázaro Elizalde Castro.
[6] INAH. Rescate Arqueológico “Casa de Ídolos” Zona Arqueológica La Peña, Valle de Bravo, Estado de México. Arqueólogos José Hernández Rivero y Fernando Báez Urincho, 2014.
[7] Ídem.
[8] Ídem.
[9] Cfr. 5
[10] Nota citada en el Informe parcial de las actividades efectuadas por el proyecto de salvamento arqueológico La Peña Valle de Bravo, segunda fase (Mayo – Octubre – Diciembre de 1996. Mayo 1997; 184 págs., 110 fotos, 28 dib. Autor: Arqlgo. José Hernández Rivero, David Escobedo Ramírez. Arqlgo. Agustín Ortega Esquinca. P. Admvo. Lázaro Elizalde Castro.
[11] Carta citada en el Segundo informe parcial de los trabajos de salvamento efectuados por el proyecto La Peña, Valle de Bravo, México, temporada 1997. 21 de Abril al 18 de Julio; 155 págs., 41 dib., 96 fotos orig., 5 croquis. Autor: Arqlgo. José Hernández Rivero Arqlgo. Oscar Basante Gutiérrez Arqlgo. Agustín Ortega Esquinca.
[12] INAH. Segundo informe parcial de los trabajos de salvamento efectuados por el proyecto La Peña, Valle de Bravo, México, temporada 1997. 21 de Abril al 18 de Julio; 155 págs., 41 dib., 96 fotos orig., 5 croquis. Autor: Arqlgo. José Hernández Rivero Arqlgo. Oscar Basante Gutiérrez Arqlgo. Agustín Ortega Esquinca.
[13] INAH. Informe correspondiente al trabajo realizado en la zona arqueológica de la Peña, Mpio de Valle de Bravo, Edo. de México, realizado de Julio a Diciembre del 95;27 págs., 99 fotos orig., 12 dib. Autor: Arqlgo. Alfredo Dumaine López.
[14] INAH. Informe Técnico Parcial, Salvamento Arqueológico “Casa de Ídolos”, Zona Arqueológica La Peña, Valle de Bravo, Estado de México. Autores Héctor Pérez García, Tania Hernández Balderas, Viridiana González Nava y Daniela Macías Herrera. Septiembre de 2015.