El doble ataque a Indalecio Benítez y a su radio comunitaria en Luvianos
JUAN LÁZARO SANTIAGO
Indalecio Benítez Mondragón, director de la radio comunitaria La Caletana Mexiquense, enclavada en el municipio de Luvianos, al sur del Estado de México, donde el crimen organizado es ley, han tenido un doble ataque en tan solo un año, dos meses 15 días.
El primero: sicarios armados lo atacaron cuando llegaba a su casa-radio comunitaria, la noche del primero de agosto de 2014; su hijo Juan Diego Benítez, de 12 años de edad, murió al ser alcanzado por fragmentos de una bala; su padre huyó en su vehículos cuando se dio cuenta de que los criminales lo esperaban para agredirlo y posiblemente asesinarlo.
Benítez Mondragón iba acompañado por su esposa y sus hijos, aquella noche, Aún quiso refugiarse en la base de la Marina, ubicada a unos pasos de su casa-radio comunitaria, pero no obtuvo ayuda.
Su hijo yacía muerto en el interior del vehículo.
Los sicarios huyeron con facilidad, ya que ellos “son ley” en esa parte del Estado de México, donde ni el gobernador Eruviel Ávila Villegas, puede caminar con tranquilidad, a pesar de su enorme aparato de seguridad.
El segundo ataque, pero desde el gobierno federal, fue el 15 de octubre de 2015, cuando personal del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) llegó y desmanteló la radio comunitaria en Luvianos, sin explicación alguna, sin notificación oficial, a pesar de que Indalecio Benítez, realizaba el trámite para regularizar su estación comunitaria y cuyo plazo vence el 17 de noviembre próximo.
Indalecio Benítez, irónicamente y a raíz del primer ataque del crimen organizado, está bajo protección del Mecanismo de Protección a Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, de la Secretaria de Gobernación, por el riesgo que corre su vida, ya que los criminales que controlan el sur mexiquense, lo tienen en su “lista negra”.
Pero ¿quién es Indalecio Benítez? Se preguntara usted amigo lector. Bien, él fue un sureño mexiquense que tuvo la necesidad de migrar hacia Estados Unidos, para trabajar de “mojado”, es cocinero y atiende fiestas de quince años, bodas, eventos de todo tipo para poder sobrevivir.
Inició en la radio colocando bocinas en su auto, para circular por Luvianos, dando anuncios y tocando canciones; luego, construyó una cabina en su propia casa en el centro del municipio, desde donde trasmitía a municipios cercanos como Sultepec, Zacazonapan, Tejupilco, Amatepec y Tlatlaya.
Pero su alcance no era mayor, ya que apenas tenía una potencia de 50 watts y la señal llegaba débil. Por ello, cumplía sus trámites en la IFT para mejorar el servicio de radio comunitaria.
Sin embargo, el segundo ataque aún no concluye, ya que al iniciar una protesta frente al edificio de la IFT en la avenida Insurgentes de la Ciudad de México por el desmantelamiento de su equipo y el cierre de la estación, vigilantes, no lo dejaron cumplir con su manifestación, fue desalojado el primer día.
La radio comunitaria, La Caletana Mexiquense, solo cumplía en Luvianos, una función social, un enlace vía internet con los migrantes sureños en Estados Unidos; difundía cultura y enviaba mensaje a los paisanos.
Un ejemplo: en la población de San Juan Acatitlan, no entra ninguna señal de celulares, en único medio para que migrantes en Estados Unidos o de las Ciudad de México es la Calentana Mexiquense.
La Calentana Mexiquense es un oasis para los radioescuchas sureños que gracias a la transmisión de canciones, se olvidan momentáneamente del miedo que impone los grupos criminales y los operativos policiacos-militares.
No es una estación comercial o de lucro; solo para comunicar.
Organizaciones como Propuesta Cívica, Reporteros Sin Fronteras, el Congreso Nacional de Comunicación Indígena, Articulo 19, Comumex A.C., en este momento lo están apoyando en su movimiento de que se le permita seguir con su radio comunitaria.
Abogados de Propuesta Cívica harán una revisión a los trámites que se corrían en el IFT para lograr la autorización oficial para tener un espacio en el espectro radiofónico en el sur del Estado de México.
Para el bien del Sur mexiquense, La Calentana Mexiquense, debe de volver al aire, con el reconocimiento oficial del IFT.