Hacen otro rastreo en el Valle de Juárez en busca de restos de mujeres

CHIHUAHUA, Chih. (proceso.com.mx).- En rastreos efectuados este viernes y sábado en el arroyo del Navajo en el Valle de Juárez, las autoridades localizaron 11 restos óseos, un pantalón de mezclilla y cuatro zapatos de mujer, de diferentes estilos, al buscar más restos del cuerpo de la joven Esmeralda Castillo Rincón, desaparecida el 19 de mayo de 2009.

En los reconocimientos participaron más de cien personas entre peritos y agentes de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) de la PGR, de la Fiscalía General del Estado, los padres de Esmeralda Castillo y la activista Norma Andrade, madre de Lilia Alejandra García Andrade, desaparecida el 14 de febrero 2001 y localizada muerta tiempo después.

El rastreo fue solicitado por los padres de Esmeralda, José Luis Castillo y Martha Rincón, debido a que en enero pasado la Fiscalía Zona Norte les informó que su hija había sido encontrada en el Valle de Juárez y les entregaron un hueso de un tobillo solamente.

Ellos no han querido aceptar el resto óseo porque desconfían de la Fiscalía, “se lo han ganado a pulso”, dice José Luis Castillo, padre de Esmeralda, “por eso pedimos el rastreo, para ver si encontramos más partes que puedan ser de mi hija”.

“Hoy (sábado) encontramos un resto nada más, lo encontró mi esposa y pues gracias a Dios que tenemos fe en Dios que nos ha sostenido para aguantar esto. Es impactante ir a buscar huesos de nuestras hijas, pero quieren entregarme un huesito que dicen que es de Esmeralda y no nos da la certeza de que sea ella, es un tobillo, mi hija puede estar viviendo sin un pie, pudieron haberle cortado su pierna, queremos evidencias, porque mientras no lo hagan, nuestra hija para nosotros está viva”, indicó Castillo.

Explicó que realizan esta búsqueda con fe y confianza en Dios, porque acudir a la sierra del Valle de Juárez a rastrear restos de niñas y jóvenes desaparecidas es “impresionante; salimos desde las 4 de la mañana de la casa”.

José Luis Castillo afirmó que cerca de donde localizaron el hueso que presuntamente es de Esmeralda -según les dijo uno de los peritos-, encontraron por lo menos cuatro restos más, a una distancia de 150 metros aproximadamente.

La demanda del matrimonio es que los peritos y demás personal especializada analicen rápido los huesos y les digan si alguno o algunos corresponden a su hija.

“Hasta ahora no tenemos algo más pesadito, una evidencia científica más, para tener la certeza de que sí sea”, señaló el padre de Esmeralda.

Norma Andrade dijo que el rastreo es necesario para solidarizarse con las familias que están pasando por lo que ella vivió y principalmente para ejercer presión para que las autoridades trabajen, para que localicen a las jóvenes y que hagan justicia para las que ya fueron encontradas muertas.

Los Castillo Rincón fueron apoyados por abogados y por la activista Teresa Ulloa, para gestionar el rastreo ante la PGR.

“Además de los restos encontramos un pantalón de mujer, ya todo destruido; cuatro zapatos diferentes. Es la sensación de impotencia, de coraje, de tristeza”, expresó Andrade.

Luego de la experiencia del rastreo y de otros que han efectuado anteriormente, la activista opinó que deben llevar militares a realizar la búsqueda: “son los que realmente están preparados para ese tipo de terrenos, es un terreno muy difícil para acceder y no estamos preparados. Para empezar, ellos (agentes y peritos) no llevaban varillas, normalmente siempre habíamos llevado varillas, hoy algunos improvisaron con troncos para usarlos como varilla e ir buscando. Creo que aún falta, los soldados sí lo deben saber porque nosotros peinamos zonas planas, de arena, cerca del río, atrás de arenales, eso las mamás ya lo habíamos hecho”.

Los padres de Esmeralda se han dedicado a buscar a su hija y últimamente han emprendido campañas de prevención en escuelas, centros comunitarios y otros espacios, con el fin de concientizar a las jóvenes y familias sobre el cuidado que deben tener para evitar más desapariciones.

Asimismo, han cubierto bardas de diferentes colonias de Ciudad Juárez con los rostros de las jóvenes desaparecidas y/o asesinadas en esa frontera, mientras que los Castillo Rincón sobreviven con la venta de hamburguesas durante los fines de semana.

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