Latas en lucha

mayo 12, 2015
Amaranta Marentes Orozco

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El pasado 28 de abril el joven Ricardo Cadena fue asesinado en la ciudad de Puebla por un policía, recibió un tiro en la nuca. Ricardo salía corriendo luego de ser descubierto pintando una pared con un gis; la respuesta policiaca corresponde a la puesta en práctica de la llamada Ley Anti-graffiti.

Esta ley fue aprobada el 26 de febrero de 2015, propuesta por Eukid Castañón Herrera, diputado del Partido Acción Nacional (PAN), planteaba originalmente castigar con hasta 12 años de prisión a quien realizara pintas tanto en propiedad privada como en patrimonio histórico.

La ley no fue aprobada de esta forma y se replanteó. Dejando como delito grave la acción, a quien transgreda el patrimonio histórico se le daría un castigo de hasta 6 años sin derecho a fianza, en cambio se otorgaría el derecho a caución a quien pinte propiedad privada.

Durante los últimos meses, tanto la discusión en la cámara de diputados local –como su aprobación– produjo tensión, con respecto al tema, y por supuesto, el aumento a la criminalización de la juventud.

En este contexto, la mañana del 29 de abril, la noticia del asesinato de Ricardo se hacía pública y la convocatoria a una protesta comenzó a sonar por medio de las redes sociales.

Así, colectivos y organizaciones como Rexiste, Consejo Autónomo del Hip Hop y Asamblea Popular Hip Hop Activista, convocaron a una concentración en diversas ciudades del país para que las calles gritaran Ricardo Cadena.

En la Ciudad de México, la concentración comenzó afuera del metro Sevilla justo al terminar algunos carteles y pintas, comenzó un poco de hip hop acompañado de beat box para informar a la población acerca de quien era Ricardo Cadena. Se realizó una movilización hacia el Ángel de la Independencia.

A través de un megáfono, uno de los convocantes narró a los asistentes, que al estar en contacto con la familia de Ricardo pudo saber que pasaron más de 7 horas para que su padre se enterará de la defunción y pudiera reclamar el cuerpo, así como la caución que tuvo que pagar por su otro hijo que se encontraba detenido.

Antes de que la manifestación comenzara, un padre de familia se acercó al megáfono y expresó que venía de Puebla, dispuesto a gritar su rechazo al hecho y cómo este no debería quedar impune, que debía efectuarse justicia para Ricardo, así, también mencionó, que como padre de familia apoyaba a los jóvenes y que venía a ser participe de las manifestaciones.

La insistencia en la criminalización de la juventud. El graffiti como forma de expresión, de arte, de resistencia y de activismo y la derogación de la ley Anti-graffiti fueron las constantes durante el recorrido de la movilización, bajo la consigna «Ricardo no haz muerto, aquí te esta nombrando el movimiento graffitero» así también el sonido de las latas al ser agitadas formaban una canción de protesta en honor al graffitero caído.

Al llegar al Ángel, la concentración fue rodeada por policías capitalinos, quienes impedían que el mensaje de JUSTICIA fuera pintado sobre metros de papel kraft –que los manifestantes llevaban consigo– mientras se leía el comunicado condenatorio de la acción y se mencionaba que simultáneamente había acciones en Puebla, Guadalajara, Nueva York y Austin, el mensaje se terminó y quienes asistieron levantaban las latas.

Así, tras el absurdo despliegue policial el evento concluyó.

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