Proyecto Iconia El disparate del alcalde Ramiro Hernández

Jorge Covarrubias

Para urbanistas consultados por Proceso Jalisco, el proyecto inmobiliario Iconia –que sustituirá al fallido megadesarrollo Puerta Guadalajara– es un despojo artero contra la ciudadanía, pues se erigirá en una ceja de la Barranca de Huentitán y, dicen, afectará ese entorno ecológico. En esa millonaria obra, afirman, el gran perdedor será el ayuntamiento tapatío, encabezado por el priista Ramiro Hernández García, quien exentó de nueva cuenta del pago de licencias y permisos a los desarrolladores urbanos.

Con los gobiernos de Acción Nacional el megadesarrollo inmobiliario de Puerta Guadalajara que realizaría la empresa española Mecano América se empantanó. Ahora la administración del priista Ramiro Hernández García intenta reactivarlo mediante un artificio administrativo.

El alcalde y sus colaboradores sólo cambiaron el nombre del proyecto –ahora se llamará Iconia– y sustituyeron a la constructora por otra llamada Operadora Hotelera Salamanca, al parecer también de origen hispano, pero no modificaron el método para otorgar la obra, que será de asignación directa y discrecional.

Según los planes de las autoridades tapatías, el nuevo proyecto ocupará los terrenos ubicados sobre la Calzada Independencia y Periférico Norte, los mismos que el panista Alfonso Petersen Farah cedió con todos los privilegios cuando estuvo al frente del ayuntamiento tapatío, pues exentó a los propietarios de Mecano América del pago de licencias correspondientes por los permisos para desarrollar la obra.

Según el arquitecto Jesús García Rojas, las 13 hectáreas de esa superficie tienen una vista esplendorosa hacia la Barranca de Huentitán y son los más valiosos que tenía el municipio. Su valor, según el especialista en desarrollo urbano, es superior a los 630 millones de pesos. Los beneficiarios españoles también se ahorraron 580 millones de pesos en los trámites de licencias de construcción, dice.

Esa actitud dispendiosa de la administración de Petersen Farah contrasta con la situación por la que atraviesa actualmente el ayuntamiento presidido por el priista Hernández García, pues tiene una deuda superior a los 4 mil millones de pesos, lo cual le impide incluso realizar trabajos de bacheo y repavimentación de calles, según expone García Rojas a Proceso Jalisco.

Al igual que en el caso de Puerta Guadalajara, con Iconia las fallas de origen no han sido subsanadas por las autoridades, entre ellas el uso de suelo –en la zona predominan las áreas verdes– y el esquema de inversión es prácticamente el mismo.

De acuerdo con el entrevistado, el ayuntamiento de Guadalajara modificó el uso de suelo de áreas verdes a mixto. Lo hizo con tal brutalidad para facilitar la construcción de superedificios, asegura.

Con respecto al segundo punto, los constructores contaron con todas las ventajas, pues no invirtieron nada, ya que las autoridades les aportaron los predios a “valor residual”, así como los permisos de construcción a cambio de obras innecesarias para la ciudad.

Con Puerta Guadalajara se hablaba de un museo, de la remodelación del planetario Severo Díaz Galindo, así como de un centro comercial, un hospital, una escuela, e incluso de construir una nueva sede para la Cruz Roja. Iconia, según el proyecto, contará con un área pública con museo, centro de exposiciones, parque lineal, foros al aire libre y espacios culturales.

No obstante, el 24 de septiembre Hernández declaró que las contraprestaciones deberán analizarse porque, arguyó, existen otros proyectos como la cartera del fideicomiso Voltea a la Barranca.

El desarrollo de Iconia prevé la construcción de 18 torres con mil 872 departamentos, un centro comercial, hotel y oficinas corporativas. Según las estimaciones, se invertirán 6 mil millones de pesos en la obra que se iniciará a principios de noviembre próximo.

Los integrantes de la red social de Facebook del grupo Urbanitas –que incluye a urbanistas, ingenieros y arquitectos– expusieron que Iconia es un despojo artero contra la ciudadanía.

Para el arquitecto Salvador Dueñas, por ejemplo, con esa obra se eliminará de un plumazo una superficie que bien pudiera ser reforestada y convertida en bosque urbano para el Área Metropolitana de Guadalajara, tan carente hoy de áreas verdes y de esparcimiento públicos.

Para su colega Jorge Fernández Acosta, de la Universidad de Guadalajara, bien puede declararse “enemigo público” a todo aquel que autorice la cesión de ese espacio público a particulares. Entrevistado al respecto, el especialista insiste: “En ese proyecto hay una evidente afectación a las áreas verdes de la ciudad; y una contradicción del gobierno municipal, porque su obligación es preservarlas, e incluso incrementarlas”.

Proyectos de esta envergadura no deben quedar en manos de las autoridades, dice. Es necesario someterlos al escrutinio público; la ciudad pertenece a los ciudadanos. En la práctica, comenta, se está transitando a un modelo de ciudad en el que se hacen negocios con los bienes de todos.

Y se pregunta: “¿Dónde están los urbanistas? ¿Cuáles son las opiniones consensuadas?… Y si bien los regidores son autoridad, a lo mejor no alcanzan a medir el impacto que un proyecto como éste va a tener. La zona no tiene las características para soportar una inversión de este tamaño”.

Con Iconia –cuyos orígenes datan de la gestión del panista Emilio González Márquez– los inversionistas comienzan a apoderarse lentamente de la ceja de la Barranca de Huentitán, insiste el arquitecto García Rojas.

González Márquez, relata, promovió la compra del llamado predio El Disparate por 100 millones de pesos y se empecinó en levantar ahí el Estadio Panamericano de Atletismo, el cual finalmente se estableció en el municipio de Zapopan. Y precisa que antes, durante su paso por la alcaldía de Guadalajara, González Márquez pretendió instalar un Museo Guggenheim en otro de los terrenos más preciados por los tapatíos: el Parque Mirador, en la misma barranca, sobre una superficie de 11 mil metros cuadrados.

Y aunque el Guggenheim nunca llegó, las tierras no regresaron al dominio de la ciudad, dice García Rojas. Y subraya: “El propio Ramiro ha hecho un fideicomiso para voltear a la barranca. En realidad están haciendo los primeros pasos para construir (desarrollos urbanos) en la barranca”.

Hasta ahora, reitera el entrevistado, los predios están en poder de inversionistas privados; difícilmente renunciarán a ellos. En caso de algún reclamo por parte de las autoridades, es probable que incluso (ellos) lleguen a los tribunales para conservarlos, comenta.

El ayuntamiento de Guadalajara jamás pudo deshacer el convenio con Mecano América, a pesar de que la empresa incumplió con las cláusulas y nunca puso un centavo para arrancar con la obra.

“Mecano era incapaz de hacerla; eso era evidente. Presumo que ante la crisis inmobiliaria que se vivió en España y la incapacidad financiera para realizar la obra, Mecano le vendió sus derechos a Operadora Hotelera Salamanca”, insiste el arquitecto.

Una historia de atropellos

En su edición del 25 de mayo de 2012 el diario Mural publicó una nota en la que informaba que el presidente de Mecano América, Juan Cano Forrat, vendió sus acciones a la nueva constructora, aunque no se menciona su valor.

El 22 de febrero pasado, según el mismo periódico, ICD Sitra, Comercial Hotelera Mexicana de Occidente, Inmobiliaria Caribeña de Desarrollo, e Inmobiliaria Constructora y Desarrolladora se incorporaron como inversionistas a Puerta Guadalajara y crearon la Sociedad Anónima Promotora de Inversiones Operadora Salamanca. Las responsables de la comercialización de los departamentos, añadió, ya están asignadas y serán las empresas Cordial Inmobiliaria y Grupo Guía Excelencia Inmobiliaria, quienes adelantan la construcción de dos torres a principios de noviembre.

Lo inaudito del negocio, comenta García Rojas al reportero, es que la autoridad promueva un desarrollo para el que no hay una demanda específica, sin estudios de mercado y con previsibles consecuencias funestas para el entorno, dada su falta de infraestructura urbana como tomas de agua potable, conexiones de drenaje y vialidades amplias.

“No hay demanda para este negocio inmobiliario. Lo que es evidente es que obtuvieron del gobierno municipal unos superterrenos, casi regalados. Es una relación asimétrica, favorable para los desarrolladores”, indica el entrevistado.

Los predios obsequiados a Iconia, asegura, fueron adquiridos a principios de los ochenta por Arnulfo Villaseñor Saavedra, quien estuvo al frente del ayuntamiento tapatío entre 1980 y 1982 con el propósito, se dijo en esa época, de construir ahí un gran parque metropolitano.

En diciembre de 2012 las autoridades anunciaron que impugnarían el convenio con Mecano América para recuperar los terrenos. Sin embargo la acción judicial nunca fue elevada al pleno del cabildo. El pasado 18 de julio el síndico Luis Ernesto Salomón Delgado dejó entrever que se habían reiniciado las conversaciones con otros inversionistas.

El alcalde Hernández García corroboró la versión el 24 de septiembre. La nueva constructora garantiza una inversión de por lo menos 4 mil millones de pesos, dijo, cuyos recursos le cambiarán el rostro a la zona norte de Guadalajara, donde predomina la pobreza.

Y expuso: “Partiremos de dos cosas: primero, que quienes viven en la zona reciban un beneficio directo. En esta zona hay colonias con niveles de pobreza muy elevados y creo que si hay beneficios a favor de la ciudad los primeros que deben ser favorecidos son los marginados. Y segundo, que la infraestructura que se genere responda a una posibilidad de desarrollo integral de toda la zona”.

Norberto Álvarez Romo, el último director del planetario de Guadalajara, sostiene que los planes del gobierno municipal para reactivar la Barranca de Huentitán con corredores culturales y museos fueron un fracaso. Ni siquiera era necesario el Museo Guggenheim en el parque Mirador, donde el ayuntamiento de Guadalajara gastó poco más de 2 millones de dólares sólo en estudios.

Recuerda que los consejeros de la Junta de Gobierno del planetario apoyaron incondicionalmente ese proyecto; en cambio, le negaron el respaldo a sus propuestas para reactivar el inmueble en el breve periodo que lo dirigió, pues fue cerrado en 2008:

“Le metieron más de 2 millones de dólares en hacer un estudio para el Guggenheim. Yo les decía que no necesitaban un Guggenheim. Si les sobra el dinero, el planetario era un buen lugar para meterle, y los mismos del consejo apoyaban al Guggenheim, por qué no nos apoyaban a nosotros.”

En su proyecto, Álvarez Romo pretendía hacer un corredor cultural desde el parque Agua Azul hasta el parque Mirador, donde supuestamente estaría el Guggenheim. En el Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD) de la Universidad de Guadalajara, habría un museo de Arquitectura y Urbanismo.

“Y luego hay un templo franciscano muy interesante, muy antiguo. De los primeros templos de la región, planteamos un Museo de la Colonia. Y luego en Periférico planteábamos una Expo Tecnológica con un Museo de la Tierra, Museo de la Aviación, un acuario digital; incluso propusimos un esquema de producción digital (para diseñar) un domo digital.

“También estaba el estadio (Jalisco) y el toreo. Y dijimos: ‘Vamos haciendo el Museo del Futbol’ –Guadalajara entró muy rápido en la historia del futbol, aunque a la gente se le olvida eso– y un Museo Taurino”, comenta Álvarez Romo.

En el parque Morelos, insiste, planteaban desarrollar un Museo del Tequila, del Mariachi y la Charrería, hasta llegar al parque Agua Azul, con un Museo del Agua. En el edificio que hoy ocupa la Procuraduría General de Justicia estaría un Museo de Derechos Humanos y Justicia.

Recuerda que durante su breve gestión al frente del planetario el gobierno municipal de la ciudad buscaba terrenos para construir la Villa Panamericana que daría alojamiento a los deportistas que participaron en los Juegos Panamericanos de 2011.

Asegura que le dijo a las autoridades que en los alrededores del planetario había mucho terreno para edificarlas, pero éstas se empeñaron en construirlas en el parque Morelos. “El planetario tenía la mitad de lo que hoy es Puerta Guadalajara”, recuerda.

El nombre de Puerta Guadalajara, relata, surgió de una propuesta bautizada como Puerta Huentitán porque la Calzada Independencia “era la entrada a todo un barrio que desde el planetario queríamos repotenciar, incluyendo Huentitán el Alto y Huentitán El Bajo; y decidimos ponerle Puerta Huentitán”.

Es más, dice, todo estaba armado para relanzar al planetario en 2008 con motivo de su primer cuarto de siglo. El cantante Vicente Fernández iba a ser el padrino del proyecto, con el cual también nació la idea de reordenar el transporte público.

Así fue como llegó a Guadalajara la primera línea de Macrobús, a la que originalmente le querían llamar Ecobús. Al entonces gobernador González Márquez le pareció una “jotería” por lo que se le cambió el nombre.

El Ecobús, dice, estaba pensado como un sistema de transporte distinto al Macrobús. Y aunque no era tan aparatoso, rápido ni articulado, su propósito era trazar rutas para conectar los atractivos museísticos de la ciudad.

La cancelación de ese corredor cultural, insiste, le lleva a pensar que las autoridades ya tenían todo listo para apropiarse de los terrenos donde se levantará ahora Iconia:

“Ya tenían el ojo en esos terrenos para hacer el negocio inmobiliario con los españoles. Ya sabían que iban a cerrar el planetario. Y aunque no sabían cómo, cuándo ni por qué, ya estaba todo listo… El planetario les estorbaba”.

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