Agresiones a migrantes en Playas de Tijuana terminan con pedradas y agresiones a prensa
Policías resguardan la zona. Fotografía: Jorge Dueñes
Lourdes Loza Romero
Durante el traslado de los migrantes centroamericanos hacia el albergue temporal que se habilitó en la tarde y noche del miércoles el gobierno municipal y el estatal, un grupo de ciudadanos que se identificó como “residentes” del fraccionamiento Playas de Tijuana agredió física y verbalmente a los migrantes y a los representantes de los distintos medios de comunicación de la ciudad.
El primer conato de violencia fue protagonizado por los mismos migrantes, quienes alrededor de las seis de la tarde tuvieron diferencias con los centroamericanos que se suben a la barda fronteriza, dado que el resto del grupo no ve esta acción como positiva para su movimiento.
Fue en este momento cuando arribaron un grupo de ciudadanos que exigían a las autoridades reubicaran a los migrantes, porque temían por su seguridad y las de sus familias. En un inicio se reportó que eran alrededor de 100 ciudadanos que llegaron al Faro y complicaron las labores de traslado de los migrantes al albergue temporal.
Pequeños grupos de centroamericanos aceptaron retirarse e irse al albergue que les ofrecían las autoridades, mientras los ciudadanos no dejaban de gritarles y amedrentar a los pocos elementos municipales y federales por ser “traidores a la patria” al intentar salvaguardar la integridad de los migrantes.
Al paso de la noche, fueron pocos los migrantes que continuaban con la intención de permanecer a la intemperie pero los ciudadanos, algunos de los cuales consumieron bebidas alcohólicas mientras se manifestaban, siguieron con sus acciones hostiles.
Varios conatos de violencia fueron sofocados por la autoridad, hasta que una mujer manifestante se enfrentó contra un joven que había acudido al lugar a donar comida para los migrantes, la autoridad federal en esta ocasión solo retiró al agredido, quien resultó con una herida debajo de su ojo derecho.
Los migrantes se mostraron intranquilos y respondieron a las agresiones de manera verbal, mientras que los activistas pro migrante y los elementos policíacos les solicitaban que se apartaran y se mantuvieran en silencio.
Fue después de la medianoche ciudadanos en un avanzado estado de ebriedad comenzaron a agredir a empujones y puñetazos a la prensa tras la negativa de camarógrafos y fotógrafos de dejar de grabarlos y apagar sus equipos.
Mientras los elementos policiacos se mantenían en una esquina observando el desarrollo del conflicto, las mujeres manifestantes comenzaron a arrojar piedras hacia los migrantes y los reporteros, quienes se alejaban para evitar más agresiones.
En el lugar aún pernoctaban mujeres y niños migrantes, quienes fueron los primeros en correr hacia donde pudieron para ponerse al resguardo de la lluvia de piedras, mientras los municipales y federales se mostraron más preocupados por alejar sus unidades de la línea de fuego.
Casi a las 2:00 de la madrugada, mientras se acercaba la llegada de un cuarto grupo de centroamericanos a la ciudad, el grupo de ciudadanos agresores se fue dispersando y los pocos migrantes buscaron un resguardo ante el temor de nuevas agresiones, solo policías municipales quedaron de guardia en el lugar.
La autoridad municipal no realizó ninguna detención de los agresores y en el último hecho, tampoco resultaron lesionados de gravedad.