Esto no es un paro, es una “Semana de Autogestión”: la Facultad de Filosofía y Letras después del 3 de septiembre (CDMX)
Colectivo Grieta – 26 de septiembre de 2018
Los paros y movilizaciones derivados de los ataques porriles del 3 de septiembre de 2018 desencadenaron distintos procesos de reflexión, lucha y organización en las diferentes escuelas y facultades del país. En el caso de la Facultad de Filosofía y Letras, la respuesta ante el ataque del 3 de septiembre empezó desde muy temprano, pues fue ahí donde los estudiantes atacados pudieron guarecerse durante la tarde y la noche del 3 de septiembre. Esta facultad también fue de las primeras escuelas en declararse en paro para protestar en contra de los sucesos en Rectoría. Posteriormente, desde posturas diversas y nunca homogéneas, los estudiantes de la FFyL han mostrado su voluntad de no permitir que el estado de excepción en el que vivimos día a día se normalice ni que la comunidad vuelva a la (in)cómoda cotidianidad.
Este proceso no ha estado desprovisto de problemas: la campaña de desinformación y franca criminalización de los estudiantes organizados, los problemas de comunicación entre miembros de la comunidad, el desgaste natural tras sostener un paro extendido (limpiar la facultad, comer y dormir ahí), asambleas y movilizaciones constantes, y las propuestas encontradas sobre cómo y hacia dónde dar el siguiente paso han complicado el ya de por sí difícil proceso de llegar a acuerdos sólidos y concretos al que todos los movimientos se enfrentan. Con todo esto en contra, los estudiantes de FFyL organizados en asambleas, mesas de trabajo y comisiones han tratado de buscar formas distintas de dar continuidad a la lucha y así resolver las problemáticas que aquejan día con día a los estudiantes dentro y fuera de Ciudad Universitaria.
Pese a la opinión difundida por varios medios masivos de comunicación de que los estudiantes “no quieren regresar a clases”, fueron los mismos estudiantes de FFyL los primeros en reconocer los problemas de desmovilización que los paros traían consigo. Es por esto que, tras una nutrida asamblea el 17 de septiembre a la que asistieron estudiantes con posturas encontradas sobre la utilidad de los paros, se llegó al acuerdo de no seguir en paro sino tratar de llevar a cabo un experimento denominado la “Semana Autogestiva”. La invitación se abría a estudiantes y profesores para ocupar sus horarios habituales de clase (y algunos no habituales también) y, desde diversas disciplinas, generar espacios de discusión y reflexión para tratar los problemas que atañen al país, a la ciudad, a la universidad, a la facultad, a los diversos colegios, para así poder construir un pliego petitorio razonado y construido por la misma comunidad.
Si bien los comunicados oficiales emitidos por la dirección no contribuyeron a esclarecer la propuesta que los estudiantes lanzaban a la comunidad, al declarar que los estudiantes y profesores podían participar voluntariamente en la reflexión pero que no había actividades académicas como tales, la “Semana Autogestiva” se echó a andar entre el 18 y el 22 de septiembre. Lo que comenzó el martes con una asistencia tímida de profesores y estudiantes que se animaron a poner a prueba la propuesta lanzada por la asamblea acudiendo a la mesa de información donde los jóvenes universitarios asignaban salones a los profesores y estudiantes interesados, devino en tres días de intensa actividad de reflexión y discusión entre miembros de casi todos los colegios de la facultad con aulas repletas de alumnos que asistieron a la facultad sin que hubiera “clases formales”. Echando mano de redes sociales para organizar y difundir la información y con actividades continuas desde las ocho de la mañana hasta las siete de la noche, alumnos y maestros cedieron una de las 16 semanas de clase del semestre para estudiar críticamente, discutir y proponer soluciones a los problemas de violencia, género, seguridad y falta de democracia que atañen al país y por ende a la universidad nacional.
La fuerte participación de alumnos y profesores durante la “Semana de Autogestión” no logró impedir la campaña de desprestigio en la que medios masivos de comunicación y autoridades han incurrido al desviar toda la atención de la opinión púbica (y de la comunidad académica y estudiantil de la FFyL) de la intensa y propositiva labor de reflexión crítica que tuvo lugar la semana pasada hacia el robo de unas computadoras de la Facultad (sobre el que los estudiantes sostienen haber avisado a las autoridades desde el 4 de septiembre) y la toma de un salón para realizar actividades culturales que se devolvió prontamente por acuerdo de los estudiantes en asamblea. Las autoridades, haciendo uso del impacto mediático de sus pronunciamientos, conminan a los estudiantes a “permitir el regreso a clases” sin siquiera mencionar que la semana pasada, tanto estudiantes como profesores pasaron muchas más horas de las acostumbradas dentro de las aulas tratando de estudiar, comprender y ofrecer soluciones a la complicada situación nacional.