Tejer comunidad: estudiantes de la ENAH en paro y su proceso organizativo (CDMX)
Colectivo Grieta /17 de septiembre 2018
El ataque del grupo porril contra la marcha de estudiantes de CCH Azcapotzalco frente a la Rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México el pasado 3 de septiembre de 2018 detonó una serie de movilizaciones y paros en más de 80 escuelas alrededor del país para mostrar el repudio y la indignación frente a los acontecimientos. Más allá de la solidaridad mostrada entre estudiantes, las acciones organizadas han permitido a las distintas escuelas ver hacia adentro de sus propias comunidades y empezar a nombrar los problemas a los que los estudiantes se enfrentan día con día.
En este contexto, los estudiantes organizados en la Asamblea de la Escuela Nacional de Antropología e Historia platicaron sobre su propio proceso organizativo y sobre lo que se ha logrado a través de este camino andado. El primer paro de la ENAH surgió a raíz de una asamblea en la que se tomó esta medida para mostrar el rechazo al ataque porril en CU. Sin embargo, las actividades de organización y logística para sostener el paro dentro de la escuela supusieron echar a andar un proceso de consulta, discusión, y organización que desembocó en armar una propuesta para que la ENAH albergara la segunda asamblea interuniversitaria.
Los estudiantes cuentan que ellos vieron esta iniciativa de llevar la “inter” a la ENAH como una oportunidad para descentralizar el proceso y medir sus propias capacidades organizativas. Así que la propuesta de logística, que ya se había armado mediante las discusiones durante el paro, se consultó en la primera asamblea de Economía y, de ahí, se votó a favor de que la ENAH fuera sede de la siguiente asamblea interuniversitaria.
El paro ya había servido para armar distintas comisiones y mesas de trabajo. Los estudiantes comentaron que la experiencia los había llevado a darse cuenta de la diferencia entre las asambleas y las mesas de trabajo: “La asamblea es el órgano máximo de decisión. Con base en lo que se ve en la asamblea se definen las mesas de trabajo para el pliego petitorio. Pero no se puede trabajar todo en asamblea”, explican. Lo que se trabaja en espacios más pequeños y especializados como las mesas vuelve a subir a la asamblea, pero a partir de una discusión que ya se hizo, lo que facilita generar consenso y horizontalidad.
A partir de este trabajo, se logró definir puntos para un pliego petitorio interno: el reglamento de la ENAH, los problemas de género, el presupuesto, la vinculación laboral y docente y la detención del proyecto Plaza Carso, que implica la intervención de la iniciativa privada en el sitio arqueológico de Cuicuilco. La discusión sobre este último punto trasciende los muros de la ENAH y atañe a los vecinos de la colonia Pedregal de Carrasco quienes se verían afectados por el proyecto y con quienes los estudiantes tienen un vínculo construido desde hace un tiempo. “Los vecinos nos traen tamales, nos mandan comida, nos invitan un taco si no traemos dinero”, comentan.
A decir de los estudiantes, el 3 de septiembre fue “el chispazo” que necesitaban para volver la mirada hacia adentro: “Estaban golpeando a compañeros y esto nos sirvió para voltear a vernos a nosotros mismos”. Los estudiantes de la ENAH, nombraron una problemática local que ya se venía discutiendo desde tiempo atrás, pero que solo se pudo concretar y aterrizar a partir del paro estudiantil y las discusiones que se derivaron del mismo. Asimismo también les ha servido para echar a andar otras iniciativas, como la de abrir la ENAH para albergar la interuniversitaria, organizar la “inter” de mujeres y planear la acción de la toma simbólica del Museo Nacional de Antropología e Historia.
“Cuando se supo que la interuniversitaria iba a ser aquí fue muy chido, hubo un reconocimiento de nosotros mismos”. Así, tratando de aprender de la experiencia de la primera interuniversitaria en la Facultad de Economía de la UNAM, se hicieron comisiones para resolver los problemas logísticos que el evento acarreaba consigo. Había que organizar el acceso, hacer un registro, llevar finanzas, seguridad, alimentación, descanso, limpieza, etc. Los estudiantes comentan sobre la importancia de ajustarse al presupuesto y buscar formas de financiar las necesidades a partir de boteos y colaboraciones, pero también explican que hay una conciencia de no sólo hacer lo más práctico. Por ejemplo, para alimentar a la “inter”, cocinaron un pozole vegetariano, que no era ni lo más barato ni lo más fácil pero que reconoce el lado humano de la lucha.
“Somos humanos y el hambre y la sed y el cansancio no nos ayudan”, explican. Así se hicieron espacios para dormir (uno para hombres y otro para mujeres para evitar cualquier tipo de agresión dentro del espacio de la interuniversitaria), a sabiendas de que la asamblea anterior se había extendido hasta altas horas de la madrugada. Hubo té, café, tostadas, galletas. Se pidió a los asistentes no generar desechos y usar platos que después se pudieran lavar. Se puso atención no sólo al qué sino, sobre todo, al cómo.
La Asamblea Interuniversitaria de Mujeres
La Interuniversitaria de Mujeres se convocó de manera un tanto espontánea a raíz de la Asamblea del día 7 de septiembre en Economía en la que se veía una fuerte reacción ante el tema de la violencia de género y se detectaba la necesidad de generar un espacio para esta discusión. “En la asamblea grande se había reducido e incluso casi suprimido la parte de género”, explican las estudiantes. Frente a esto, la asamblea de mujeres generó un espacio para discutir el protocolo de seguridad desde una perspectiva institucional y desde otra más autogestiva, para no depender de la institución, en la que no hay confianza. Se habló de la violencia en los paros, en las clases, en las asambleas.
“Se nos ha silenciado, vedado del micrófono, de la organización. Pensamos que por esto hay que hacer énfasis en defender el espacio y que no nos dejen de lado otra vez”, explican. La asamblea se llevó a cabo en la ENAH y ahí llegaron mujeres de las facultades de Derecho, Ingeniería, Filosofía y Letras, Ciencias Políticas y Sociales, Contaduría, entre otras, del ITAM, de la Ibero, del CCH Azcapotzalco, entre otras. Comentan que hubo rumores de que la Asamblea de Mujeres estaba separando al movimiento, sin embargo, ellas explican que lejos de separar, las ha ayudado a unirse como compañeras y compañeros, al menos en la ENAH. Saben que mientras ellas tuvieron su asamblea, fueron los compañeros quienes se encargaron de resguardar el espacio del paro y reconocen que los compañeros están de su lado. Las estudiantes aclaran: “No es una inquisición de mujeres, no se trata de ver quién es más feminista que otra. Se trata de escucharnos”.
La toma simbólica del Museo de Antropología e Historia
Otra de las iniciativas que surgió a través de la discusión gestada en los paros fue la de la toma simbólica del Museo de Antropología en el marco de la Marcha del Silencio del 13 de septiembre. La acción consistió en llegar asidos de los brazos para “tomar” simbólicamente (es decir, tener durante un par de horas) la entrada del Museo y leer el comunicado en el que se pronunciaban contra el ataque porril del 3 de septiembre y reconocían “el proceso de reflexión, discusión, organización y movilización” que éste había generado; también, en éste manifestaban el rechazo a las reuniones convocadas por la directora de la ENAH con el objetivo de deslegitimar a la Asamblea General, a la vez que denunciaban el “abandono y negligencia institucional” que las autoridades habían tenido frente a la educación pública.
Antes de llegar al museo, los estudiantes habían emitido un comunicado de prensa para anunciar las acciones que llevarían a cabo y, así, evitar violencias innecesarias, ya que se trataba de una toma simbólica. Sin embargo, al llegar al museo los guardias de seguridad reaccionaron como si no supieran nada y les dieron empujones para evitar la entrada que se había propuesto como un acción pacífica, si bien decidida. A pesar de que algunos de los trabajadores del museo se opusieron en un principio a la toma, al final mostraron su apoyo hacia los estudiantes, en tanto que algunos alumnos de la Facultad de Música de la UNAM amenizaron la toma con música.
Platicaron que durante el proceso de planeación, habían puesto mucho énfasis en que no hubiera “líderes” y que, por eso, se había planeado que varios leyeran el documento. “Esto es también por nuestra seguridad, además de que sabemos que lo que los medios quieren ver son cabecillas y que ésa es también una forma de desmovilizarnos”. Y en efecto, la acción no estuvo desprovista de una buena dosis de acoso, hubo gente que les tomó foto directamente a la cara y los estudiantes aprovecharon la entrevista para denunciar este acoso y responsabilizar a Julieta Valle (directora de la ENAH) y a Diego Prieto (Director General del INAH) de cualquier cosa que pudiera llegar a sucederles.
Los estudiantes de la ENAH explican el significado simbólico de este espacio: “El Museo es nuestra casa. Para nosotros significaba volver a nuestra casa”. Explican que éste fue la primera sede de ENAH antes de que, como parte de una estrategia política de aislamiento, se relegara esta escuela a su actual recinto.
Qué sigue…
En la Asamblea de la ENAH han tratado de ser muy firmes con el asunto de los liderazgos, ya que saben que hay varias formas de destruir la organización y que ésta es una de ellas. “Ha habido discusión y autocrítica. Si hay gente protagonista se le señala y se asume el señalamiento sin mucho problema. Esto es una forma de cuidar nuestra seguridad. También parte del interés en reconocernos en el otro o en la otra”.
El futuro es incierto. “Todo es muy impredecible. Todo se está resolviendo al instante”, explican. Reconocen que el movimiento ha ayudado a tender puentes con la UNAM y con otras escuelas, pero, sobre todo, que el paro ha ayudado a tejer comunidad. Aquí, todos lavan, cocinan, platican, aprenden de género. Las estudiantes reconocen el apoyo e interés de los compañeros varones por escuchar, trabajar, discutir los temas de violencia de género, entender, desaprender; los compañeros, a su vez, platican sobre sus planes para generar espacios de reflexión entre hombres sobre temas de género. “La escuela está construida a partir de una estructura que desmoviliza. Durante este proceso ha habido oportunidad de conocernos, platicar, discutir ideologías y esto nos ha unido. Hemos logrado la unión a través de escucharnos. Entre nosotros nos preguntamos ¿en qué te ayudo? ¿cómo te sientes?…”. Para los estudiantes de la ENAH el paro no es la primera ni la única acción, pero ha sido un arma efectiva para luchar por sus demandas y generar organización.