¿Por qué están los granaderos desalojando gente en el centro histórico? (CDMX)
Los muebles rotos que ocupan el centro de la calle Argentina pueden pasar desapercibidos entre el movimiento de los puestos en el día, pero no al caer la tarde. Desde el viernes19 de agosto, se sumaron las pertenencias de otras seis familias desalojadas de sus casas en el centro histórico de la Ciudad de México. Al menos dos de las seis viven en la vereda desde entonces.
Estiman que en los últimos dos meses, 38 edificios de esa zona y también de la Colonia Morelos, sobre todo del barrio de Tepito, la policía sacó por la fuerza a la gente de sus casas, tuviesen deudas o no, amparos judiciales o contratos vigentes.
A Argentina #99 llegaron temprano, antes de las siete de la mañana, sin aviso previo. Quince minutos más tarde habían sacado del edificio a los seis inquilinos que restan en el lugar. El resto son propietarios. Ninguno de los desalojados tenía deudas con su arrendatario: la policía llegó preguntando por el nombre de una inquilina anterior, que antes rentaba todo ese espacio.
El edificio es una vecindad de disposición y tamaños de otra época: un patio interior al que dan los apartamentos que son tan amplios que los 6 inquilinos, en realidad, se repartían los cinco cuartos de apenas uno de los que ocupa la primera planta. Los propietarios ocupan departamentos completos.
Irene frente al departamento del que fue desalojada en Argentina #99 Col. Centro. Foto: Ernesto Alvarez
Cuando Irene fue desalojada, abrió la puerta de su cuarto donde dormían su compañero y sus dos hijos y vio el patio interior inundado de granaderos. Calculan que entre 200 y 300 efectivos armados de escudos y palos. Como si fueran a una marcha. No alcanzó a hablar cuando la bajaron por las escaleras a la fuerza. Ella reclamó que sus hijos dormían que la dejaran pasar por los niños, por favor, su bebé de siete meses. Las mujeres policía le impidieron el paso. El uniformado que recogió al niño no lo entregó a su madre sino que lo depositó en el piso del patio como si fuera un mueble. En realidad a los muebles los aventaban por la escalera. Todo iba a parar a las sábanas de manera desordenada. Entre la ropa limpia, la comida comprada días antes. “A dos señoras mayores que no tenían más familia las sacaron bien feo y decían que iban a desalojar a todo el inmueble. Los policías iban al frente. Nos sacaron como si fuéramos delincuentes.”
Israel también fue desalojado. Cuenta que los precios de los cuartos variaban entre $600 y $800 pesos a la semana, por lo que pagaban unos 2500 pesos al mes. Llevaba 18 años viviendo en ese lugar.
Además de lo que rompieron en el desalojo, hubo mucho que los policías no sacaron, pero los cuartos fueron clausurados y los desalojados amenazados con cárcel si entran por lo que quedó adentro. Las fotos pegadas en la pared. La mercadería de muchos, que son comerciantes independientes de la zona y que viven al día, con lo que ese material les reporta. Eso si no se lo robaron, como sí pasó en el desalojo de Jesús María #36.
“Uno de los vecinos vio como los policías tenían otro auto en una de las esquinas para llevarse lo que le gustaba de nuestras casas”. Primero desalojaron 2 apartamentos, el 9 de junio y al mes, el 14 de julio, un tercero. Se llevaron su dinero, mercadería, los tenis de sus niños, chamarras. El refri y la estufa corrieron maratón por los escalones de la vecindad empujados por la amabilidad policial. Quedan seis familias viviendo con la amenaza sobre su techo, literalmente.
Uno de los niños sin casa después del desalojo con granaderos en Argentina #99 Col. Centro. Foto: Ernesto Alvarez
Cuando desalojaron a Marta, en la primera tanda, cuenta que oyó que pateaban la puerta de su apartamento y uno de los niños corrió a abrir. Cuando quiso acordar una decena de granaderos habían invadido su cuarto, dónde dormía un rato antes. Fue sacada con la misma amabilidad y golpes de escudo en la espalda. La actuaria judicial que participó del desalojo gritaba “Sáquenla, sáquenla” y la insultó diciendo cosas que no quiere repetir. Se cayó al piso y uno de los agentes le pisó la mano, y así siguieron hasta que estuvo en la calle. Ahí quedó con sus tres nietos a cargo. A veces duermen en el altillo de la azotea de un familiar. Los muebles que sobrevivieron a la violencia policial se fueron a un galpón en Tacubaya.
Teo, uno de los vecinos desalojados de Argentina #96, el 12 de julio, dice que todo fue muy cruel y que entiende que se violaron los derechos de las personas que viven ahí. El único lugar disponible que encontró para irse a vivir fue en Valle de Chalco, donde le han hecho el paro. Viaja a diario a atender el puesto que antes le quedaba a una cuadra de su casa y no a $50 pesos de distancia en pasajes como ahora.
“Primero cierran las calles, las cortan para hacer el operativo. Toman por asalto el predio, lo sitian para después empezar a sacar a la gente de su domicilio. Llegan sin decir agua va, no tienen derecho a tratarnos así…”
En Argentina #96 la policía desalojó el edificio completo: 42 viviendas y 4 locales comerciales. No dieron ningún aviso previo y tampoco le dejaron ver la orden de desalojo a los desalojados. Al final de este artículo puede encontrarse una liga a uno de los videos tomados por los vecinos durante este desalojo que muestra como la gente fue sacada a rastras de sus casas. Todos los consultados llevaban más de diez años viviendo en esos lugares: Irene alquilaba ahora, pero se crió en el departamento de más arria, donde vive su madre; Marta, 21 años. Teo, 16.
Los desalojados de Argentina #96 fueron uno de los grupos más numerosos y como fue desalojado por completo, los policías no necesitaron de usar la intimidación a los otros vecinos, como si fue manifiesto en el desalojo de Granadas #130.
El pasillo de la vecindad quedó tupido de uniformados, quienes para ejecutar el desalojo activaron granadas de humo y según difundió la Secretaría de Seguridad Publica en un comunicado enviado ese día a la prensa: “algunos otros activaron sus armas de fuego, arma que fue activada en dos ocasiones y una de las balas causara la ruptura de una tubería de PVC, en tanto otro elemento contaba con canicas y una resortera las cuales fueron lanzadas a una vecina así mismo otros uniformados se dieron a la tarea de subir departamento por departamento para amedrentar a los habitantes amenazando que también iba a ser desalojados, claro ejemplo de que el Mando no supo controlar a su personal.”
La historia de los intentos de desalojo es algo más larga y compleja en este caso, pero el modus operandi represivo fue el mismo, hasta más aparatoso que en las vecindades céntricas. El desalojo policial de Granadas #130 estuvo a cargo de Hiram Almeida Estrada.
Pilar, una de las vecinas que estuvo ese día recuerda cómo fue ese jueves 11 de agosto: “antes de las siete de la mañana estaban adentro de la vecindad. El vecino tenía un amparo para evitar el desalojo, pero no les importó. No traían orden ni nada. Se formaron en dos filas de granaderos en el corredor de entrada, que no permitían entrar ni salir a nadie. Comenzaron a insultarnos y a romper la puerta. Nos gritábamos que nos metiéramos, que eso no nos importaba.
En el caso de la vecindad de Granadas #130, de su vecino del número #126 y de otro de la calle Peñón # 78, sí saben claramente de dónde vino la orden de desalojo: de los bancos que tienen las carteras de esos apartamentos, que originalmente eran viviendas de interés social. Sólo en el #130, hay cien apartamentos y se estima que al menos otros 35 están en situación precaria, 15 de ellos en inminente desalojo. Ahora se entiende hacia quienes iba dirigido el mensaje de rudeza y el humo del desalojo de uno solo apto. A los otros 99 que miraban.
Israel muestra el departamento de donde fue desalojado en Argentina #99 Col. Centro. Foto: Ernesto Alvarez
La situación de cada edificio es diferente de la reciente ola de desalojos forzosos, e ilegales, según denuncian los vecinos, pero todos cosecharon la misma respuesta al intentar denunciar los abusos policiales en los operativos. Que no podían tomarles la denuncia. Se lo dijeron esta semana a los desalojados de Argentina #99 en el Centro de Legalidad y justicia, de la calle Paraguay esquina Brasil y también en el Ministerio Público de la delegación Cuauhtémoc.
Los vecinos han respondido juntándose. El martes 23, en un ratito, unas 70 familias se reunieron en la entrada de una de las vecindades de junto a dónde vivían para discutir cómo van a reclamar por el atropello.
A los del centro histórico se les ha acercado la Asamblea de Barrios, mientras que los de Tepito negocian en conjunto con el banco una solución para el edificio. La presión por estas zonas es manifiesta, pero sólo se ven los resultados más visibles de esa presión: la participación de la fuerza pública como nuevo protagonista en un conflicto civil, entre partes o privados.
Esta semana, los del centro histórico se movilizarán reclamando una solución para la precaria situación en la que han quedado decenas de personas, que se teme que de ahora en más sigan en aumento. Desde la asamblea de barrios se promueve el diálogo con Jesús González Schmal, autoridad del centro histórico, reclamando un Programa emergente de vivienda de interés social para la zona centro de la capital, que incluya la inversión privada para las zonas comerciales y la edificación de viviendas sobre los locales para evitar que la población histórica del centro sea desplazada. Que se gentrifique, pues.
Para la gente, lo más claro es que ellos no quieren irse de ahí, porque su supervivencia – además de sus afectos y su historia – están ligados al centro.
“A veces vuelvo y me siento en la puerta de la casa para tener contacto con los vecinos y poder seguir vendiendo mi mercadería. Como me habían echado del puesto en la calle, vendía en casa, ellos sabían dónde vivía y me iban a golpear la puerta.”
El interior de Argentina #99 Col. Centro, en donde con cientos de granaderos desalojaron a seis familias. Foto: Ernesto Alvarez
Desalojo del edificio de Argentina #96, en el centro histórico de la ciudad de méxico, tomado por los vecinos, el 12 de julio de 2016: