Parque Cholula: gobierno de Puebla excava en zona arqueológica sin autorización del INAH
Por Javier Vega
Una retroexcavadora levanta tierra sobre una zona arqueológica. Muy cerca se escuchan los sonidos de los picos y taladros neumáticos. Para el gobierno estatal, es el sonido del progreso. Mientras tanto, una arqueóloga al servicio del INAH va recogiendo los fragmentos de cerámica que los trabajos dejan a su paso. Muestra su mano: sobre ella se amontonan los pedazos de vestigios, algunos con diseños coloridos que no ocultan su valor histórico.
“¡Nos escandaliza! Especialmente a los que hemos estudiado Cholula y conocemos este lugar. Todo esto que hicieron fue destruyendo subsuelo arqueológico”, declara la antropóloga Anamaría Ashwell, autora del libro Cholula: la ciudad sagrada en la modernidad. Pero su preocupación no es compartida por el coordinador nacional de Arqueología, Pedro Sánchez Nava, quien sobre la misma escena opina: “En todas las zonas arqueológicas hay cerámica donde usted pise. No es que haya estado bien, pero no hubo daño”.
Es la zona arqueológica de Cholula, Puebla, ubicada a 130 kilómetros de la Ciudad de México. La postal es conocida por muchos: con los volcanes de fondo, un cerro se levanta imponente, coronado por una iglesia color naranja. En realidad, debajo se encuentra la “Gran Pirámide”: la estructura ceremonial más grande de Mesoamérica.
Sobre su importancia histórica, la antropóloga Ashwell enfatiza: “No hay otra pirámide con ese volumen en el mundo”.
Polígono de protección
En 1993, mediante un decreto presidencial, se creó un polígono de protección alrededor de la pirámide. La intención era preservar el legado arqueológico de un área donde las primeras poblaciones se remontan al año 650 a.C. En la poligonal conocida como “Zona 1”, las reglas fijadas por el decreto, una ley federal y su reglamento son muy claras.
El coordinador de Arqueología del INAH las sintetiza de la siguiente manera: “Dentro de esa poligonal tiene que mediar una autorización del INAH para que se lleve a cabo alguna obra. Es permisible siempre y cuando no haya afectación del patrimonio arqueológico subyacente”.
En la misma zona, el gobierno del estado de Puebla construye desde finales de 2014 el megaproyecto Parque Cholula. Éste incluye una estación de tren, explanadas y canchas deportivas, obras viales y un museo regional. “Es un proyecto de rescate integral de la zona aledaña a la pirámide. Estamos hablando de una inversión, en varias obras, superior a los 500 millones de pesos”, explica en entrevista el secretario de Infraestructura y Transportes de Puebla, Diego Corona Cremean.
Antes de cuestionarlo sobre posibles daños al patrimonio, el funcionario se adelanta: “Los trabajos se han venido llevando en coordinación completa con los arqueólogos y con el INAH, plenamente. Se prohíben hacer todo tipo de excavaciones”.
El nuevo museo se construye en un antiguo hospital psiquiátrico ubicado en la base de la pirámide. En un mapa mostrado por el funcionario, el museo contempla un área de “servicios turísticos”. Los opositores a la obra advierten la posibilidad de un hotel, el gobierno de Puebla lo niega tajantemente.
En contraste con los “servicios turísticos”, el nombre oficial del proyecto es “Protección, conservación y restauración de la zona típica monumental de San Pedro y San Andrés Cholula”. Sin embargo, en respuesta a una solicitud de información, el INAH reveló que “no ha emitido ningún visto bueno de obra” en el caso particular del museo.
El secretario de Infraestructura y Transportes responde: “Este edificio es de 1900 por lo que no requiere un permiso por parte del Instituto Nacional de Antropología para la rehabilitación del edificio. Más bien, entra dentro del ámbito de influencia del INBA”.
—Entonces, ¿usted reconoce que no hay un permiso del INAH en este caso?
—En particular, no.
Es la primera vez que algún funcionario estatal lo admite. Por su parte, la dirección de Comunicación Social del Instituto Nacional de Bellas Artes aclaró a MILENIO que “el INBA no tiene facultades para autorizar nuevas construcciones sobre una zona arqueológica”. Y es que, más allá de la remodelación del inmueble, se construyen nuevas áreas que albergarán eventos y reuniones en la zona protegida.
El parque
Adán Xicale es uno de los opositores más visibles al megaproyecto. Forma parte del movimiento Cholula Viva y Digna, integrado por pobladores que rechazan la iniciativa del gobernador Rafael Moreno Valle. Xicale fue aprehendido durante una protesta en octubre de 2014 y encarcelado durante 14 meses. La Comisión de Derechos Humanos del Estado de Puebla (CDH) acreditó violaciones a su integridad y derechos humanos durante la detención.
A petición del reportero, recorre el parque que se construyó sobre la zona arqueológica. A lo lejos, una cuadrilla de trabajadores retira pasto natural y lo reemplaza por sintético.
“Esto estaba anteriormente sembrado por particulares con flores y con milpas”, dice mientras señala con su dedo. Sobre los campos de cultivo hoy reposan lajas de cemento y macetas. Xicale describe el panorama: “Las bancas están totalmente vacías, ni en las mañanas ni en los fines de semana vienen a ocuparlas. Los niños no usan los juegos infantiles, los oriundos de aquí no sentimos esta obra como nuestra”.
El nuevo parque también genera oposición en la academia. Julio Glockner, investigador de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), lo explica así: “Están bloqueando con parquecitos, juegos y canchas deportivas una zona de vital importancia para la cultura de nuestro país. Es como si vieras las pirámides de Egipto a través de canchas de tenis, ¡sería un absurdo!”.
Las obras del parque fueron autorizadas por el INAH en marzo de este año. Sin embargo, una bitácora de supervisión de obra con sello del Instituto, revela que los trabajos y excavaciones iniciaron un año y dos meses antes, en enero de 2015.
Ante la inconsistencia en las fechas, el secretario de Infraestructura y Transportes de Puebla responde con un documento fechado el 25 de septiembre de 2014. Es un permiso preliminar emitido por la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del INAH. En él se prohíbe explícitamente cualquier excavación.
Sin embargo, la constructora tomó el permiso como un cheque en blanco. Así lo reportó en su bitácora el pasante de arqueología Arnulfo Allende, contratado por el Centro INAH-Puebla para supervisar las obras. Ante la presencia de maquinaria y “una zanja de aproximadamente 540 metros”, decidió actuar.
En un informe de más de 300 páginas, Allende denuncia que la constructora no atendía las recomendaciones de su equipo. “Nos vimos en la necesidad de realizar sondeos arqueológicos, pues las obras civiles ya estaban en curso y había elementos y contextos arqueológicos ya expuestos”, escribió.
Meses después, el informe fue rechazado por el INAH: la excavación no estaba autorizada.
—¿Quiere decir que incluso personal del INAH hizo excavaciones sin autorización? —se cuestiona al coordinador nacional de Arqueología.
—Bueno, no es personal del INAH, es personal contratado por el INAH (…) obró mal en tanto no había autorización para hacer excavaciones, por esta razón no se le recibió su informe —responde Sánchez Nava.
—¿No hay sanción para el arqueólogo ni para su equipo por haber hecho excavaciones que nadie le pidió?
—La sanción es que no puede excavar.
Ante las irregularidades, el INAH suspendió las obras en abril de 2015, pero solo temporalmente.
Vuelven las excavadoras
Mientras se acerca la inauguración, han vuelto las máquinas y excavaciones, y con ellas, la polémica. Un video subido a las redes el 24 de junio muestra una retroexcavadora removiendo tierra en la zona cercana al Patio de los Altares, en la cara sur de la pirámide. La imagen se repite: va dejando trozos de cerámica pintada a su paso.
“Entró prácticamente unas horas, estaba removiendo algún material. Entonces veremos de quién era esa máquina, no era de gobierno del estado, veremos a quién hay que responsabilizar al respecto”, dice el secretario Diego Corona Cremean.
En un recorrido por las obras, el reportero señala al funcionario una zanja donde se construye la estación de tren. En el hoyo cabe una persona. Él responde: “Es importante especificar que el nivel del basamento es mucho más bajo que esto. Para poder hacer esta excavación, se hizo una cala arqueológica para verificar que fuera sobre terreno de relleno”.
El sondeo en ese punto se realizó en diciembre pasado. La arqueóloga Teresa Meléndez tuvo solamente tres días para hacerlo. En su reporte informó que “por la premura del tiempo se excavó con pico y pala”. Aseguró también que “el corto tiempo de excavación” no le permitió explorar el hallazgo de “una plataforma” en la zona.
Pero nada de esto preocupa al coordinador nacional de Arqueología, quien se mantiene firme: el Instituto hizo su trabajo y ha cuidado el patrimonio. Sobre el tema, reflexiona: “¿De qué manera se puede salvaguardar íntegro el patrimonio arqueológico? Pues la única manera es hacerle un segundo piso al país (…) incluso es el caso de Cholula, es muy difícil preservar ciertos vestigios, no tiene ningún sentido”.
Mientras los opositores al proyecto adelantan que mantendrán su resistencia y buscan reunirse con el secretario de Cultura, Rafael Tovar y de Teresa, para el gobierno de Puebla todo marcha en orden:
“La gente de Cholula está contenta con lo que se está haciendo. La gente ya viene y disfruta el parque. Sabe lo que se está haciendo en el museo, sabe que no estamos dañando ni quitándole su patrimonio histórico, por eso nos han permitido realizar la obra”, concluye el funcionario.
Claves
Ley y acuerdo
• El artículo 47 de la Ley Federal de Sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos establece sanciones de hasta diez años de prisión y 3 mil días de multa “al que ordene, induzca, dirija, organice o financie” excavaciones o exploraciones en zonas de monumentos históricos sin la autorización del INAH.
• En noviembre de 2015, mediante un acuerdo con el Gobierno del Estado de Puebla, la Secretaría de Turismo federal autorizó, dentro del Programa de Pueblos Mágicos y Destinos Prioritarios, un subsidio de 70 millones de pesos para el proyecto Protección, conservación y restauración de la zona típica monumental de San Pedro y San Andrés Cholula.
• Con 400 metros por lado, la Gran Pirámide de Cholula es la más grande del mundo en base. En 2015, esta zona arqueológica recibió 753 mil 391 visitantes, según el gobierno estatal.
http://www.milenio.com/cultura/proyecto_turistico_en_Cholila_0_772722737.html