Talamontes matan a su hijo; policías le fabrican delitos: la historia de Ildefonso Zamora, defensor de bosques
Cecilia Balderas
(22 de enero, 2016. Revolución TRESPUNTOCERO).- Por defender los bosques y denunciar la tala ilegal de los mismos, Ildefonso Zamora ha tenido que soportar el asesinato de uno de sus hijos, perder la libertad y que ahora su vida penda de un hilo pues en el Penal de Tenancingo -en el que se encuentra preso tras haber sido acusado de robo con violencia- es muy precaria la higiene, carece de una buena alimentación y de la atención médica necesaria para tratar la diabetes que padece.
Su familia y otros pobladores de San Juan Atzingo, comunidad indígena ubicada en el Estado de México, denunciaron que la detención de Zamora se ejecutó sin orden de aprehensión y transgrediendo su derecho a una defensa adecuada, por lo que estaría viciada de origen; además, acusan a las autoridades mexiquenses de falsificar pruebas para retenerlo en prisión.
La lucha que los Zamora mantienen por la preservación de los bosques data de hace décadas, pero se hizo más visible en 2005, cuando la comunidad indígena perteneciente al municipio de Ocuilan y miembros de la organización Greenpeace, realizaron una expedición por las zonas afectadas por el daño ambiental y la sobreexplotación de agua en el Parque Nacional Lagunas de Zempoala.
Ildefonso Zamora fue uno de los participantes. Junto con sus hijos Aldo y Misael, además del respaldo de otros defensores, denunció en varias ocasiones la problemática que persistía en su comunidad y señaló públicamente a los talamontes que operaban en Atzingo; cada que había renovación de los gobiernos locales y del estatal, el grupo de defensores escribía a las nuevas autoridades para enterarlas de la situación, pero ninguna los escuchó, incluyendo la encabezada por Peña Nieto.
En diciembre de 2005 –a pocos meses de que EPN asumiera la administración de la entidad- Ildefonso Zamora, en su carácter de Presidente de Bienes Comunales de San Juan Atzingo y otros comuneros, presentó una denuncia penal contra los talamontes de quienes tenía videos y fotografías en flagrancia. Los comuneros comenzaron a recibir amenazas, hostigamiento y ataques.
En abril de 2006, Greenpeace denunció ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) que bandas de talamontes estaban acabando con los bosques de San Juan Atzingo y exigió su inmediata intervención; sin embargo, en noviembre de 2006, el Ministerio Público solicitó 57 órdenes de aprehensión contra los probables delincuentes, pero el Juez Cuarto de Distrito en Materia de Procesos Penales Federales del estado de México, Gerardo Eduardo García Anzures, las negó bajo el argumento de que no había elementos que constituyeran un delito.
El 15 de mayo de 2007, la organización ambientalista denunció ante la Procuraduría General de la República (PGR) la tala ilegal de los recursos forestales del Parque Nacional Lagunas de Zempoala y Huiztilac, en Morelos, por lo que se levantó la averiguación previa 82/UEIDAPLE/DA/22/2007.
Ese mismo día, Aldo Zamora, hijo de Ildefonso, fue asesinado por los talamontes y su hermano, Misael, resultó herido.
Ildefonso señaló públicamente a los talamontes que operaban en la sierra de Zempoala como los responsables del asesinato de su hijo y las autoridades mexiquenses fueron obligadas a brindarle seguridad personal a él y a su familia.
Casi tres meses después del asesinato de Aldo, la Procuraduría de Justicia del Estado de México (PGJEM) informó que dos de los homicidas -Fernando y Silvestre Jacinto Medina- habían sido detenidos en el municipio de Ocuilan.
Greenpeace y otras organizaciones exigieron a las autoridades locales garantizar la integridad de la familia Zamora, al considerar que las detenciones la ponían en una situación de mayor vulnerabilidad, ya que otros de los involucrados en las agresiones -que ya han sido identificados plenamente- permanecían prófugos.
En julio de ese mismo año, Felipe Calderón se comprometió a llegar hasta las últimas consecuencias en el caso del asesinato de Aldo; sin embargo, apenas seis meses después, a través de una carta, la presidencia informó a Ildefonso que el caso era competencia del gobierno de Peña Nieto y se deslindó.
Después de casi nueve años del asesinato de Aldo -que todavía continúa si ser completamente resuelto- Ildefonso fue aprehendido y trasladado al mismo penal en que se encontraban los sujetos señalados como asesinos de su hijo, por lo que Zamora hizo público que temía por su vida. Tras la presión realizada por diversas organizaciones, los involucrados en el asesinato fueron trasladados de prisión, pero el temor a las represalias continúa presentes.
Explotación y muerte
Greenpeace estima que 70% del mercado nacional de madera es de procedencia ilegal, lo que sitúa a la tala inmoderada de bosques como una de las principales causas de deforestación, lo que además, perjudica la capacidad de los bosques de recargar los acuíferos de la zona, provocando que se incremente la erosión del suelo y pone en riesgo la riqueza biológica que albergan.
En el estado de México, existen varias zonas boscosas afectadas por la tala indiscriminada de árboles, entre ellas: la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca, la Cuenca Hidrológica Valle de Bravo-Amanalco, el corredor biológico Chichinautzin-La Marquesa, el Iztaccíhuatl-Popocatépetl y Nevado de Toluca.
También son talados de manera ilegal los bosques de San Juan Atzingo, que forman parte del Gran Bosque de Agua, así como zonas del Parque Nacional Lagunas de Zempoala.
Desde 1998, grupos de taladores han deforestado al menos 250 hectáreas.
El Gran Bosque de Agua, ubicado en el estado de México y Morelos, alberga al 2% de la biodiversidad del mundo y brinda tres cuartas partes del agua que se consume en la Ciudad de México y que abastece a los ríos Lerma y Balsas.
Sin embargo, la tala ilegal y el crecimiento urbano, entre otras actividades, están ocasionando que este bosque desaparezca a un ritmo de nueve campos de fútbol por día; de acuerdo con el Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), cada año se pierden 2 mil 400 hectáreas de este bosque, lo que puede llevar a su total desaparición en los próximos 50 años.