Río entre metales pesados
Alejandra Guillén.-
La cuenca del Río Santiago sigue con presencia de todo tipo de contaminantes, a pesar de que el gobierno federal y estatal aseguraban que el problema se resolvería con la puesta en marcha de las plantas de tratamiento de El Ahogado y de Agua Prieta que sanearían las aguas residuales de la Zona Metropolitana de Guadalajara.
En el más reciente Monitoreo del Río Santiago, Río Zula y Arroyo El Ahogado, de septiembre de 2015, la Comisión Estatal del Agua detectó en distintos puntos de muestreo que estaban por encima de lo permitido los siguientes elementos: aluminio, cadmio, coliformes fecales, fierro, la demanda química de oxígeno, fósforos, mercurio, nitrógeno amoniacal, oxígeno disuelto, sulfuros, sustancias activas al azul metileno y zinc.
Tratamiento inútil
Cuando las plantas de tratamiento de El Ahogado y Agua Prieta (la primera limpiaría el 20% de las descargas y la segunda, el resto) estaban en proceso de construcción, el entonces titular del Organismo de Cuenca Lerma Santiago Pacífico de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), Raúl Antonio Iglesias Benítez, aseguraba que el problema del río Santiago eran las descargas de la ciudad y que las industrias asentadas en las inmediaciones “tienen plantas de tratamiento, a lo que tenemos detectado nosotros, cumplen con la normatividad”. Héctor Castañeda, quien era director de Cuencas y Sustentabilidad, llegó a cuestionar al funcionario federal, ya que la Demanda Química de Oxígeno siempre estaba por encima de la norma y eso significaba que había sustancias provenientes de descargas no municipales. Lo mismo con el zinc que proviene de procesos de galvanización y podrían ser del sector automotriz, y que se encontraba desde sitios previos a donde caen las descargas de la ciudad de Guadalajara.
Cuando la planta de tratamiento de El Ahogado se echó a andar en 2012, el gobernador de Jalisco afirmaba que se iniciaba una travesía hacia una recuperación ambiental que traería consigo “no solo el regreso de la vida acuática sino también beneficios en temas de salud y calidad de vida para más de 820 mil personas que viven de ella”.
Para las poblaciones afectadas, como en El Salto y Juanacatlán, este discurso ha demostrado ser una burla.
A cuatro años de su puesta en marcha, los metales pesados y contaminantes que siguen presentes en la cuenca del Río Santiago evidencian lo que ya advertían académicos de la Universidad de Guadalajara, como Arturo Gleason, en torno a que las plantas de tratamiento no podrían sanear metales pesados y otros contaminantes que provienen de descargas industriales que se ubican dentro de la misma urbe.
La putrefacción permanente del río evidencia (o confirma) que la Conagua en vez de vigilar las descargas, ha protegido a empresas que vierten sus desechos al también llamado río Grande, pues jamás ha iniciado procedimientos administrativos ni realizado alguna denuncia contra industrias o personas que incumplan con la normatividad, según responde la dependencia a través del IFAI.
En el documento “La no regulación ambiental: contaminación industrial del río Santiago en Jalisco”, Cindy McCulligh cita a Héctor Castañeda, quien opina que la situación explicada anteriormente sobre la Conagua se puede definir con una palabra: corrupción.
En 2005 se identificaban 463 descargas a los ríos Santiago, Verde y Zula. El río Santiago en específico recibe en su trayecto de 562 kilómetros, desde el lago de Chapala hasta el océano Pacífico, aguas residuales municipales sin tratamiento, descargas industriales, lixiviados de rellenos sanitarios ubicados en su cercanía y escorrentía agrícola. Tan solo el corredor industrial Ocotlán-El Salto reúne a más de 300 fábricas mexicanas y trasnacionales, dedicadas a la química farmacéutica, a la fabricación de autopartes, metalmecánico, electrónico, alimentos y bebidas.
La porquería
El estudio del 1 de septiembre de 2015 arrojó la presencia de aluminio por encima de la norma en los puntos de muestreo de Ocotlán, Presa Corona, Matatlán, Paso de Guadalupe, Camino al Salvador y Carretera a Chapala.
El cadmio se encontró en Paso de Guadalupe, los coliformes fecales están por encima de la norma en todos los puntos (lo máximo permitido son mil por 1000 mililitros), y en lugares como San Cristóbal de la Barranca se detectaron 4 millones 600 mil.
La DQO sólo estaba dentro de norma en dos de los 12 puntos, el fierro y el mercurio se encontraron en Paso de Guadalupe y San Cristóbal de la Barranca, los fósforos, los sulfuros y el nitrógeno amoniacal están en todo el río, el zinc salía de lo permitido en Paso de Guadalupe y las sustancias activas al azul metileno estuvieron presentes en seis puntos.
“Estamos atorados”
Raúl Muñoz Delgadillo, presidente del Comité de Defensa Ambiental de El Salto, señala que la calidad del agua del río Santiago no ha mejorado, pues se siguen construyendo miles de viviendas en la delegación San José del Castillo, en El Salto, y todas las descargas van directo al canal del Ahogado.
“Toda la delegación sigue en proceso de crecimiento, con el Macrolibramiento se han ido construyendo edificios multifamiliares en lugares que estaban despoblados y se han construido ya unas siete mil casas. Ahora somos como 30 mil habitantes, más que en la cabecera; todas las descargas van al Ahogado y como consecuencia al Río Santiago. Para nosotros la planta de tratamiento ha sido un gasto muy inútil, porque la empresa Atlatec cobra 25 millones de pesos mensuales por tratar las aguas, pero una sola planta no ha sido suficiente para resolver el problema”.
El activista señala que para todos los habitantes de las riberas de las presas del Ahogado y de Las Pintas, 2015 fue un año trágico, pues según sus registros, 78 personas murieron por enfermedades causadas por la contaminación. “En 2014 fueron 63, nunca habíamos tenido una cifra tan alta. De 2008 a la fecha van 600 muertos”.
Muñoz Delgadillo señala que el saneamiento es una farsa y que esto lo han reclamado a la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial, “pero no le entran porque implica meterse con industrias, inmobiliarias y centros poblacionales. En la Comisión Estatal del Agua (CEA) no hemos tenido respuesta, ni nos ven ni nos oyen. Estamos atorados en la misma situación de hace ocho años, cuando murió el niño Miguel Ángel”.
La CEA no ha dado entrevista porque aún están en periodo vacacional.
La norma
La NOM 001 Semarnat 1996 fija los límites máximos permisibles de contaminantes en tales descargas. Ésta no logra controlar la contaminación industrial y aún descargas que cumplen con la norma pueden aportar contaminantes tóxicos a ríos y otros cuerpos de agua.
Cindy McCulligh cita en la investigación “La no regulación ambiental: contaminación industrial del río Santiago en Jalisco”, que en Estados Unidos, la Agencia de Protección al Ambiente cuenta con normatividad para 50 categorías industriales. Una empresa que produce químicos orgánicos, plásticos y fibras sintéticas están reguladas 62 compuestos. En México solo seis están incluidos en la norma mexicana y el resto (bencenos, tolueno, ftalatos, etcétera) se pueden echar impunemente en nuestros ríos, a pesar de que están reconocidos sus efectos en la salud.
Los sitios de muestreo son:
1 Ocotlán
2 Presa Corona
3 Ex hacienda Zap.
4 Salto Juanacatlán
5 Puente Grande
6 Matatlán
7 Paso de Guadalupe
8 Cristóbal de la Barranca
9 Camino Salvador
A A1 Carretera a Chapala
A A2 El Muelle
R Z01 Zula
Las industrias contaminantes
El Instituto Mexicano de Tecnología del Agua y la CEA Jalisco realizaron la “Actualización del estudio de calidad del agua del Río Santiago”, en la que afirman que “las descargas industriales resultaron más contaminantes que las descargas municipales, ya que de 87% a 94% de las industrias incumplen con al menos uno de los parámetros de la NOM 001”. El muestreo fue entre marzo de 2009 y mayo de 2010 e incluyó a trasnacionales como Nestlé, Celanese, Quimikao, Huntsman. Desde el nacimiento del río hasta la presa de Santa Rosa, en el análisis de compuestos orgánicos volátiles y semivolátiles se detectaron mil 90 sustancias en descargas como ftalatos (utilizados para hacer flexibles los plásticos y con efectos nocivos para los sistemas reproductivos y hepáticos), tolueno (afecta el sistema nervioso), cloroformo (la exposición a largo plazo puede dañar hígado y riñones), benceno (carcinogénico), fenor (afecta al sistema nervioso) y compuestos hormonales. El estudio lo dio a conocer Greenpeace México, luego de una primera negativa del IMTA para entregarlo.
http://cronicadesociales.org/2016/01/07/rio-entre-metales-pesados/