Desaparecer a los desaparecidos

Alejandra Guillén.-
La incineración de los cuerpos no identificados en Jalisco puede considerarse como parte del mecanismo de la desaparición. Se termina de desaparecer al desaparecido.

En Jalisco, de enero de 1997 a julio de 2015 se han incinerado 2 mil 724 personas no identificadas, lo que tiene “aterrorizadas” a Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos Jalisco (FUNDEJ). Santiago Corcuera, integrante del Comité contra Desapariciones Forzadas de la ONU, advierte que lo anterior está prohibido por la Convención Internacional para la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas, suscrita por México desde 2009.

El artículo 24 de la convención dice en sus párrafos 2 y 3: “cada víctima tiene el derecho de conocer la verdad sobre las circunstancias de la desaparición forzada, la evolución y resultados de la investigación y la suerte de la persona desaparecida” y “cada Estado Parte adoptará las medidas apropiadas para la búsqueda, localización y liberación de las personas desaparecidas y, en caso de fallecimiento, para la búsqueda, el respeto y la restitución de los restos”.

Santiago Corcuera resalta que las autoridades de los tres niveles están obligadas a cumplir con este compromiso y la restitución de los restos no significa que les entreguen cenizas, “a menos que la familia haya dado su consentimiento, luego de una prueba contundente de la coincidencia entre los restos y la persona desaparecida”.

La cremación también está prohibida por la Ley General de Víctimas y por el nuevo sistema de justicia penal. La iniciativa de la Ley General para Prevenir y Sancionar los Delitos en Materia de Desaparición de Personas, que será discutida en 2016 en el Congreso de la Unión, plantea que “los cadáveres o restos de personas cuya identidad se desconozca no pueden ser incinerados, destruidos o desintegrados, ni disponerse de sus pertenencias” y que quien lo haga enfrentará una pena de 5 a 8 años de prisión y de 500 a mil días de multa.

Por su parte, el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses anunció desde 2014 que estaba en búsqueda de un panteón forense, el cual aseguran que no han podido concretar por la oposición de las poblaciones donde se ha proyectado,

Guadalupe Aguilar, quien busca a su hijo José Luis Arana Aguilar desde 2011 y es fundadora de FUNDEJ, señaló en una entrevista radiofónica que hace dos años platicaron con el IJCF sobre la urgencia de ya no cremar los cuerpos, “pero sin decirnos nada a nosotros, y sabiendo que ya está prohibido, siguieron haciéndolo”.

Quedan cuerpos sin identificar

El 29 de noviembre pasado, FUNDEJ envío un comunicado en el que dan cuenta que durante noviembre, a tres familias se les intentó entregar las cenizas de su desaparecido “sin que existieran pruebas periciales ni forenses que sustentaran el dicho de la Agencia del Ministerio Público 12/C, especializada en desapariciones, y del personal del IJCF”. Esta situación tiene a las familias de desaparecidos “aterrorizadas pensando que la siguiente llamada será para recibir cenizas de cuerpos abandonados en la irresponsabilidad e indolencia de autoridades y con la duda de si efectivamente correspondan a los cuerpos de nuestros hijos”.

El primer caso del que da cuenta FUNDEJ es el de Francisco, un padre de familia que desapareció en septiembre de 2013. La denuncia se realizó de inmediato, cada semana iban al ministerio público a informarse de los avances en la investigación y al Servicio Médico Forense (Semefo) para revisar fotografías de cuerpos. Dos años y dos meses después, la Fiscalía informa que ya identificaron el cuerpo y que éste fue encontrado en las fosas de Santa Lucía, en Zapopan, en 2013. El ex fiscal Luis Carlos Nájera hasta mintió diciendo que se habían encontrado 18 cuerpos y que todos habían sido identificados y entregados.

El otro caso es el de Óscar Ramírez Reyes, quien desapareció el 7 de febrero de 2014, meses antes de cumplir 21 años. Sus amigos vieron cómo se lo llevaron policías. La madre denunció ante la Fiscalía y en el Semefo le tomaron la prueba de ADN. Nunca le entregaron el resultado y año y medio después le dijeron que la prueba genética tenía que ser del padre para que la prueba fuera 100 por ciento confiable. El 4 de noviembre finalmente le dijeron que acudiera a las instalaciones de la calle Belén y ahí le entregaron una caja de cenizas, supuestamente de su hijo. El cuerpo de Óscar se había encontrado 15 días después de su desaparición en una fosa de Tlajomulco.

El tercer caso es el de la hondureña Ana Enamorado, a quien le notificaron que habían identificado a su hijo Óscar Antonio López Enamorado de entre los cuerpos no identificados, pero que ya sólo le entregarían cenizas. La mujer no las aceptó pues no tiene la certeza de que sean las de él.
A los dos primeros los localizaron en fosas, pero el gobierno de Jalisco tardó alrededor de dos años en identificarlos y en notificarle a sus familiares.

Esta situación alerta a FUNDEJ y a todos aquellos que tienen a un familiar desaparecido, ya que en Jalisco siguen sin identificarse 77 cadáveres y nueve restos óseos localizados en fosas, a los cuales seguramente los busca su familia sin poder tener remanso de saber dónde está su ser querido.
Si algún día llegan a “identificar” a todos estos cuerpos, las familias no tendrán acceso a la verdad ni podrán tener la certeza de que es la persona que buscan, ya que probablemente a muchos de estos cuerpos ya los habrán cremado.

Para Guadalupe Aguilar, esta situación debería de investigarse de oficio por parte de la Procuraduría General de la República porque al incinerar los cuerpos de los no identificados, “le quitan la identidad a nuestros hijos, a nuestros desaparecidos”.
El IJCF sólo ha informado que no se cremarán más cuerpos.

Las fosas

En 2009 se identificaron 10 cuerpos en fosas, pero todos fueron identificados. En 2010 fueron 12 cuerpos, de los cuales nueve no se identificaron. En 2011 se exhumaron 43 cuerpos, unos restos óseos y una osamenta. Los 14 cuerpos que no han sido identificado son de Arandas, Jilotlán, Puerto Vallarta y Degollado. Los restos óseos y la osamenta se localizaron en la zona limítrofe entre Pihuamo y Tuxpan. De 2012 fueron 36 localizados y 9 siguen sin identificarse, cuatro de los cuales se encontraron en Ejutla y los otros seis, en San Sebastián del Oeste. En 2013 se exhumaron 41 cuerpos y 17 siguen como no identificados. Nueve de éstos últimos son de las fosas de Zapopan, 3 de Teocaltiche, 3 de Ixtlahuacán de los Membrillos, uno de Tamazula y uno de Amatitán. De 2014 localizaron 44 cuerpos, tres osamentas y dos cráneos. De éstos 24 no se han identificado, al igual que las osamentas y los cráneos. Cinco de éstos son de Ayutla, otro de Ixtlahuacán de los Membrillos, 13 cuerpos y una osamenta de Tlajomulco, las dos osamentas y el cráneo de Zapotlán El Rey y cuatro de Tlaquepaque. En 2015 quedan sin identificar cuatro cuerpos y unos restos óseos. Por los tiempos que el IJCF resguarda los cuerpos, es muy probable que todos los encontrados antes de 2015 ya hayan sido incinerados. Sin embargo, esta información no la ha querido transparentar la Fiscalía de Jalisco, ya que “no se genera o procesa dicha información en tal sentido, toda vez que no forma parte de los indicadores en procuración de justicia que ordinariamente elabora esta institución”.

El Dato

La Barca, otro pendiente

A este registro estatal hay que sumarle los 63 cuerpos de las fosas de La Barca, localizados en 2013, que siguen sin ser identificados y que están bajo resguardo de la Procuraduría General de la República. La dependencia trasladó 25 cuerpos a una fosa común del Panteón de Dolores y del resto no se ha transparentado dónde se encuentran.

http://www.maspormas.com/2016/01/05/desaparecer-a-los-desaparecidos/