Protesta en Atenco: “Peña Nieto no es el dueño de estas tierras”

Andrés M. Estrada y Alejandro Melgoza

Hace 14 años tomaron los machetes e hicieron oír su voz. Hoy, los habitantes de San Salvador Atenco, ubicado en el Estado de México, se sienten impotentes para detener las obras del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México que, según el cronograma del gobierno federal, comenzará a operar en un lustro más. Variopinto platicó con los representantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, quienes se muestran dispuestos a defender las tierras heredadas por sus ancestros, su historia, su dignidad.

San Salvador Atenco, Edomex.–

Hace dos meses, el 6 de agosto, la mayordomía local rememoró al santo patrono del pueblo, el Divino Salvador. El atrio de la iglesia local aún luce los coloridos adornos. Aquel día hubo de todo: comida, bebida, fandango, juegos mecánicos y pirotécnicos. Los “sembradores”, ataviados de blanco, paliacate al cuello y sombrero y pala en mano interpretaron sus danzas. Al final regalaron fruta a los asistentes de este pueblo originario, como muestra de la exitosa cosecha.

Cada año ese rito primordial, casi hierofanía, convoca a los lugareños, los hermana y vivifica su ancestral apego a la tierra cultivada por sus ancestros durante siglos. El bullicio y la fe, sin embargo, se vieron afectados hace 14 años, cuando se enteraron que el gobierno quería construir en esa zona el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM). Sintieron el asedio y se movilizaron para defender su patrimonio.

Hoy, los atenquenses se muestran inquietos de nueva cuenta. Saben que ahora viene una nueva embestida con ese proyecto emblemático del peñanietismo, pues ya se licitó el primero de los 21 paquetes de licitaciones para esa obra. Por eso están preocupados, dice Martha Pérez Pinedo, del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT).

“No nos cansaremos de decir que es una imposición lo que está haciendo Peña Nieto”, comenta Adán Espinoza Rojas, nieto de Francisco Espinoza, quien luchó al lado de Zapata a principios del siglo pasado. Está indignado porque se exterminará la flora y la fauna del lugar, así como la historia de un pueblo que data de 1571, como lo prueban sus recintos propios del colonialismo, comenta. Adán encarna la impotencia que sienten todos los lugareños.

Él y los integrantes del FPDT solicitaron a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) protección para los de territorios y pueblos originarios, amparados en el artículo 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que quedó registrado con el número de oficio 20/15, así como un amparo contra el megaproyecto (el 14/2015) y otro contra la implementación de canales y pozos de Conagua (el 514/2014).

“Peña Nieto no es el dueño de estas tierras”, defienden los atenquenses. Y cuentan la historia de los agravios que, dicen, vienen desde hace varios sexenios. Empezaron durante la gestión del panista Vicente Fox Quesada (2000-2006), cuando anunció la construcción del NAICM, para lo cual se expropiarían más de 5 mil hectáreas. Era 2001. A los ejidatarios se les ofreció en aquel entonces 7.20 pesos por metro cuadrado si se trataba de tierra de temporal y 25 por metro por la de riego. Nadie aceptó, pero la amenaza quedó latente.

A partir de entonces decidieron organizarse para defender su patrimonio histórico, y se armaron con machetes y palos. Primero se manifestaron por la carretera Texcoco-Lechería. La indignación encendió los ánimos y los atenquenses decidieron marchar hasta el zócalo del Distrito Federal, blandiendo sus armas. Así nació el FPDT. Fox fue doblega- do y el 1 de agosto de 2002 tuvo que recular. El proyecto se canceló. No obstante la lucha siguió. En mayo de 2006 el FPDT y sus seguidores fueron brutalmente reprimidos, pero continuaron en resistencia.

El PRI que llevó a Peña Nieto a Los Pinos revivió el proyecto y lo anunció en septiembre de 2014. Los pobladores de Atenco recordaron aquella brutal jornada. Peña Nieto era gobernador del Estado de México cuando las policías estatal y federal irrumpieron en el pueblo y arremetieron contra sus habitantes. El resultado: dos muertos, innumerables heridos, más de 20 mujeres violadas y 200 detenidos.

“A quién le vas a pedir protección —señala Martha—, si la misma policía es la que entra a tu casa y te agrede. En esa ocasión derribaron varios árboles; quitaron el kiosco (un típico lugar de encuentro), luego la casa de la cultura y borraron el mural histórico que teníamos. Eso nos dolió porque representaba la lucha por la defensa de la tierra desde 2001, la lucha zapatista, los ideales magonistas, la tierra, las tradiciones, el carnaval, la cultura que gira en torno al maíz y la tortilla”.

No sólo vejaron al pueblo, también lo despojaron de su identidad; ahora las autoridades van por las tierras.

De luchas sociales y leyendas

Variopinto visitó San Salvador Atenco para entrevistar a los pobladores. El vehículo donde van los colaboradores se interna en un camino de terracería. En la zona sobrevuelan libélulas y el suelo está lleno de hormigueros, y en el entorno se observan las nopaleras y una serpiente de amarillo mostaza y negro con parches cuadrangulares —un cincuate— que busca refugio.

A poca distancia hay un pequeño cerro desde cuya cima se puede ver lo que antes fue el lago de Texcoco, y los cientos de hectáreas sembradas de maíz y trigo, así como los árboles donde las autoridades intentan construir el aeropuerto.

“A mí me tocó hace muchos años ver el escudo nacional de la bandera, vi cómo un águila descendió cerca de las nopaleras, cazó una serpiente y se fue volando”, cuenta Adán, quien sirve de guía a los reporteros. Luego le dice a Martha, “¿Ya les contaste la leyenda del trono?”. Sus ojos se iluminan mientras esquivan los abrojos cuyas espinas traspasan la tela y provocan fiebre. Se trata de una silla amplia de roca caliza con glifos. Ahí, narran, se sentaba Nezahualcóyotl junto a dos mujeres a contemplar la extensión de su imperio. Lo que hace más de 600 años fue un destino de aves migratorias, hoy se pretende volver un nido para aves de metal de corporativos trasnacionales.

Según la página oficial del proyecto, el costo y financiamiento del NAICM será de 169 mil millones de pesos, de los cuales 58% provendrá del presupuesto de egresos de la federación y el 42% restante de recursos privados.

El cronograma muestra que este 2015 se realizarán estudios, planeación y diseño de la obra; entre 2016 y mediados de 2017 comenzará la fase de construcción; de 2017 a 2019 se realizarán las pruebas y certificaciones; y entre 2020 y 2021 el aeropuerto comenzará a operar. La inauguración está programada para el 20 de octubre de 2020, exactamente en cinco años.

Para realizar la obra se pondrán en licitación veintiún paquetes: nivelación del terreno; drenajes pluviales y sanitarios; cimentación de terminal; sistema eléctrico y subestación eléctrica; pistas (2, 3 y 6); torre de control y centro de control; edificio terminal; terminal de combustibles; plataforma de embarques; líneas de distribución de combustibles y sistema de ayuda a la navegación (NAVIDS); túnel central/servicios; ayudas visuales; estaciones de bomberos; edificios de apoyo; entronques viales de acceso primera fase; centro multimodal de transporte; estacionamiento de empleados; centro de operaciones; estacionamiento general; entronques viales de acceso segunda fase.

El primer paquete fue subido a la página de Compranet el pasado 10 de septiembre. La obra consiste en nivelar las 4 mil 430 hectáreas donde se construirá el NAICM. Asimismo, consta de dos paquetes complementarios: el de caminos interiores para mover la maquinaria y materiales, así como sacar el cascajo del terreno y enviarlo a un depósito, según detalló la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.

La opacidad

En este paraje donde se cultiva maíz, avena, cebada, haba y trigo los rayos solares muerden la piel. Son extensiones verdes con dorado y saltamontes gigantescos pululan por doquier. Algunos patos silvestres vuelan por el lugar donde, en 2006, los atenquenses fueron brutamente golpeados. En mayo de aquel año la logística fue coordinada por helicópteros de la Policía Federal, dicen Martha y Adán.

Martha recuerda el camino que ha recorrido su lucha y dice que, desde 2001, ella y el FPDT han aprendido a “derrotar a la mentira”. Adán la secunda: “No hay transparencia en el proyecto”.

De acuerdo con el informe Observatorio Ciudadano del NAICM, publicado en abril pasado por el Centro Mexicano de Derecho Ambiental, el Centro de Transporte Sustentable Embarq México y el Instituto Mexicano para la Competitividad, las autoridades aún no dan a conocer las técnicas y materiales de construcción, ni los programas de monitoreo y minimización de contaminación; tampoco los planes de rescate de flora y fauna de la zona, ni la restauración ecológica del Lago de Texcoco.

Los estudios tampoco aluden a los proyectos hidráulicos de la Comisión Nacional del Agua para atender las posibles inundaciones en esa zona lacustre. “El proyecto no tiene visión de Cuenca”, y, peor aún, “el gobierno no ha proporcionado a las comunidades aledañas al NAICM una justificación clara de por qué el proyecto es necesario y cómo se verán beneficiadas o afectadas por él”.

Asimismo, Martha advierte sobre los incendios intencionales en esa zona. Lamenta también que las autoridades paguen a los pobladores para que desaparezcan las especies silvestres endémicas. Cuando el fuego consume los pastizales, dice la dirigente del FPDT, la humareda cubre a los constructores mientras clavan viguetas a lo largo del terreno que colinda con los municipios de Ecatepec, Chimalhuacán y Neza, en los que pondrán el enrejado para blindar el área.

Luego de visitar el área donde comenzaron los trabajos del NAICM, Adán, Martha y el equipo de Variopinto emprenden su regreso al pueblo. En el camino circula una camioneta tripulada por un sujeto con sombrero ranchero. Es Guadalupe Rodríguez, comenta Adán. “Es un traidor”. Veinte metros adelante camina un hombre, cabizbajo. “Ese es el Güero Buendía, otro traidor”, repite Adán.

Los defensores saben que la estrategia peñista ya movió sus hilos en la compra de lealtades, como sucedió en la pasada asamblea, que aunque se realizó no hubo quórum. Ello no les sorprende, dicen Martha y Adán. Así actúa la autoridad cuando quiere despojar a alguien de sus propiedades y de su historia.

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