“Disparen a todo lo que se mueva”, ordenó militar en Tlatlaya
“Yo estaba dormida cuando me despiertan unos balazos”, declaró Cynthia, una de las sobrevivientes.
México.- El actuar del Ejército mexicano en el caso Tlatlaya es considerado uno de los pasajes más oscuros en la vida militar pues se ejecutó a 22 presuntos secuestradores ignorando el marco de la ley.
De acuerdo con declaraciones de un testigo de las ejecuciones extrajudiciales, uno de los militares dio la orden de disparar “a todo lo que se moviera”.
El equipo del programa radiofónico de Por la Mañana de Grupo Fórmula tuvo acceso al testimonio de Cynthia Nava, quien se encontraba amarrada junto con tres jóvenes más en la bodega de San Pedro Limón.
Su declaración apunta a que una mujer de nombre Julia salió de otro vehículo y que los otros dos jóvenes pertenecían a un grupo antagónico al que los tenía secuestrados.
Los iban a matar como perros
“Yo estaba dormida cuando me despiertan unos balazos”, declaró Cynthia.
Recordó que una de las voces pedía que se rindieran. La gente que los tenía cautivos dijo “nos cayeron los contras”, pero se trataba de militares. Uno de los que estaba dentro de la bodega pidió que despertaran a todos.
Detalló que alguien sugirió que se rindieran, a lo que otra persona respondió que no, “que de todos modos los iban a matar”. Entonces comenzaron los disparos.
“Escuché que el Ejército les gritaba que se rindieran y que fueran saliendo con las manos en la nuca”.
Más tarde, los soldados les dieron 10 minutos para salir o los “iban a matar como perros”.
Pasados los 10 minutos, “ya no escuché disparos, sólo quejidos”.
Mi hija está muerta
Cynthia Nava declaró que cuando entraron los tres militares, uno las alumbró con su lámpara “y le gritamos que estábamos secuestradas; y un militar nos preguntó si estábamos armados, a lo que respondimos que no”.
Entonces, una señora bajó de un automóvil color blanco, gritando “mi hija, mi hija”.
Un militar le indicó dónde estaba su hija y fue a verla. Luego gritó: “¡Ay, es mi hija. Está muerta!”, y regresó junto a las cuatro personas.
Los formaron
En su declaración, indica que “un tercer militar camina hacia el centro de la bodega y dice: este ni porque la mano desmadrada la tiene se dio por vencido”.
Y luego ordena: “A todo lo que se mueva dispárenle”.
Cynthia Nava recuerda que luego de esa orden, dispararon a dos muchachos heridos al fondo de la bodega del lado derecho; se escucharon más disparos y quejidos.
Posteriormente, “los militares metieron a los que se habían rendido y los pusieron formados”.
Cuando los disparos terminaron, los militares llevaron a los cuatro amarrados a un cuarto para interrogarlos.
“En ese momento un militar le dice a los chavos que fueran con él para tomarle unas fotos y los lleva a otro cuarto, y escucho de nuevo otros disparos. Después, regresó el soldado pero sin los otros chavos”, se lee en el documento de la declaración.
Cynthia relató que escuchó que uno de los militares dijo no creer la versión de la mamá de la joven que estaba muerta.
Entonces ella dijo a uno de los soldados que la habían violado, por lo que la llevaron a recorrer la bodega para reconocer a su agresor. Y en ese momento vio a los dos jóvenes que habían estado amarrados junto con ella.
Cabe destacar que en las tres declaraciones ministeriales sólo hablan de la participación de tres soldados en los hechos, así como que los dos jóvenes, también amarrados, formaban parte de una organización criminal.
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