Cementera Fortaleza: el monstruo gris en el Valle del Mezquital
Desinformémonos
Santiago de Anaya, Hidalgo. El paisaje luce gris en El Palmar, comunidad hnä hñü (otomí) de Santiago de Anaya. Cuando Venancia Cruz Dominguez describe la vida cotidiana aquí, una palabra es recurrente en su testimonio:tristeza.
Afuera de su domicilio, a menos de 5 kilómetros de distancia de la Cementera Fortaleza, se escucha constante el paso de vehículos pesados. El aire y la lluvia limpiaron un poco el ambiente, aunque dice Venancia, normalmente en sus mezquites, magueyes y biznagas se encuentra un fino polvo grisáceo.
A simple vista, alrededor de la Fortaleza solo hay polvo, postes y mucho cemento. Eso sí, un pequeño invernadero con cactáceas presume ‘área protegida’ con logotipos institucionales de las autoridades ambientales.
Sin embargo, los integrantes del Movimiento Indígena de Santiago de Anaya han hecho de esa tristeza un impulso para luchar contra el gigante gris, la cementera Fortaleza, activa desde 2013.
La región del Valle del Mezquital, en donde se encuentra Santiago de Anaya, tiene una fuerte identidad indígena hnä hñü, y es conocida por su gastronomía, platillos derivados de cactáceas, maguey, mezquite, insectos y la barbacoa. Platillos que, si bien antes eran despreciados por su origen indígena, hoy son comida ‘gourmet’. Otra de sus actividades económicas importantes es la pirotecnia y el cultivo y venta de hortalizas a la Ciudad de México, muchas veces regados con aguas negras provenientes… del mismo DF
Dijeron que era una agroindustria
En ningún momento se presentó el proyecto como Cementos Fortaleza antes de instalarse en Santiago de Anaya. De hecho, se inauguró como ‘Trituradora Santa Anita’.
Telésforo Patricio Rodríguez, integrante del Movimiento Indígena de Santiago de Anaya y servidor público, recapitula el engaño.
Llegaron primero a explorar los cerros personas “vestidas humildemente”. Una vez que encontraron e identificaron el material, comenzaron a investigar quiénes eran los dueños de los predios. Posteriormente comenzaron a visitar a delegados y líderes sociales y les convencieron de que vendieran sus tierras, porque iban a hacer una empresa agroindustrial que apoyaría el campo.
Nadie sospechó y con relativa facilidad empezó la compra venta de terrenos y poco a poco se fue destapando la realidad. Comenzó a llegar maquinaria pesada y corrieron los rumores de que se construía una gravera (trituradora de grava). Si bien en un principio no levantó alarma, e incluso parte de la población no lo desaprobó, el engaño estaba hecho.
La maquinaria comenzó su destrucción. Abrieron caminos, retiraron grandes piedras, y en menos de un año ya estaba construida la cementera. En aquel momento aún presumía el nombre de Trituradora y Procesadora de Materiales Santa Anita. De hecho así se inauguró el 23 de enero de 2011, con la presencia del entonces gobernador Miguel Ángel Osorio Chong, hoy secretario de Gobernación a nivel federal.
Entonces entró la preocupación en la gente. Ya había llegado Cementos Fortaleza. Y comenzaba la organización social en su contra, la cual no logró detener la cementera pero sí otros proyectos que venían detrás, un basurero entre éstos.
Ponciano Jiménez Vázquez, otro integrante del movimiento, explica que acudieron a todas las instancias posibles para que actuaran de forma legal contra la cementera.
Así, acudieron con la presidencia municipal, con el Congreso del Estado, la Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales (Semarnat), Comisión Federal de Electricidad, la Comisión Nacional del Agua con documentos para probar el daño causado. En todos los casos, solo les entregaron un sello de recibido.
Incluso la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), aún con la destrucción de más de 200 hectáreas, sólo contestó que la empresa cumplía con todas las normas. Y la Comisión Nacional del Agua se puso a favor de Fortaleza, argumentando que la empresa tenía los permisos y el pueblo no.
“En Santiago de Anaya hay agua pero no es consumible porque está contaminada por algunos minerales. Pero sin embargo al gobierno no le importa eso. Si le importa darle al mejor postor”. Las grutas de Xoxafi conectadas con las de Tolantongo, son una fuente de recursos a través del ecoturismo. Los turistas realizan actividades como el rappel, tirolesa y caminata al interior de la gruta. El lugar es un entorno de conservación para al menos 6 especies de murciélagos endémicos, por lo que se pide mucho respeto al ambiente.
Desde boca de entrada, a simple vista puede verse Fortaleza, a corta distancia. Y en los terrenos de Fortaleza, se realizan explosiones para extraer la roca caliza, lo que podría causar desprendimientos y derrumbes.
“No sabes con quién te metes”.
A la lucha de Santiago Anaya anteceden otros esfuerzos sociales por la preservación ambiental en Hidalgo y los municipios fronterizos del norte del Estado de México. Y es que en la región, la salud de las personas y el medio ambiente, incluso la temperatura, han sufrido intensos daños por décadas.
El eje Apaxco – Atononilco – Tula, fue decretado en 2005 como la zona más contaminada del mundo. Allí se concentran la mayoría de empresas cementeras, caleras, una termoeléctrica, la presa Endhó y llegan las aguas negras provenientes de la Ciudad de México.
Ya en 2009 pobladores de Atotonilco intentaron presionar a Caleras Beltrán por las molestias a la salud que causaba el uso de coque. La empresa se comprometió a dejar de usarlo, aunque no cumplió.
Otro antecedente es la organización social en Apaxco Atotonilco, quienes en 2010 bloquearon los accesos a la incineradora de residuos tóxicos Ecoltec (filial de Holcim Apasco) tras la muerte de once campesinos quienes limpiaban un cárcamo de agua el 21 de marzo de 2009 y una fuga de acrilato el 5 de mayo de 2009.
También la lucha, exitosa a pesar de la represión, por el cierre del confinamiento sanitario en Zimapán en 2011, propiedad de la española Aboengoa – Befesa, quienes además tuvieron que remunerar los daños económicos por violar las leyes de legislación ambiental.
En Tula, hubo también orgaaización social para demandar una planeación integral por los efectos que cause la construcción de la refinería Bicentenario aprobada en 2010,
A Santiago de Anaya, la represión llegó ante la resistencia. A Telésforo lo buscaron agentes acusándolo de encabezar un bloqueo en Fortaleza, en el que no había participado. Además de amenazas telefónicas a Telésforo, Daniel Gómez, presidente del Comisariado Ejidal de Patria Nueva, sufrió en 2012 un secuestro de 12 horas y fue abandonado -con vida- a dos horas de su casa. La frase recurrente fue “no sabes con quién te metes”.
La cementera del gigante
Y es que los pueblos indígenas se enfrentan contra el empresario, alguna vez número 1 en la lista de Forbes: Carlos Slim Helú.
Elementia, consorcio de construcción compartido entre Slim (via Grupo Carso) y Antonio del Valle (a través de Mexichem), compró en enero de 2013 la participación de 47 por ciento de la empresa francesa Lafarge en la alianza que tenían para México.
Comprando esa participación, Elementia se adueñó completamente del 100 por ciento de las operaciones, tras un pago de 225 millones de dólares, con lo que competirían contra otro gigante, CEMEX.
Menciona Pablo Vargas González en ‘David contra Goliat: la cementera del Grupo Carso-Elementia contra pueblos indígenas del Estado de Hidalgo, México’
“Las inversiones en la rama cementera forma parte de una expansión de la división de Infraestructura y construcción del Grupo Carso, en la que ya tenía amplia presencia en el sector, con productos en la industria de la construcción, como tubería, ductos, construcción civil y proyectos de infraestructura, contratada principalmente por gobiernos estatales y grandes conglomerados privados, y por otra en la construcción directa de grandes edificios, cadenas comerciales y fraccionamientos de vivienda popular. “A su vez Elementia forma parte de grupo empresarial de carácter transnacional (Grupo Empresarial Kaluz) que controla varios productos en más de diez países . La asociación Grupo Carso-Elementia S.A. tiene el objetivo de cubrir el 3% de la demanda de los estados de México, Puebla, Querétaro, Morelos, Tlaxcala, Guanajuato, Michoacán, San Luis Potosí, Guerrero y Distrito Federal. Para ello formaron la empresa Trituradora y Procesadora de Materiales (TPM) Santa Anita, ubicada en Santiago de Anaya, Hidalgo. “Esta nueva planta cementera, cuyo producto y marca de cemento es “Fortaleza” está pensada en grande: competirá con las grandes empresas del ramo: Cemex, Holcim Apasco y Lafarge, consideradas como las tres más grandes a nivel mundial, además de Cruz Azul, ubicada en Oaxaca e Hidalgo”. En su estudio, Vargas recapitula en el modus operandi para adueñarse de los terrenos e instalar la cementera, comprando los terrenos en diez pesos por metro cuadrado. Cita también las promesas con las que llegó esta “empresa verde” que “beneficiaría a la población”:
• Inició con una inversión de 230 millones de dólares • Se instala en un predio El Enebro, de la localidad El Palmar en 128.34 hectáreas (3 millones 722,019. m2). • Existen yacimientos para la extracción de recursos naturales que tendrá vigencia de 99 años. • Tendrá una capacidad de producción de 600 mil toneladas anuales de cemento. • En su primera etapa, la planta generará hasta mil 200 empleos (construcción) y 150 más directos y 400 indirectos para su operación. • Sería la empresa cementera “más moderna”. • Los beneficios al municipio con la construcción del camino de acceso de 8.5 kilómetros, la instalación de una línea de alta tensión de 25 kilómetros que también dará servicio a la comunidad. • Garantizará un desarrollo sustentable, por lo que invertirá 25 millones de dólares para el cuidado y conservación del medio ambiente; además de impulsar un programa ambiental para el rescate de especies endémicas y fauna del lugar.
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