Según un reporte, los militares de Tlatlaya tenían órdenes de matar en la oscuridad

Melissa del Pozo

El ejército mexicano tenía órdenes de “abatir en horas de oscuridad”, dijeron grupos pro derechos humanos en un reporte que salió un año después de la masacre de Tlatlaya.

El 30 de junio de 2014, en lo que la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena) describió inicialmente como un tiroteo, 22 personas fueron asesinadas en una bodega en el Estado de México, creando dudas inmediatas sobre el uso de fuerza en contra de los civiles.

Las fotos de la escena y los subsecuentes informes de prensa sugirieron que los soldados más bien ejecutaron a los civiles y que luego alteraron la escena al colocar armas junto a los cuerpos.

El jueves, un año y un día después de los asesinatos, el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, o Prodh, presentó un estudio independiente que incluía documentos militares que no habían sido revelados anteriormente y que prueban que a las tropas se les ordenó “abatir a delincuentes en horas de oscuridad, ya que el mayor número de ilícitos se comete en ese horario”.

La orden se expidió el 11 de junio de 2014 —19 días antes de las ejecuciones en Tlatlaya—.

El Centro Prodh actualmente representa a uno de los pocos testigos y sobrevivientes de la masacre, Clara Gómez González, inicialmente conocida como “Julia” en las primeras reconstrucciones mediáticas que contradijeron la versión del ejército.

Gómez, quien el día jueves reveló su identidad verdadera, atestiguó los asesinatos extrajudiciales de más de una decena de personas y el de su hija de 15 años Erika a manos de soldados que supuestamente investigaban un grupo criminal.

Gómez y los defensores de los derechos humanos dijeron estar presionando al gobierno a que investigue “hasta las últimas consecuencias” a la cadena de mando responsable de los asesinatos de Tlatlaya.

“No me siento segura, no quiero salir a la calle y tengo miedo”, dijo Gómez. “Quiero que se haga justicia. Me siento fuerte y quiero castigo a los responsables”.

La versión de eventos de las autoridades describía una confrontación entre el ejército y el grupo criminal. El ejército dijo que los soldados localizaron una bodega resguardada por criminales armados en el pueblo de San Pedro Limón, en el municipio de Tlatlaya, durante las primeras horas del 30 de junio de 2014.

Según dicen, cuando los criminales se dieron cuenta de su presencia, abrieron fuego y provocaron una respuesta militar. El tiroteo dejó un saldo de 21 hombres y una mujer.

Sin embargo, fotos posteriores de la masacre publicadas por VICE News muestran cuerpos tirados cerca de las paredes de la bodega con manchas de sangre y heridas de bala en el pecho, lo que sugiere que se trató de ejecuciones a quemarropa. Las fotos también mostraban armas al lado de los cuerpos.

Esa nueva evidencia resultó en la detención y encarcelamiento de siete soldados que participaron en los eventos del 30 de junio. Tres de ellos enfrentaron cargos por el asesinato de ocho personas, abuso de autoridad y manipulación de la escena del crimen. Otro militar está enfrentando cargos por ocultar un crimen, mientras que los restantes tres fueron acusados de abuso de autoridad.

El documento recién revelado presenta nuevas complicaciones al caso, ya que podría resultar en la investigación de oficiales de mayor rango de la Sedena. El documento sugiere que la operación que llevó a la muerte de 22 personas había sido planeada de antemano.

“Las acciones para reducir la violencia se planearán y ejecutarán en horas de oscuridad, sobre objetivos específicos para evitar víctimas colaterales”, dice el reporte recibido por Ezequiel Rodríguez Martínez, teniente de infantería. El coronel de infantería Sandro Díaz Rodríguez fue quien expidió el documento.

Ambos militares se encuentran detenidos.

Gabriela Gorbea contribuyó a este reporte. Sigue a @VICENews en Twitter para recibir actualizaciones.

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