¿Podría repetirse la historia del ambicioso proyecto del aeropuerto en el DF?
Andalusia Knoll
Hace casi 15 años, el gobierno de México planeaba construir un nuevo aeropuerto internacional en la Ciudad de México pero desde el principio fue un fracaso y provocó un movimiento de protesta que resultó en un encuentro violento entre las autoridades y la comunidad que estaba en contra del proyecto.
Con el tiempo se abandonó la propuesta del aeropuerto y el gobierno de México construyó la segunda terminal en 2008, en vez de la propuesta original. Sin embargo, aún con la Terminal 2, es evidente que el Aeropuerto Internacional Benito Juárez necesita una expansión.
El gobierno de México espera poder superar los obstáculos previos para poder construir un nuevo aeropuerto en la Ciudad de México, cerca de la actual terminal.
Los ambientalistas, los políticos de la oposición y los líderes de la comunidad de la zona de San Salvador Atenco ya se resisten al proyecto y afirman que la falta de transparencia por parte del gobierno podría afectar a los residentes de la localidad y a las tierras pantanosas a las afueras de la ciudad.
Y si México decide utilizar un decreto para apoderarse de terrenos ejidales para el nuevo aeropuerto —como quería hacerlo en 2001— los resultados podrían ser desastrosos, una vez más.
El precio de la resistencia
El 23 de octubre de 2001, el gobierno del ex presidente Vicente Fox anunció los planes para un nuevo aeropuerto internacional en la Ciudad de México. Se suponía que se iba a construir usando un decreto expropiatorio para adquirir terrenos ejidales de una pequeña comunidad en San Salvador Atenco.
Los habitantes de San salvador Atenco formaron un grupo llamado Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) para enfrentar el decreto presidencial de expropiación.
Los habitantes tomaron las calles en protesta, bloquearon las carreteras y marcharon al Zócalo de la Ciudad de México. Los manifestantes iban armados únicamente con machetes, la herramienta que se convirtió en el símbolo del movimiento del pueblo que se oponía al aeropuerto.
Siguieron movilizándose hasta el 1 de agosto de 2002, cuando el gobierno anunció que se cancelaba de la construcción del aeropuerto. El movimiento tuvo éxito y el pueblo de Atenco se convirtió en el símbolo global de la resistencia campesina en México.
Pero se pagó un precio muy alto por el reconocimiento.
Para 2006, la vergüenza que le hizo pasar el FPDT al gobierno aún no había quedado en el olvido. En mayo de ese año, Enrique Peña Nieto, el entonces gobernador del estado de México y actual presidente del país, ordenó un operativo de la policía con el fin de detener las manifestaciones en defensa de los derechos de los floricultores de San Salvador Atenco.
El ataque se consideró una respuesta al movimiento previo contra el aeropuerto y a la fuerza establecida del FPDT.
Más de 200 personas fueron detenidas, entre ellas 26 mujeres que fueron agredidas sexualmente por las autoridades durante su arresto, según un informe que publicó la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Dos estudiantes fueron asesinados después de que el operativo se tornó violento cuando entraron cerca de 3 mil policías federales a Atenco.
Ignacio del Valle, uno de los líderes de FPDT, fue sentenciado a 112 años en prisión por el presunto secuestro de un grupo de oficiales de la policía federal. Su hija, América, fue exiliada y su hijo César también fue sentenciado a dos años de prisión por el presunto secuestro de los policías.
Después de una campaña de solidaridad internacional, todos los líderes de FPDT fueron liberados en 2010 pero ya habían pasado cuatro años tras las rejas.
A pesar del movimiento de Atenco y la represión del gobierno, aún está la necesidad de un nuevo aeropuerto en la Ciudad de México. Más de 34 millones de viajeros pasaron por sus terminales en 2014 y lo convirtieron en el segundo aeropuerto internacional más visitado en Latinoamérica después de Sao Paulo.
El gobierno de Vicente Fox terminó en 2006 y tras unas elecciones reñidas, fue sucedido por Felipe Calderón. Para ese entonces, el plan alternativo para reducir la congestión en el Aeropuerto Internacional Benito Juárez ya se había puesto en marcha.
La terminal 2 se inauguró el 26 de marzo de 2008 pero, según algunos expertos, no fue suficiente para satisfacer las necesidades en aumento del tránsito aéreo de la Ciudad de México. Casi todos los días se retrasan vuelos debido a la congestión en el aeropuerto y a que el mercado nacional de aviación es cada vez más grande.
El turno de Peña Nieto
El 2 de septiembre de 2014, el presidente Enrique Peña Nieto, cuya popularidad va en picada, anunció la construcción de una nueva terminal internacional durante su segundo informe de gobierno.
Se suponía que la construcción iba a tener un costo de 120 mil millones de pesos.
El gobierno publicó un video que incluía bocetos del diseño de un domo cristalino “amigable con el medio ambiente” en forma de una X, que evoca la “x” en México.
En el video habla Norman Foster, un arquitecto británico reconocido al que contrataron para diseñar el nuevo aeropuerto en colaboración con Fernando Romero, el arquitecto mexicano que diseñó el museo Soumaya de Carlos Slim, su suegro, en la Ciudad de México.
“Este nuevo aeropuerto será el mayor proyecto de infraestructura de los últimos años en nuestro país e, incluso, uno de los más grandes del mundo”, declaró Peña Nieto durante su informe de gobierno en septiembre de 2014 y dijo que el proyecto era un pilar para su administración enfocada al desarrollo.
La Secretaría de Comunicaciones y Transportes dijo que adquirió más de 4 mil 431 hectáreas de tierras necesarias para construir el aeropuerto y que el secretario de transportes, Gerardo Ruiz Esparza, dijo que las comunidades vecinas no se verán afectadas.
“No hay ni habrá ningún decreto expropiatorio porque el aeropuerto no requiere un solo metro de tierra para construirse”, dijo Esparza durante una conferencia de prensa.
Los escépticos sembraron dudas desde el principio.
Para empezar, a nueve meses de que se anunció formalmente la nueva propuesta, aún se desconoce la ubicación precisa del nuevo aeropuerto y el financiamiento para el proyecto del gobierno se ha reducido en gran medida debido a recortes presupuestales federales recientes.
Las autoridades dicen que el nuevo aeropuerto, también conocido como NAICM (Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México), va a estar en los terrenos federales del Lago de Texcoco, que en la época de los aztecas se extendía por todo el Valle de México.
El lecho del lago está al oriente del DF, cerca del municipio de Ecatepec, como se puede ver en el mapa que se publicó en un artículo de CNN acerca de la ubicación del futuro aeropuerto.
La oposición al proyecto del aeropuerto señaló que en 2001, la Comisión Nacional del Agua, o Conagua, empezó a comprar parcelas de tierra en esa zona para un proyecto ambiental relacionado con las inundaciones y escurrimientos constantes de la ciudad, no con un aeropuerto.
Y aunque el Grupo Aeropuertario quiere conectar el metro con el nuevo aeropuerto, los funcionarios de varias dependencias del gobierno involucradas en el proyecto rechazaron o ignoraron todas las veces que VICE News solicitó detalles acerca del proyecto, como la ubicación.
La oficina de Foster también se negó a comentar acerca del sitio de construcción e hizo énfasis en la confidencialidad de los detalles del proyecto. En febrero, el gobierno redujo el presupuesto del proyecto en 63 por ciento. Por el momento, el gobierno planea vender bonos privados para mitigar el presupuesto ya reducido.
En marzo, un grupo de 50 senadores opositores se reunieron para expresar sus dudas sobre el proyecto del aeropuerto. En esta conferencia, mencionaron los primeros contratos del nuevo aeropuerto y dijeron que “olía a corrupción”.
“Hay conflictos de interés por doquier”, dijo el senador Alejandro Encinas en la conferencia de prensa.
Estas dudas surgieron después de la cancelación de un proyecto de miles de millones de dólares para construir un tren bala entre para conectar el DF con el estado de Querétaro por un conflicto de interés entre Peña Nieto y un contratista ligado al consorcio chino que iba a construir el tren bala.
El ingeniero mexicano José Luis Luege, el ex director de la Conagua, dijo que el proyecto del aeropuerto es un “desastre” inminente. Por medio de su grupo Ciudad Posible, Luege trata de impulsar una propuesta para un aeropuerto en Tizayuca, en el estado de Hidalgo, con el fin de convertir el ex lago de Texcoco en un cuerpo de agua aprovechable.
“Va a tener un impacto ambiental brutal que va a causar mucho más daño a la región”, dijo Luege en una entrevista para VICE News.
Una simulación animada del interior del futuro aeropuerto de la Ciudad de México. (Captura de pantalla vía YouTube).
Y aún así el proyecto del nuevo aeropuerto sigue en marcha.
El lunes pasado, el periódico Reforma publicó un suplemento especial acerca del proyecto. En el periódico decía que la construcción del nuevo aeropuerto empieza este mes. Se espera que se anuncien 21 nuevos contratos relacionados con el aeropuerto el 8 de julio.
Si todo resulta de acuerdo con el plan, se espera que el aeropuerto empiece a funcionar el día 20 de octubre de 2020.
El gobierno reiteró que no va a expropiar ningún terreno de Atenco ni de las comunidades vecinas al aeropuerto. Sin embargo, los lugareños dijeron a VICE News en varias entrevistas que no están convencidos y que siguen alerta.
El año pasado, el ejido de Atenco votó —algunos dicen que de forma ilegal— por dividir las tierras comunales en parcelas para venderlas individualmente. Esta decisión se suma a la ola de medidas por la reforma agraria que coincidió con la llegada de políticas económicas neoliberales a México a partir de 1990.
Hace poco, el FPDT denunció la presencia de maquinaria de construcción en la frontera de su ejido.
“Es parte de su estrategia, irse metiendo poco a poco”, dijo Ignacio del Valle, el líder que fue encarcelado tras las manifestaciones de 2006, en una entrevista para VICE News. “Es un asunto muy serio. Se trata de nuestras tierras”.
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