Claves de la alianza otomí-ñatho con la Tribu Yaqui en Semana Santa
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Por: Lilian Rivera y Aldabi Olvera
Desde afuera: El lazo que vinimos a hacer
(Cócorit-Vícam, Sonora).- Cuando los pueblos indígenas otomí-ñatho y nahua entraron a territorio yoeme, los yaquis dijeron que esta es la primera vez que otros indios los visitaban en su máxima celebración, la Semana Santa (Cuarejma).
También fue la primera vez que las autoridades tradicionales de los pueblos de Vícam y Cócorit fueron bendecidas en su propia tierra con un ritual distinto al Yaqui, el de los trabajadores ñatho del tiempo.
“Venimos a esta tierra de Sonora a hacer un pacto, una alianza”, dijo la trabajadora del tiempo que llevó la ceremonia ñatho, originaria de San Francisco Xochicuautla.
Frente a las autoridades yaquis, las comunidades ñatho, Xochicuautla y Huitzizilapan, se presentaron en sus lenguas, también algunos integrantes del pueblo nahua de Tlanixco, todos originarios del Estado de México.
“Agradecemos la invitación y estamos por el compromiso desde el año pasado. Ustedes nos ayudaron a marcar nuestro territorio y estamos aquí para saludarlos”, dijo un indígena de Xochicuautla a las autoridades de la comunidad yaqui de Cócorit. El delegado de la comunidad mandó una carta. Los otomíes entregaron varios estandartes de Emiliano Zapata con la frase: Tierra y Libertad, no más ecocidio en Xochicuautla,
Meses atrás, el 21 de diciembre del 2012, a propósito del Festival Mundial de las Rebeldías y las Resistencias convocado por el EZLN y el Congreso Nacional Indígena (CNI), la Tribu Yaqui visitó Xochicuautla. En territorio otomí realizaron las tradicionales danzas del venado, de la pascual y el día en que terminó el festival, los yaquis trazaron una línea en la tierra, como cuando la trazaron a la llegada de los españoles y advirtieron que de pasar morirían.
La Tribu Yaqui usó una virgen de Guadalupe que la Escuela de Huitziltepec, Puebla le regaló a la comunidad de Xochicuautla. En ese entonces, los yaquis dijeron que esa alianza se contaría después de generación en generación.
“Esa vez fuimos con sacrificios llegamos bien en su lucha. Esto nos ha llevado a muchas partes. Ahora estamos luchando contra el mal gobierno”, respondió el capitán yaqui.
El capitán habló con las demás autoridades de Cócorit: “Allá en su pueblo (Xochicuautla y Huitzizilapan) quieren pasar una carretera (Toluca-Naucalpan, concesionada a filiales de Grupo Higa) violentando sus derechos. En su lucha los apoyamos. Estamos en pie de guerra contra el Estado de Sonora”.
Aclaró también: “En cada pueblo se respeta lo que es la costumbre. Somos gente buena y queremos vivir en paz, pero el gobierno no nos deja. Con todos los demás indígenas vamos a seguir adelante”.
Los ñatho comenzaron su tradicional ceremonia; recorrieron, bailando su tradicional punto y empuñando el sahumerio, el lugar enfrente de la oficina de autoridades tradicionales. Mencionaron en su canto los cerros que son sagrados para ellos, donde realizan sus peregrinaciones:
“Señor del cerro de la campana (ubicado en Xochicuautla), Divino Rostro, protege a nuestros hermanitos presos Mario Luna y Fernando Jiménez”, dijo la trabajadora del tiempo, en referencia a los dos yaquis detenidos en pasado mes de septiembre bajo cargos que no se les ha comprobado. Los dos son voceros del pueblo de Vícam.
El viento y las nubes que acarreó, taparon el duro sol de Sonora. A la trabajadora del tiempo le fueron proporcionados tierra, agua y aceite que después colocó en las frentes de las autoridades y cargos yaqui. Finalmente colocó la marca en la frente de la hermana de Fernando Jiménez.
Al final, la trabajadora del tiempo besó la tierra de Cócorit: “Tú que estás aquí, señor bendito Divino Rostro, protege a mis hermanitos, queremos justicia, mi señor, creemos en tu poder”.
Un delegado del Consejo Supremo de Xochicuautla dijo: “Este lazo que vinimos a hacer, no lo tenemos que desatar. Tenemos que defender a las buenas o a las malas, porque nos quieren desaparecer; por eso este lazo tiene que proceder hacia una defensa”.
Mencionó que debido al presente otorgado en el Festival de las Resistencias y las Rebeldías, se traen de vuelta los elementos de la tierra ñatho.
“Nosotros somos muy respetuosos de cada Estado y cada tribu, pero nuestras oraciones van unidas. Esto que nos traen es bueno, para que nos bendigan. Igual como ustedes, nosotros bendecimos los cuatro horizontes. Y esta virgen (rebeldía y resistencia), es la que vimos allá en nuestra enramada en Xochicuautla. Ahorita viene a visitarnos y nos da mucha alegría”.
Después, las dos filas se dieron la mano, como si dos serpientes se encontraran, se reconocieran.
“Cargamos la cruz de la injusticia, hermanos del centro del país. Hay que ver al pasado y recordar lo que hicieron nuestros antepasados, para poder ir al presente y al futuro. Hay que alzar la voz, que ni las prisiones la detengan”, dijeron los yaquis.
Y se repitió la misma danza otomí en Vícam, donde los pueblos invitados fueron recibidos de la misma manera.
“Nos volvemos a reencontrar después de esa formidable experiencia de compartir la palabra y la voz en Xochicuautla”, dijo una de las autoridades de Vícam, “qué bueno que existe cada quien en su lugar y su pueblo. Tenemos un idioma distinto pero un punto de vista en común, la Madre Tierra como corazón”.
“Esto que les dejamos es muy significativo. Es una representación de la Madre Tierra, agua, viento y bosque. Les compartimos la espiritualidad de nuestros símbolos”.
En esas horas, los yaquis supieron que su preso, Fernando Jiménez, encarcelado injustamente, había obtenido un amparo.
Se abría la posibilidad de su liberación.
Aldabi
Abril del 2015
Desde adentro: Los Yaquis y Huitzizilapan, Huitzizilapan y los Yaquis
(Cócorit-Vícam, Sonora).- Veo rostros de muchos mundos, mundos que se encuentran en el Territorio yaqui.
En este tiempo de despojo, represión e injusticias, es posible unir nuestros mundos propios bajo esa circunferencia perfecta que rodeó a la luna del 3 de abril del 2015.
Bajo esa luz de luna es posible ver los rostros morenos descendientes del padre sol; el árbol que a veces llora y que en la insolación del medio día brinda una gota de humedad, una gota de esperanza.
Se ve el rostro iluminado del yaqui, concentrado en la ceremonia, siguiendo con cada danza la tradición de siglos, espera con ansias el nacimiento de una nueva vida.
Esta nueva vida que todos los pueblos originarios buscamos a través de las luchas: luchar por eso que nos da vida y que en Vícam como en Huitzizilapan son la razón de ser de nuestros pueblos.
Vamos hacia un punto que nos une y desde ahora y en adelante hemos hermanado nuestros sentimientos de resistencia.
Al ofrendar los frutos del trabajo a los cuatro elementos de la vida hemos dado significado a nuestra unión de pueblos y de luchas; esos elementos serán el resguardo de la nación Yaqui y de los pueblos ñatho, porque pertenecemos a un mundo donde no cabe la injusticia, en cambio prevalece la convivencia con todos nuestros hermanos y el respeto a la forma de vivir de siempre.
En esa tierra yaqui han quedado marcadas las huellas de hombres y mujeres que cada día van luchando, llevando consigo su cultura milenaria y en su mente la defensa de su mundo.
Los de Huitzizilapan nos traemos el sonido de los cascabeles, que armonizaron en nuestros oídos la cultura del venado con la de nosotros; la imagen mental de las máscaras de los chapayecas que nos han enseñado la humildad del hombre; y también nos trajimos el polvo de esa tierra mágica que nos ha penetrado hasta el corazón.
Hemos regresado de la nación Yaqui, cumplimos un sueño, una misión y un compromiso, regresamos a compartir que hay un pueblo más donde se puede vivir sin dependencia del Estado, en donde también caben muchos mundos que luchan cada vez más fuerte por nuestro derecho a existir, así como somos y seguiremos siendo.
Lilian
Abril del 2015
http://www.masde131.com/2015/04/claves-de-la-alianza-otomi-natho-con-la-tribu-yaqui-en-semana-santa/