Reabrir el monte con la palabra: Radio Zapata

Jerónimo Díaz y Heriberto Paredes
Subversiones

«¡Viva Radio Zapata! Estamos transmitiendo en el 94.1 de FM para la región de la Montaña y la Costa Chica de Guerrero, desde el corazón del territorio comunitario» —se escucha en la camioneta que nos conduce hacia el ejido de Buenavista, municipio de San Luis Acatlán. Aunque estamos lejos de nuestro objetivo, la señal es nítida pues cubre entre 14 y 20 municipios de la región Costa-Montaña del estado de Guerrero

Antecedentes

La radio es la culminación de un esfuerzo de largo aliento por fortalecer la autonomía de los pueblos indígenas y constituir lo que ellos llaman el «territorio comunitario». Hace 20 años eran frecuentes los asaltos, los asesinatos, el robo de ganado, las violaciones a las mujeres, comenzaban a multiplicarse los secuestros. No fue sino hasta 1995, con la creación de la policía comunitaria, que estas problemáticas fueron disminuyendo y un ambiente renovado y de calma se consolidó entre las comunidades que habitan en la Montaña. Dos décadas han pasado para que una radio comunitaria de este tipo pueda surgir y sea dirigida por jóvenes indígenas ñu’u savii (mixtecos) y me’pha’a (tlapanecos).
En la lucha por la construcción de un sistema de seguridad y justicia también ha habido una gran cantidad de problemas y de divisiones al interior. Sin embargo, los pueblos indígenas fundadores de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC) han sabido mantenerse en pie y «abrir otra vez el monte» para continuar con la autonomía que tanto se anhela y se persigue. Autonomía para la toma de decisiones, autonomía para ser considerados como sujetos de derecho colectivo y no sólo objetos que son dirigidos por las políticas indigenistas provenientes del priísmo más recalcitrante.

Se trata de policía comunitaria porque se eligen sus integrantes en la asamblea de cada pueblo, de cada comunidad.

Luego de un largo proceso que fue visto desde afuera como un periodo de confusión, el proyecto de la policía comunitaria fue dividido y esto generó suspicacias y distanciamientos, pero también permitió saber qué organizaciones, qué militantes y qué parte de los pueblos tenían clara la lucha y quiénes optaron por los reflectores y por los apoyos del gobierno. Desde hace algunos años, comunidades de la región Costa-Montaña –principalmente del núcleo agrario de Buenavista, seguidas por algunas comunidades de la región Centro, en los municipios de Chilapa, Zitlala y colonias populares de Chilpancingo– decidieron crear el Consejo Indígena Popular de Guerrero-Emiliano Zapata (CIPOG-EZ) en aras de rescatar el proyecto original de la policía comunitaria, entre otros objetivos. Uno de ellos es la comunicación comunitaria, de la que se entiende la importancia para dar a conocer las ideas y propuestas pero también para conocer lo que sucede en otras latitudes.

El CIPOG-EZ complementa al sistema comunitario para que se fortalezca y se consolide, como los explica en su comunicado del 10 de abril de 2015.

Este sueño –tal y como lo definió Cirino Plácido, uno de sus principales impulsores– comenzó un 10 de abril de 2014, aniversario del CIPOG-EZ, cuando se colocaron las primeras piedras con las manos de quienes ahora mismo preparan un programa de radio o buscan música para la hora de los saludos. El mismo día que el general Emiliano Zapata perdiera la vida traicionado en una hacienda. No es casual, nada lo es en la lucha de los pueblos indígenas de Guerrero.

El día que se inauguró Radio Zapata

Aunque la primera transmisión se realizó en noviembre de 2014, la inauguración formal se llevó a cabo el 11 y 12 de abril de 2015 en la pequeña comunidad de Cerro Zapote, que es la más alta y la más idónea para instalar una antena. Al lugar acudieron autoridades y policías comunitarios, organizaciones sociales tales como el Frente Popular Francisco Villa Independiente, Tejiendo Organización Revolucionaria, el Centro de Estudios Ecuménicos, así como organizaciones de mujeres provenientes de Bolivia, Oaxaca y del mismo estado de Guerrero. Junto con los habitantes de Cerro Zapote, formaron una hilera a la entrada del pueblo para recibir a una delegación de padres de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala. Su presencia, desde luego, marcó el transcurso del evento que sirvió de foro –transmitido en vivo y en directo a través de la señal de Radio Zapata– para difundir su lucha, en particular el llamado a no votar hasta que aparezcan con vida sus hijos. «Si elegimos votar, elegimos que nos asesinen» —resumió uno de los padres.
Asistieron, además, los comisarios de Plan de Iguala, Buena Vista, Llano Silleta, Jicamaltepec, Arroyo El Mango, Xihuitepec, Coyol Chiquito, Cerro Zapote, Arroyo Hoja de Venado, Ayahualtempa, Río Iguapa, así como los coordinadores regionales de la CRAC-PC Pueblos Fundadores, Cornelio González Mendoza y Cirino Plácido Valerio, de la Casa de Justicia de Santa Cruz el Rincón, y Bernardo Sánchez Luna, Margarito Silva Hernández, Rosendo Adolfo Velázquez y David Sánchez Luna del Consejo de Justicia de Rincón de Chautla.

Durante el primer día se llevaron a cabo diversas mesas de debate. Tras un largo intercambio de experiencias, los participantes de la mesa de Comunicación y defensa del territorio resolvieron que se sumarían «a la intención de fortalecer y compartir solidariamente el conocimiento de comunicación que pueda ayudar a seguir construyendo este territorio comunitario». Por su parte, en la mesa de Sistemas comunitarios de seguridad y justicia –en la cual participaron los padres de los estudiantes de Ayotzinapa– se hizo un recuento histórico de la CRAC-PC, y más ampliamente se discutió sobre los principios que deben guiar cualquier proceso comunitario. Finalmente se acordó dar seguimiento al documento que ingresaron los padres ante el Instituto Nacional Electoral (INE), en el sentido de parar las elecciones hasta que aparezcan los normalistas.
En la mesa de Educación se hizo hincapié sobre la necesidad de formar traductores para facilitar los procesos de intercambio pedagógico venideros; mientras que la mesa de Mujeres y comunidad se resolvió de manera bilingüe, con efusivas intervenciones de mujeres ñu’u savii, cantos de lucha feminista y decididos llamados a destruir la dominación masculina.

El patriarcado es el sistema de dominación y el machismo es la forma de discriminación contra la mujer —concluyó Julieta Paredes, quien trajo consigo desde Bolivia el concepto de «feminismo comunitario».
La fiesta

Además de las mesas referidas, las intervenciones de la comisión de padres de los 43 normalistas desaparecidos y una breve pero consistente tormenta, la inauguración de la radio consistió en algo que los pueblos indígenas de esta zona –por no decir de todo el país– defienden como algo que pertenece a sus usos y costumbres: el baile.

No somos los mismos pero somos un solo cuerpo —Julieta Paredes

Primero una serie de muestras musicales, entre chilenas y sones de artesa originarios de esta región de la Costa-Montaña; los precisos pasos de niñas y niños, significaron la apertura de la pista. Con trajes bordados, paliacates rojos y sombreros de paja, presentaron diferentes coreografías y nos mostraron un poco de la riqueza musical que abunda en las comunidades y en los caminos que delinean estas tierras; tocó el turno a los adultos y para ello la tarea fue titánica: un total de cuatro grupos retumbaron hasta altas horas de la madrugada.
No fue fácil llevar a cabo una fiesta en las condiciones que ahora enmarcan los trabajos del CIPOG-EZ y de Radio Zapata, sobre todo pensando en la costumbre de que en cada fiesta el trago hacía presencia de inmediato y terminaba por destruir toda armonía posible. Con altos índices de alcoholismo y de violencia –intrafamiliar y entre hombres– Cerro Zapote recibió esta fiesta sin que el alcohol fuera invitado. Algunos habitantes prefirieron no asistir o se marcharon temprano, sin embargo el esfuerzo valió la pena y no hubo saldo alguno que lamentar, todo transcurrió en medio de un ambiente fraterno, amistoso y de mucho ímpetu frente al reto de levantar este proyecto de comunicación.

Luego de la fiesta, como cada mañana, quienes llevan la radio, encienden el transmisor y colocan música, preparan la transmisión y ven los pendientes que habrá que abordar. La comunidad de Cerro Zapote regresa a la quietud que la caracteriza, las tortillas desbordan los guajes cubiertos con mantas bordadas, el sonido de las cabras se mezcla con el de los burros, el sol comienza a calentar la tierra y en los rostros de las personas se dibuja una discreta sonrisa que demuestra la satisfacción de haber realizado una fiesta realmente suya, sin que las manos que ocupan el sucio dinero del gobierno hayan participado, una fiesta para y por los pueblos indígenas en constante lucha por lograr la autonomía que, de cierto modo, ya viven.

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