El río San Pedro y la nación Náyeri amenazados por las transnacionales.

Ángel Espa/Radio Zapote

EL RÍO SAN PEDRO…

La palabra poder viene del latín posee, que significa, ser capaz. El neoliberalismo significa poder de las finanzas, es decir, que el poder recae en los dueños mundiales del capital. Así, estos grandes dueños mueven a sus empresas bajo un mercado internacional en donde no existen “fronteras”. Son capaces de instalarse en cualquier país, principalmente elegirán aquellos con gran riqueza natural, para así, bajo la explotación de dichos recursos puedan generar su ganancia y seguir acumulando capital.

Por esto, el neoliberalismo se convierte en el principal problema que amenaza el territorio, los recursos naturales y la vida de las comunidades indígenas, pesqueras y campesinas de América Latina.

En México, existen varias comunidades y ecosistemas naturales que están en riesgo de desaparecer por la posible instauración de grandes megaproyectos como: desarrollos turísticos, carreteras, presas hidroeléctricas, eólicas, acueductos, mineras y muchos otros proyectos que se presentarán como de “desarrollo”.

Nayarit no es un estado que esté exento de dicha amenaza. Actualmente, las comunidades de la cuenca del río San Pedro se han organizado y articulado para defender al río San Pedro de la posible construcción de la presa hidroeléctrica Las Cruces.

“El río San Pedro es el séptimo más caudaloso de México y el último que cruza libre de presas la Sierra Madre Occidental. Nace en Durango y desemboca en Marismas Nacionales, el manglar más extenso del Pacífico mexicano. En la cuenca viven 800,000 personas cuyas vidas están ligadas de una u otra forma a este río y sus aguas”.

En el estado de Nayarit, el río San Pedro atraviesa los municipios de Ruiz, Santiago, Rosamorada y Tuxpan. Las comunidades que se ubican a los márgenes de la cuenca baja del río se dedican principalmente a la agricultura, ganadería, pesca y turismo; en la parte serrana de la cuenca, se asientan comunidades Náyeris (conocidas principalmente como “coras”).

El pueblo Náyeri, tiene cientos de años habitando esta zona. Por la amenaza de la posible construcción de la hidroeléctrica Las Cruces, promovida por la CFE y por los tres niveles de gobierno, su cultura, identidad, recursos naturales y territorio están en peligro de desaparecer.

“Los principales impactos en la zona del embalse son Pérdida de hábitat: 4,404.72 ha deforestadas de bosque, selva, pastizales; Posible etnocidio: 14 sitios sagrados náyeri inundados. Choque de culturas por inmigración; Conflictos sociales: Incremento demográfico (1,736 – 5,000 hab.) – competencia por servicios (salud, educación) actualmente insuficientes y desempleo al final de la obra; Desabasto de agua: Presión sobre las fuentes existentes para la construcción y campamentos; Reducción de alimento: Interrupción de migración de 4 especies comerciales; Contaminación: 95,576 tCO2 eq, 390 m3/d de aguas residuales, 9 t/d de residuos sólidos urbanos y 6,300 t de residuos industriales”.

Para evitar llegar a esos escenarios negativos, los habitantes de la cuenca se han organizado en un Consejo Náyeri y Consejo Intercomunitario para oponerse a dicho megaproyecto.

Defender al río y rechazar la hidroeléctrica, representa para la CFE y los gobiernos en turno, ir en contra de sus intereses. Por esto, y como desafortunamente en el país ya no es algo nuevo, algunos miembros de estos Consejos han sido víctimas de represión, amenazas, secuestro y asesinato.
En noviembre de 2013, Odilón de Jesús López fue detenido ilegalmente por agentes de la policía Nayarit; en diciembre de 2014, Julián López Cánare fue “levantado” por civiles en una camioneta, ambos miembros del Consejo Náyeri fueron liberados después de algunas horas de estar detenidos. A esto se le suma el asesinato de dos personas defensoras del territorio, el primero fue el de “Antonino” en julio de 2014 y el más reciente, el de Santos Flores de la Cruz el pasado ocho de enero.

Esta violencia sistemática a los derechos humanos y la latente amenaza al despojo del territorio, es un asunto que debe ser visibilizado. Por esto, los Consejos Náyeri e Intercomunitario, están convocando a una movilización el próximo jueves 26 de febrero a una marcha en Tepic, Nayarit, que iniciará a las 3pm partiendo de la explana de rectoría de la UAN.

El poder no solamente es detentado por las instituciones del Estado o por las transnacionales. El poder también recae en la ciudadanía. Porque somos capaces de generar el cambio. Si volteamos a ver al de al lado, si nos miramos abajo y a la izquierda, seguramente nos vamos a encontrar y entonces vamos a Poder.

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