A los yaquis, como al resto de los indígenas: represiones
Contralínea
Autor: Álvaro Cepeda Neri * Conjeturas
I. No hay comunidad indígena, con los más de 10 millones de personas que las integran y que sobreviven en la miseria, la marginación y la discriminación, que no sea objeto de represiones, encarcelamientos injustos y constantes persecuciones, con la mira de continuar la política de su exterminio. No obstante el levantamiento zapatista en Chiapas, no dejan esos mexicanos de estar amenazados, y muchas de esas amenazas son cumplidas, cuando defienden sus tierras, sus tradiciones y el entorno ecológico. En Oaxaca son combatidos y les niegan la educación laica y gratuita. Lo mismo pasa en Morelos. Y no se diga en Guerrero o Michoacán, donde la profunda crisis general tiene a esas dos entidades al borde una guerra civil parecida a la que el teórico llamó la “guerra de todos contra todos” (Thomas Hobbes, El Leviatán), cuando el Estado ha sido sometido por los cárteles de las drogas, la incapacidad de funcionarios, los excesos militares y que las gubernaturas estén divididas en dos mandos o sus titulares carecen de formación para la política. La política de los desgobernadores es la del nazismo y los indígenas son los nuevos perseguidos a muerte. No hay programas para ingresarlos a una mejor vida cultural, económica y social, y los obligan a permanecer aislados para que no puedan defender eficazmente sus derechos.
II. Los yaquis, la tribu del Noroeste del país que habita la parte del Valle que les dejaron, son perseguidos y encarcelados por el desgobernador de Sonora, Guillermo Padrés, quien insiste en seguir robándose el agua de El Novillo, la presa que se alimenta del Río Yaqui y que surte al municipio de Cajeme, mejor conocido por su cabecera Ciudad Obregón. Agua que es utilizada para la agricultura de la tribu y de los pequeños y medianos propietarios. El panista Padrés, contra viento y marea de amparos, que la Suprema Corte de Justicia de la Nación no ha querido hacer respetar, construyó un acueducto para llevarse el agua por medio de un costoso bombeo para supuestas necesidades de la ciudad-municipio de Hermosillo, ya que ésta tiene más de 600 pozos, su presa Abelardo L Rodríguez y corrientes de agua potable. Pero el desgobernador se propuso dañar a los yaquis y éstos han estado en permanente protesta.
III. Y Padrés, abusando del poder, ordenó y logró el encarcelamiento de dos de sus líderes: Mario Luna Romero y Fernando Gutiérrez, para tratar de amedrentarlos y que cedan su plantón en la carretera. Y que, además, desistan de su lucha por impedir el robo del agua. Lo que busca el desgobernador es que El Novillo sea una presa para la capital sonorense y privar al Valle del Yaqui del agua, con lo cual ahorcaría la economía agrícola. La maldad criminal del panista prepara dejar heredero (con su incondicional Javier Gándara, tan bribón como él), con la finalidad de que el acueducto no vaya a ser clausurado. Lo que es muy cierto es que los yaquis, acosados, no dejarán de combatir por su derecho al agua, apoyados por tres amparos a favor de la tribu. Peña tampoco ha querido cumplir con su obligación de –con esas resoluciones– impedir el robo del agua.